El regreso de Lionel Messi en Inter Miami duró apenas 36 minutos. Fue el tiempo que el rosarino estuvo en el campo de juego en el partido de este miércoles por la MLS frente a Toronto, donde partió como titular y estuvo cerca del gol en dos ocasiones pero terminó pidiendo el cambio. Salió de cabeza gacha, mucho antes de lo que estaba previsto.

Después de haberse ausentado en el encuentro con el seleccionado argentino en Bolivia, donde estuvo junto al plantel y en el banco de suplentes pero no integró el equipo, Leo tampoco había viajado a Atlanta el fin de semana, cuando Inter Miami jugó como visitante ante el United (y perdió por 5-2). Para este encuentro, el DT Gerardo Martino sí lo tuvo disponible, pero debió suplantarlo durante la etapa inicial, cuando la idea era que saliera en la segunda etapa.

Messi había tenido dos buenas ocasiones de gol, con un remate desde afuera del área y una definición de aire que se fue cerca, y no parecía haber rastros de la molestia muscular que lo aquejaba tras el triunfo de Argentina sobre Ecuador en el Monumental. Pero, de golpe, no aceleró en un avance y en la siguiente jugada sorprendió al sacarse la cinta de capitán, cedérsela a DeAndre Yedlin y se quedó quieto en el campo esperando que Robert Taylor estuviera listo para tomar su lugar. Se tomó unos instantes para bajarse las medias, quitarse las canilleras y que su compañero esté listo para ingresar.

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Inicialmente sin rastros de una lesión severa, Leo se fue caminando hacia el sector que ocupaban los suplentes y Jordi Alba, que había salido lesionado pocos minutos antes. Por unos instantes se quedaron ambos conversando, hasta que el rosarino se fue al vestuario, antes de que el árbitro marque el final del primer tiempo y que Facundo Farías ponga en ventaja al equipo, en el descuento. Luego, se gestó la goleada.

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“En la semana vamos a evaluar qué tienen Leo y Jordi”, se limitó a decir el Tata, cuando lo consultaron desde la transmisión oficial en el entretiempo. No estaba conforme por el juego, y las bajas le sumaron otra cuota de fastidio.

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Inter Miami tiene por delante otra fecha de la MLS el domingo próximo como visitante ante Orlando City, obligado a seguir ganando para pelear por un lugar en los playoffs y sin Messi, y una final en apenas siete días: el miércoles 27 jugará con Dynamo la definición de la US Open Cup, con bajas posibilidades de contar con el rosarino. Enseguida, el 30 de este mes, recibirá a New York City, por la MLS.

Para Inter Miami, la baja de Messi es un golpe duro más allá de la goleada por 4-0 ante el último de la Conferencia Este. El torneo está en la etapa de definiciones y el conjunto de la camiseta rosa necesita apilar victorias para conseguir la hazaña de llegar a los playoffs. Hoy ocupa el decimotercer lugar, con 31 puntos, y necesita escalar al menos hasta el noveno puesto, uno de los dos que lleva a un repechaje para ingresar a los octavos de final. Washington, que este miércoles igualó 1-1 con Atlanta United, tiene 36.

A los de Fort Lauderdale le quedan seis juegos por delante. Además de jugar con Orlando y New York City este mes, en octubre se medirá con Chicago Fire, el 4; Cincinnati, el 7, y dos veces, el 18 y el 21, con Charlotte, otro de los que buscan trepar en la tabla y llegar a la postemporada. Esos dos juegos pueden ser decisivos para pellizcar la clasificación a la siguiente etapa.

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Con el seleccionado argentino, las próximas convocatorias serán para el 12 de octubre, cuando se mida con Paraguay como local, y el 17, fecha prevista para visitar a Perú. Es, a la luz de los hechos esta noche, una incógnita el futuro de Messi con su equipo y el seleccionado.

Ya en el encuentro con Ecuador, Messi salió reemplazado después de marcar el golazo de tiro libre que definió el duelo y advirtió que esa imagen infrecuente iba a comenzar a verse, posiblemente, con mayor asiduidad. Hoy, con la salida en el primer tiempo por una molestia que viene arrastrando, aquellas palabras retumban mucho más, con una dosis extra de preocupación.