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Muerte del soldado: los audios de despedida eran de Córdoba.

Los padres de Pablo Córdoba reconocieron que la voz de los mensajes de despedida y pedido de perdón, es la de su hijo.

Aunque puertas afuera del juzgado la familia de Pablo Jesús Córdoba (21 años) insiste en que fue un homicidio y pide que la Justicia cambie la caratula de muerte dudosa, la aparición de algunos mensajes de WhatsApp entre el soldado y su familia puede inclinar la investigación hacia el suicidio. Es que los padres fueron citados a declarar y al hacerles escuchar unos mensajes de audio, reconocieron que era la voz de su hijo el que les pedía perdón y se despedía

La muerte del soldado Córdoba en el interior del predio del Grupo de Artillería 16 de Zapala está llena de dudas. Por eso el juez subrogante del Juzgado Federal de Zapala, Hugo Greca, mantiene la causa caratulada como muerte dudosa. Las pericias ordenadas tampoco aportan claridad, ya que la autopsia determinó que tenía dos heridas de bala en el rostro con orificio de salida y sin ningún proyectil dentro del cráneo, lo que imposibilita determinar si fueron provocadas por su fusil automático.

Tampoco hay huellas en el FAL con el que cumplía la guardia durante la madrugada del primero de junio de este año, cuando a las 7 de la mañana lo encontraron herido de gravedad y su estado era crítico. Poco después murió en el hospital de Zapala como consecuencia del daño irreparable producido por dos proyectiles dentro del cráneo.

Aunque la familia insiste en que fue un crimen y reclaman en los medios por el cambio de caratula y cuestionan la labor del juez y sus funcionarios, Greca mantiene la postura de investigar el caso como muerte dudosa, ante la falta de elementos para confirmar cualquiera de las hipótesis que aún mantienen abiertas.

De todas maneras en las últimas horas Mejor Informado pudo conocer de manera exclusiva, que la semana pasada los padres de Córdoba se presentaron en el juzgado de Federal de Zapala, a donde habían sido citados. Esta vez, bajo juramento, declararon en relación a unos audios de WhatsApp enviados desde el celular del soldado. Tanto el padre como la madre reconocieron ante los funcionarios judiciales que la voz que se escucha es la de Pablo.

Esta situación no fue confirmada por la propia familia, que ante los medios de comunicación mantiene una postura rígida sobre la muerte y aseguran que se trató de un homicidio. Aunque reconocieron que estuvieron en la sede del Juzgado, pero asesorados por su abogado, reclamaron el cambio de carátula. Nada dijeron de la aparición de unos audios enviados por el soldado Córdoba.

En cuanto a los mensajes que les fueron reproducidos a la familia, no trascendieron de manera textual, pero se supo que se lo podía escuchar a Córdoba que con tono angustiado les pedía perdón por la decisión de algo que iba a hacer y se despedía.

Aunque esto puede inclinar de alguna manera hacia el suicidio, fuentes cercanas a la investigación negaron que sea esa la intención del juez Greca. Explicaron que aún resta el resultado de varias medidas de prueba que están en pleno proceso y que se negaron por todos los medios a anticipar.

Córdoba murió de dos disparos, un primer tiro ingresó en el cráneo a la altura del mentón con trayectoria ascendente y orificio de salida en los occipitales. En tanto que el otro fue a la altura de la sien, con orificio de salida del otro lado de la cabeza. El primer disparo no le provocó la muerte, aunque lo hirió de gravedad. En caso de que haya sido él quien disparó, los daños provocados no fueron tan severos como para perder la consciencia y, aún agonizando, volvió a accionar el gatillo, pero esta vez con el fusil en la sien.

De la pericia surgió que el FAL estaba en posición de disparo manual, por lo que debió volver a cargarlo para ejecutar un segundo disparo. Lo llamativo es que no se encontraron huellas en el arma, ni del propio soldado. Lo que agrega mayor incertidumbre al caso, porque la enfermera que lo atendió en un primer momento reconoció que ella tomó el fusil con sus manos sin la utilización de guantes.

Otra duda es que ninguna de las personas que lo asistieron pudieron explicar de por qué el cargador estaba fuera del arma. Fuentes consultadas aseguran que por protocolo, ante la manipulación, es obligación desarmar el arma y sacar el cargador para evitar cualquier accidente.

Fuente: mejor informado

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