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Gustavo Grobocopatel: “En los últimos años hemos estado más focalizados en resistir que en innovar”

Si hay alguien difícil de encasillar ese es Gustavo Grobocopatel. ¿Cantante o productor agropecuario? En rigor, habría que decir que las dos cosas. Se entusiasma tanto cuando habla de una recien...

Si hay alguien difícil de encasillar ese es Gustavo Grobocopatel. ¿Cantante o productor agropecuario? En rigor, habría que decir que las dos cosas. Se entusiasma tanto cuando habla de una reciente gira por Europa en la que cantó música de cámara argentina y de su reciente disco “Entre dos mundos” con Verónica Cangemi como cuando habla del futuro del campo, de las nuevas profesiones o los problemas que enfrenta la actividad. Ambos universos son compatibles para quien continúa participando en las estrategias de Los Grobo, la empresa agroindustrial que su familia fundó en Carlos Casares hace más de 35 años y cuyo paquete mayoritario fue vendido hace siete años al fondo de inversión Victoria Capital Partners. En una entrevista con LA NACION, Grobocopatel habló también sobre el rol de los empresarios, la pobreza y las retenciones, entre otros temas.

-La Argentina tiene casi el 40% de su población en el nivel de pobreza con muchos problemas de alimentación. Aunque el sector productivo no es responsable de esa situación, ¿aún así, se puede hacer algo?

-Creo que los empresarios en la etapa que viene vamos a tener que mirar con un ojo a nuestra empresa y a nuestro sector y con otro ojo el resto de la sociedad, especialmente esos sectores que están hoy nucleados en lo que llamamos economía popular. Los empresarios somos parte de la solución y creo que tendríamos que empezar a integrarnos con esos sectores para buscar soluciones a esos problemas. La economía popular no vino para quedarse, es un puente, una situación de emergencia y que seguramente, si hacemos las cosas bien, vamos a lograr que esa gente tenga empleo sustentable en el tiempo.

Me parece que eso falta en la agenda del sector. Y uno de los temas más importantes es el de la tierra de esos pequeños productores. Viven en tierras que no son propias, pagando arrendamientos. Si no se les cede la propiedad no vamos a tener sustentabilidad en esas producciones. No van tener techo y van a tener problemas de trabajo. El hecho de que parte de sus utilidades las paguen como alquiler le quitan una cantidad de recursos que deberían ser utilizados para reinvertir en la producción. El problema de la tierra, el techo y el trabajo es también un problema del sector productor.

-¿Es posible solucionarlo con diálogo o inevitablemente tiene que haber una confrontación?

-No, de ninguna manera. Yo estoy involucrado en este tema desde hace algunos años y he hecho distintos testeos de conversaciones y, en general, el acuerdo se logra fácil. Por ahí no se hace público quizás por el temor al “qué dirán” o por prejuicios. Resolver el problema es bastante sencillo en el marco de la ley. El dinero es muy bajo. Me llama la atención cómo los gobiernos en los últimos diez o quince años no lo han resuelto. Me parece que está todo para resolverlo.

-Paralelamente a que pasan estas cosas hay una gran transformación tecnológica en todos los sectores de la economía. Específicamente en el agro, ¿cómo creés que va a impactar ese cambio?

-Creo que va a ser otro agro. Uno se imagina robots no solo que reemplacen a personas sino a máquinas y tractores. Es decir, va a haber un proceso de “destractorización” de la agricultura. Vamos a ver semillas mucho más sofisticadas, envueltas con productos que le mejoren la germinación, la instalación en el suelo. El reemplazo paulatino de los productos químicos por productos físicos para hacer control de plagas y enfermedades. También, aumentos de productividades notables al empezar a usar el nitrógeno del aire y abaratar enormemente el costo del nitrógeno y por lo tanto las relaciones insumo/producto. La inteligencia artificial va a estar ayudándonos a tomar decisiones, a vincularnos con las cadenas de valor mucho más fluidamente. Y también con el uso de combustibles renovables. Es un campo que va a estar mucho más habitado por gente vinculada con el software, el diseño gráfico o la ingeniería de diseño. El perfil del técnico del campo va a ser mucho más diverso, no solamente habitado por los ingenieros agrónomos y los veterinarios.

-¿Qué se necesita para que esta transformación tecnológica sea más rápida?

-Son varias cosas. La primera es que el sistema emprendedor o el ecosistema emprendedor y donde nacen las nuevas compañías proveedoras de bienes y servicios requieren de un mercado de capitales y fundamentalmente capital de riesgo que puedan ayudarlas a sostenerse en el tiempo y se requiere de un contexto macroeconómico más o menos estable. En la Argentina hay muchas empresas, muchos emprendedores, pero les cuesta pasar lo que se llama el “valle de la muerte”, que es ese momento en que tardás en salir al mercado y hacer estable a la compañía. Entonces, muchas mueren en el camino. Tenemos los emprendedores, tenemos las ideas, nos falta ese contexto que las ayude a vivir y a desarrollar esas compañías.

