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River consiguió un triunfo bajo la nube negra que en los últimos días se instaló entre el banco y la cancha

A River se le iba a evaluar tanto su capacidad de reacción futbolística como los gestos simbólicos que ayudaran a descifrar hasta qué punto la erosión del vínculo entre los más veteranos del...

A River se le iba a evaluar tanto su capacidad de reacción futbolística como los gestos simbólicos que ayudaran a descifrar hasta qué punto la erosión del vínculo entre los más veteranos del plantel y su entrenador hace viable y sostenible la continuidad del proyecto, que por ahora los dirigentes apoyan de manera irrestricta. Tras las palabras, el momento de los hechos. Si se trata de una tormenta pasajera o si la nube negra que apareció seguirá cada uno de los pasos del equipo, vaya donde vaya dentro de la cancha.

El fútbol tiene infinidad de vericuetos y atajos. A los dos minutos, un pase demasiado potente de Simón exigió de Borja un control esforzado, con la pierna derecha estirada para que la pelota le pegara e hiciera una parábola que cayó como un meteorito por arriba del arquero Medina. Un gol raro, como este momento de River, que venía de disputar ante Vélez uno de los peores partidos del ciclo Demichelis, justo cuando unos días antes los cimientos internos crujieron por un mal manejo en la comunicación subterránea del entrenador en sus puntos de vista sobre algunos jugadores, algunos de ellos con gloria conquistada mientras él ni siquiera se había hecho cargo todavía de juveniles de 18 años de Bayern Munich.

Tras el gol, Borja le fue a dar un abrazo a Demichelis, que seguramente lo valorará más que los muchos que se dio con un montón de sus jugadores cuando no hace mucho festejaron un título ganado por 11 puntos de ventaja. Es cierto, Borja no es referente, pero necesita hacer goles para no quedar en desventaja en la comparación con Beltrán. Y Demichelis lo eligió como el reemplazante natural, por delante de Rondón, un refuerzo pedido por el técnico. De ahí que el colombiano le haya ido a transmitir un “estoy con vos”. Llevaba 322 minutos sin convertir Borja, que suma 18 tantos desde que llegó a River.

Lo más destacado de River 3 - Arsenal 1

Menos efusivo fue el saludo al que se prestó Enzo Pérez con el director técnico cuando fue reemplazado a cinco minutos del final. Desde unos minutos antes, el capitán, con el ingreso de Kranevitter, había pasado a jugar como un volante más liberado, con llegada al área. Tras una estupenda pared con Nacho Fernández, Enzo Pérez estrelló la definición en el travesaño. Se hubiera venido abajo el Monumental de haber sido gol. Igual, el capitán se llevó la ovación cuando fue sustituido por Zuculini; Demichelis lo esperaba con un aplauso sostenido, quería que su tributo fuera ostensible y le jugó un gesto cómplice que no tuvo demasiado eco.

Respecto de la dura derrota contra Vélez, a la titularidad volvieron Casco (en el lateral izquierdo), Barco, “Nacho” Fernández y Lanzini. Para mantener por tercer partido consecutivo la innovación de Simón como lateral derecho, el sacrificado fue Enzo Díaz, un defensor que rara vez está por debajo de las expectativas. Esta vez le tocó pagar los platos rotos, justamente porque su suplencia no hace ruido ni agita el avispero.

La formación tenía un punto atractivo, con la reunión de cuatro volantes con perfil de N° 10 (De la Cruz, Barco, Fernández y Lanzini). De ellos, De la Cruz es un estilista que juega de muchas cosas más. De escudero de Enzo Pérez en el círculo central, de agitador con la pelota en los pies, de francotirador, como lo demostró con el golazo desde casi 30 metros.

Dominador del partido por peso propio, River aceleraba de manera discontinua, por momentos se enredaba solo, pero igual era insinuante cuando llegaba al área rival en posición de remate. Arsenal resistía, más por acumulación de jugadores en campo propio que por recursos. River se complicó solo con el nudo que se hizo Armani para controlar un remate de media distancia de Sporle; al arquero lo salvó que el jugador de Arsenal que recogió el rechace estaba en off-side.

Ya en el segundo tiempo, Armani no tuvo coartada con el centro desde la izquierda de Cejas que pareció desviarse en un jugador y provocó que se desentendiera con Funes Mori. “Vas vos, voy yo”, no fue ninguno y Arsenal se encontró con el descuento. Después el arquero se redimió con dos tapadas, en esos pasajes tan frecuentes en los que River pierde los papeles en la defensa.

River volvió a la carga, tenía que boicotearse mucho para no establecer una diferencia contra un rival que se está yendo al descenso por los promedios y la tabla anual. Un brazo de Breitenbruch en un centro de Casco le aligeró el trabajo con el penal que convirtió Borja. Le quedó margen para golear, le quedaron algunos goles en el tintero. Fue cumplidor y puntual para estirar el récord a 17 triunfos oficiales consecutivos en el Monumental. Justamente el último que le había arrebatado puntos de local fue Arsenal, en el torneo pasado.

“Dimos una muestra de carácter. Somos un grupo fuerte y competitivo”, dijo De la Cruz, una vez más la figura, la que despierta el grito “¡uruguayo, uruguayo!” entre los hinchas. Demichelis se sintió reforzado, tras los 10 días más difíciles desde que asumió: “Vamos a seguir trabajando mucho para recuperar esa mística de los últimos años del verdadero River y al campeón de hace meses atrás”. Todo en una noche muy ventosa en el Monumental, con ráfagas cruzadas, con el pronóstico incierto que transmite este River.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/river-consiguio-un-triunfo-bajo-la-nube-negra-que-en-los-ultimos-dias-se-instalo-entre-el-banco-y-la-nid17092023/

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