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Uvita Fernández: el goleador implacable que pasó de las críticas furiosas en San Lorenzo a un nuevo despertar en Defensa y Justicia

Enero de 2022. Nicolás Fernández abre el marcador en un partido estival entre San Lorenzo y Talleres, se desahoga y con su grito apaga un poco la efervescencia de la crítica despiadada de un nut...

Enero de 2022. Nicolás Fernández abre el marcador en un partido estival entre San Lorenzo y Talleres, se desahoga y con su grito apaga un poco la efervescencia de la crítica despiadada de un nutrido grupo de fanáticos. Uno de los señalados de la crisis temporal del Ciclón, el delantero que tiene talento, le pega al balón con las dos piernas, es bueno en el cabezazo (a pesar de su altura, de apenas 1,66m), que convierte goles de todos los colores, acepta la furia de nuestra sociedad.

“Yo lo banco porque soy de barrio y sé como es. La peleé de abajo, soy hincha de Unión e iba a la cancha y siempre pasaba lo mismo. Nunca dejé de alentar ni de tirar para el mismo lado, la puteada es para que te despiertes y te levantes. No es de mala leche, es la verdad”, sostenía, en el medio de la tempestad. Un análisis con facetas que abren el juego del debate, más allá de la coyuntura.

¡Gol de @SanLorenzo! Uvita Fernández, que esta vez no falló, puso el 1-0 sobre @CATalleresdecba en UNO y se mete en la final ante Boca.

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— ESPN Fútbol Argentina (@ESPNFutbolArg) January 23, 2022

A carne viva, al ser uno de los más cuestionados más allá del campo de juego, insistía: “La gente es la que siempre está, es la que hace grande al club. Quizás a alguno le molesta cuando lo putean pero el hincha se expresa así porque es su equipo y lo sufre como nosotros, por eso lo entendemos. El apoyo intenso e incondicional de la gente es algo con lo que siempre contamos, por eso más allá de algún chiste de que no alientan que tiramos no es así, me crucé con uno en redes sociales pero para estar juntos, tirar para el mismo lado porque trabajamos muy duro para poner a San Lorenzo en lo más alto, porque es lo que se merece”.

Uvita Fernández es el Romario del fútbol argentino. El Chapulín (1,67m) fue un goleador universal, casi siempre en las primeras ligas, matizado por algunos excesos y diversiones. El pequeño gran delantero que en Defensa y Justicia recuperó el fuego sagrado en el área y la alegría detrás de escena, tiene detalles que lo llevan a contemplarse en ese exagerado espejo. De Florencio Varela a Boedo. De Boedo a Florencio Varela en un unipersonal extraordinario: a los 27 años, acaba de marcar los tres del Halcón en el 3-1 sobre Millonarios por la Copa Sudamericana, lleva 5 en el torneo internacional y 9 en la Liga Profesional, la misma cifra que Lucas Beltrán, por ejemplo.

Resulta un dato revelador: la pareja Gastón Togni-Nicolás Fernández en Defensa y Justicia y en la Copa Sudamericana es demoledora: participaron directamente en el 80% de los tantos del Halcón. Togni: 4 goles y 4 asistencias; Fernández, 5 goles y 2 asistencias.

Se cae, se levanta. Así en la vida como en el fútbol. Sueña con volver a los primeros planos. Aunque sabe que, íntimamente, ya los integra. “Teniendo este nivel, siguiendo así y corrigiendo los errores que tengo, voy a triunfar y tengo ganas de pegar un salto. San Lorenzo fue un paso importante, pero pensé que iba a ir mucho mejor. No fue así por el contexto que vivía el club. He pasado momentos lindos y feos. Es un club muy lindo. Se extraña por momentos. Los errores la gente te lo hacía saber, te abrían los ojos para corregirlos. Sigo en contacto con muchos chicos del club”, expone Fernández que, como Togni, en Florencio Varela encuentran la plataforma para despegar. En Avellaneda y en Boedo perdían la puntería.

Uno de los diez hermanos Fernández: cinco se desempeñan en el fútbol profesional. No se olvida (jamás se olvida) de su dura historia personal. Del barro al oro: con tragedias y dramas que lo acompañan toda la vida. Su apodo, Uvita, no tiene relación directa con ningún tipo de bebidas. “Me decían Uvita desde la calle, porque era negro y chiquito”, recordó, más de una vez. Largas horas, sin lunas ni soles, con almuerzos y cenas intermitentes, pasajeros, siempre con el balón debajo de la suela como respuesta a todo. Una invitación a un mundo mejor.

Contaba, en una íntima charla con TyC Sports, sus tiempos juveniles en las calles oscuras de Santa Fe: “Fue una vida bastante dura. Siempre pedíamos pan en la casa de enfrente y en las de los costados. Igualmente fue alegre: jugábamos con amigos todo el tiempo. Mi mamá era la que laburaba y mi tío nos llevaba a los entrenamientos, pero mi papá no estuvo a la altura de comportarse como un verdadero padre”.

El drama de Brian, la tragedia de David, dos de sus hermanos. Y la moneda que Uvita siempre arroja de este lado del mostrador. A veces, a la fortuna de la vida hay que ayudarla con acciones, gestos. Un eterno volver a empezar. Decía en esa misma entrevista: “Siempre me acuerdo de la vida dura que pasé, del hambre. Soy un chico humilde de una familia humilde. En Santa Fe nos hicimos famosos por cómo jugábamos en el barrio y la gente nos paraba por la calle para felicitarnos. Cuando llegué a Varela también me hice una fama, pero no descarrilé: aprendí mucho con lo que les pasó a mis hermanos y me fueron quedando enseñanzas.”

Ahora, Uvita se ríe: lo que no es poco. En el exterior ya conocen su clase: es bueno hasta en los cabezazos. Hincha del Tatengue, con sueños de Europa, lo dice tímidamente. “Se me están dando los goles. Metí varios, es un año muy lindo. Espero seguir así, con humildad, trabajando. Aún tengo mucho por corregir”, acepta el pequeño gigante, que hace del gol todo un arte.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/uvita-fernandez-el-goleador-implacable-que-paso-de-las-criticas-furiosas-en-san-lorenzo-a-un-nuevo-nid01072023/

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