Después está el tema de la adopción de esa tecnología por parte de los productores. Los productores en los últimos años hemos estado mucho más focalizados en resistir que en innovar para aumentar las productividades. Los grandes saltos de aumento de productividad están vinculados con la biotecnología y con la siembra directa, o sea, cosas de hace 20 años, pero ahora estamos preocupados por vender o no vender, no quedar descalzados del dólar si nos endeudamos o cómo pagamos la deuda.

En fin, estamos preocupados por otras cuestiones y entonces eso hace que le saquemos el foco a la innovación y a la productividad. Yo fundé con la gente del Invap, una compañía que se llamaba Frontec, de agricultura de precisión. Hizo un producto de agricultura de precisión que todavía hoy es mejor que todos los que están, era como una especie de Mercedes Benz. Y yo pensé que los productores rápidamente iban a adoptar esa tecnología, pero no fue así, porque se requiere mucho esfuerzo, porque las retenciones le sacan valor a nuestro producto y entonces tenés que invertir más plata para lograr un producto que no vale tanto. Ese tema de las retenciones, además de otros efectos nefastos, tiene uno, que es que deteriora la relación insumo producto y entonces el incentivo a usar más tecnología disminuye. Las retenciones son anti tecnología, por decirlo de alguna manera. Entonces eso hay que corregirlo también.

-¿Un próximo gobierno las puede corregir?

-Eso es lo que digo desde hace 30 años. Ahora cumplo 40 años de ingeniero agrónomo. Nací con el alfonsinismo, cuando había retenciones y doble tipo de cambio una doble Nelson. Por lo menos en el discurso, ahora hay más conciencia del daño y yo creo que todos, más o menos, están de acuerdo que las retenciones tienen que ser sacadas, disminuidas, eliminadas o ponerlas a cuenta de otra cosa. Hay que hacer algo con el tema de las retenciones. Me da la impresión de que viene un tiempo donde este tema hay una oportunidad de cambiarlo. No es una discusión teórica o académica. La Argentina con retenciones está estancada hace diez años. Brasil, sin retenciones, otras cosas, creció el ciento por ciento.

Las consecuencias fueron increíbles. No se vieron las consecuencias en el principio del kirchnerismo, porque los precios internacionales subían y de alguna manera compensaban u ocultaban el daño que las retenciones estaban haciendo. Cuando los precios estabilizaron o bajaron o hubieron sequías allí aparece la manifestación nefasta con todo su energía.

-Tu empresa fue una de las líderes en su momento y luego vendieron una parte. ¿Qué les falta a empresas parecidas a las de ustedes, que todavía hay en el interior, para que se consoliden o crezcan?

-Nuestra familia siempre tuvo una vocación de profesionalizar a la compañía y profesionalizarla también significaba de alguna manera desacoplar el destino de la familia del destino de la empresa. Y eso estuvo siempre en la razón de ser de nuestra familia. Es lo hemos ido logrando, la desacoplamos y esperamos que la empresa dure, no sé 700 años 500 lo que sea, evolucionando. Yo siempre le decía a la gente que trabajaba conmigo, “la empresa de ustedes no es mía”. Ellos me miraban con desconfianza, no me la creían y ahora hace poco, me dijeron “si, tenés razón nosotros hacemos lo que queremos, la empresa es nuestra. Recibimos una retribución por lo que hacemos y la consideramos nuestra”. Bueno, ese es un caso el del de nuestra familia, que no son casos muy comunes, la mayoría de las empresas son familiares en el sector agrícola y permanecen familiares toda la vida hasta que la sucesión, la venta la compra hace su camino. Esto es así en la Argentina, pero también en general en casi todo el mundo. Nosotros siempre apostamos algo distinto, a una empresa que pueda tener acceso al crédito, no solamente de los bancos, sino de inversores. Para que los inversores confíen en la empresa, tiene que ser profesional con procesos estandarizados, políticas sistemas de control, quizás en general no existen en las empresas familiares, pero fue una apuesta. No está ni bien ni mal cada uno hace la suya.

-¿Qué estrategia tienen, pueden seguir creciendo en el país, piensan crecer en hectáreas, almacenamiento o agricultura digital?

