Existen dos ciudades en Las Vegas: arriba la ciudad del neón, los casinos, los resorts y los bifes a 100 dólares; abajo, una ciudad invisible formada por más de 1500 personas que viven (o, mejor dicho, sobreviven) en los túneles subterráneos de la ciudad.

La semana pasada, una corresponsal de la BBC en Los Ángeles, Leire Ventas, visitó estos túneles para conocer a sus pobladores, y dialogó con algunos de ellos.

“Vinimos aquí a estar tranquilos y a desaparecer del mundo. Aunque ya antes del túnel éramos en cierta forma invisibles”, le explicó Steve, un poblador subterráneo de 52 años.

“Me voy a marchar. Me buscaré un rincón en lo más profundo y voy a desaparecer”, promete Ray (72 años), y uno se lo imagina perdiéndose en una oscuridad más oscura que la propia oscuridad.

Los habitantes de esta ciudad de Las Vegas subterránea son fantasmas de carne y hueso. Espectros amables y reticentes que perdieron sus ilusiones en algún callejón de la ciudad que nunca duerme. A medio camino entre el existir y el no existir. ß

Aunque existe una organización llamada “Shine a light” que les brinda asistencia, los habitantes de los canales subterráneos de Las Vegas viven del dinero hallado en el suelo, de restos de comida y fichas olvidadas en las máquinas tragamonedas. De las sobras y los excesos de la ciudad de arriba.ß