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Reseña: Querido comemierda, de Virginie Despentes

Un hombre publica en Instagram un comentario ponzoñoso sobre el aspecto físico de una actriz que ya pasó los 50 años. Ella le responde con igual o mayor virulencia. Él retrocede y le escribe u...

Un hombre publica en Instagram un comentario ponzoñoso sobre el aspecto físico de una actriz que ya pasó los 50 años. Ella le responde con igual o mayor virulencia. Él retrocede y le escribe un mail pidiendo disculpas. Ella insiste en vapulearlo. Así y todo, ambos inician un intercambio epistolar del que, como suele ocurrir en las novelas de la francesa Virginie Despentes (Nancy, 1969), emerge una poderosa instantánea del malestar en la cultura contemporánea.

Querido comemierda (Cher connard, en el original) está estructurado a partir de las cartas que se envían Oscar Jayack, escritor exitoso hostigado por el movimiento #MeToo, y Rebecca Latté, estrella en decadencia a la que él tiene la mala idea de ofender públicamente. Al intercambio entre ambos se suman, como en un contrapunto, las publicaciones del blog feminista de Zoé Katana, joven asistente de prensa que denunció a Jayack por acoso laboral.

El tablero ya está dispuesto: redes sociales, cancelación, disputas en torno a las políticas de género. El latido profundo del siglo XXI, una obsesión a la que Despentes vuelve en cada una de sus obras, se nutre en Querido comemierda de los entresijos, tensiones y miserias de la industria editorial y la industria cinematográfica en plena era digital. Aunque de modo algo menos fluido que en Vernon Subutex –el registro epistolar tiende a inclinar la balanza más hacia lo declarativo que a las peripecias–, la autora hace gala de su capacidad para construir personajes que exudan autenticidad. Su mirada es la de un feminismo díscolo, que no duda en cuestionar algunas expresiones de la militancia actual ni tiene problemas en reivindicar ciertos aspectos de la posición masculina. “Queridas hermanas, un esfuerzo más, ya casi somos tan estúpidas como los hombres”, escribe Zoé Katana en su blog. “Quieres ir por ahí como autor insomne y juerguista pero no quieres que te escupan. Tómate lo que viene con filosofía y cómprate un par de huevos”, le lanza Rebecca Latté a un Oscar Jayack compungido por los efectos de la cancelación, tan cerca de los hombres “tímidos y vulnerables” con los que Despentes se solidariza en Teoría King Kong como capaz de ser el cretino que, efectivamente, hizo detonar la integridad psíquica de Zoé.

Tanto Rebecca como Oscar son originarios de Nancy, la ciudad donde nació y se crió Despentes. Más allá del guiño autobiográfico, la voz de la autora permea el discurso de los tres personajes y asoma sobre todo en las palabras y el talante de Rebecca Latté. Mordaz, incluso temible, la actriz sabe atacar sin perder el pulso ni derrapar en la crueldad. De la mano de este personaje surge una novedad en el universo Despentes: la sospecha de que, aun en un mundo feroz, algo parecido a la redención es posible.

Querido comemierda

Por Virginie Despentes

Random House

Trad.: Robert Juan-Cantavella

264 páginas

$ 12.999

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/resena-querido-comemierda-de-virginie-despentes-nid25112023/

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