-Tenemos una oportunidad de crecimiento enorme porque nuestro market share es pequeño. Tenemos una posibilidad de crecer enorme, haciendo más de lo mismo, pero mejor. También están las oportunidades que aparecen en otros lados. Cada vez está más discutida la idea de estrategia. Cambian tanto las cosas tan rápido, que algo que hiciste a tres años dentro de seis meses quedó viejo. En Harvard hay académicos que hablan de “estrategiar” que es estar permanentemente revisando la estrategia, que no es una foto de algo que queremos llegar, sino es un hecho permanente de repensar lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo. Me parece que eso se adapta mucho más a estos tiempos. La empresa es más competitiva, si puede transformar y cambiar su estrategia más rápido que otra, no si tiene una mejor estrategia.

-Los alimentos se han vuelto en los últimos años, por la pandemia y la guerra en Ucrania, una cuestión estratégica, al menos para muchos gobiernos. ¿Es así?

-Sí totalmente es así. El tema de la seguridad alimentaria es clave. El campo hoy afecta a la seguridad alimentaria y a la pobreza porque en la mayoría del mundo la pobrez está en las zonas rurales. Y también afecta el tema de medio ambiente, con las emisiones y demás. Hay tres temas claves en la agenda de la humanidad en las que el campo está involucrado con lo cual todos los gobiernos tienen ese tema con la agenda. Lo que sucede es que los gobiernos no saben muy bien qué hacer, porque desconocen algunos secretos que tiene la actividad agropecuaria. Al final, como no saben qué hacer, prefieren subsidiar o parches que no tienen efecto transformador. Eso ocurre en casi todo el mundo salvo algunos países desarrollados, que ya tienen resuelto el tema.

Estuve mucho en África y en algunos países de Europa de lo que se llama Eurasia. Obviamente a Latinoamérica la conozco bastante bien, estuve en Colombia, en México y en Venezuela, entre otros. Ahora la pregunta es ¿por qué los gobiernos no conocen sobre agricultura?. Minimizan el hecho cultural. El campo y la actividad agrícola tienen mucho de la cultura, del saber hacer local, del conocimiento específico. En general es gente no conoce el campo. Todas las recomendaciones no llegan adonde tienen que llegar. No saben hablar con agricultores y conocer sus dramas.

-¿En la Argentina eso pasa también?

-En la Argentina tenemos como un campo más sofisticado. Lamentablemente por hechos históricos y culturales, un campo que está como desconectado de la política y de las de las fuerzas de la sociedad civil.

Hago la salvedad que después de la 125 creo que lo único bueno que hubo fue que empezamos a estar más conectados, pero no totalmente. Hhay una sociedad que todavía no entiende muy bien el campo. Estoy viendo que en los últimos años sí hay políticos que sí lo entienden, en todos los sectores, pero les cuesta todavía pasar del entendimiento a las acciones concretas. No quieren pegar esos saltos, es como que desconfían que el impacto que vaya a generar el campo sea lo suficientemente positivo como para ir arreglando los temas que tiene la Argentina. Tienen una mirada muy pequeña del campo, creen que el campo es un productor o a lo sumo una fábrica y no entienden todo este ecosistema que describí al principio y lo que significa el campo para los pueblos del interior y para el desarrollo de toda la Argentina, las economías regionales y demás.

-¿Y por parte del campo ves a colegas o gente joven que tienen que dar un salto para involucrarse un poco más?

-Hay mucha gente que ya lo está empezando a dar, pero hay que animarse a dar saltos más largos más profundos. Eso es parte de la agenda agropecuaria de los próximos años.

-¿Te cambió tu forma de pensar desde que te dedicás más tiempo a la música?

-Una salvedad: hace 30 años que estudio música, siempre estuvo presente en mi vida. Ahora lo puedo desarrollar con más libertad. El pensamiento artístico ayuda mucho al desarrollo de las competencias del siglo XXI. Te hace comunicar mejor. Hay una comunicación empática del arte que sirve para la empresa. Un líder en una empresa necesita la comunicación empática. La creatividad y la capacidad de innovación está vinculada con la posibilidad de mirar las cosas desde otro punto de vista. El pensamiento artístico estuvo siempre en mi vida, pero tener la posibilidad de ir cambiando de una cosa a la otra es muy bueno en determinadas edades en donde se pueda elegir. Como las personas vivimos más años tenemos que empezar a cultivar cosas en paralelo que nos permitan decidir con libertad qué queremos hacer y cómo hacerlo.

Mini bíoVive entre Uruguay y la Argentina. Fundó hace más de 35 años el grupo Los Grobo, desde Carlos Casares. Dedica gran parte de su tiempo a la música en forma profesional.Con la prestigiosa cantante Verónica Cangemi presentó el disco “Entre dos mundos” en Mendoza, San Juan y San Luis. En septiembre lo hará en Buenos Aires y en octubre en Tucumán

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/gustavo-grobocopatel-en-los-ultimos-anos-hemos-estado-mas-focalizados-en-resistir-que-en-innovar-nid15072023/

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