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La guía de la realeza. Matrimonios pactados, familias sin reinos y nobles despreciados: los enigmas de Gotha

Como una guía que indicaba el quién es quién dentro de la realeza europea, el Gotha, que se editó desde 1763 hasta 1944, funcionó como una especie de brújula, especialmente a la hora de decid...

Como una guía que indicaba el quién es quién dentro de la realeza europea, el Gotha, que se editó desde 1763 hasta 1944, funcionó como una especie de brújula, especialmente a la hora de decidir matrimonios. Dividido en secciones, según la jerarquía de cada miembro, era un lugar de consulta en una sociedad que estaba estructurada en niveles. Hubo casos de argentinos casados con europeos de esas importantes casas reales.

Surgido en el siglo XVIII, cuando la sociedad era otra, nació como un calendario que era tanto solar como lunar y, desde su inicio incorporó la genealogía. Impreso en el ducado alemán Sajonia-Coburgo-Gotha, de donde toma el nombre, incluía, en sus primeras ediciones, a los emperadores alemanes y a las casas de Sajonia. Luego sumaron a los principales señores de Alemania.

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Las casas reales más prominentes de Europa estaban detalladas entre sus páginas. “En la primera categoría estaban las casas reales que reinaron en Europa hasta la Primera Guerra Mundial, cuando caen muchas, como Rusia, Alemania y Austria. En la segunda estaban los príncipes que habían reinado en Alemania y ya no reinaban más. Después del Tratado de Westfalia, Alemania quedó desmembrada en muchos principiados reinantes. Eran 350 estados que fueron desapareciendo, siendo absorbidos por otros.

En la segunda sección del Gotha estaban, entonces, los señores mediatizados, pertenecientes a las grandes casas que habían dejado de reinar”, explica a LA NACION Gustavo A. Arigós Calderón, miembro del Centro de Genealogía de Entre Ríos. En la tercera categoría, en tanto, se incluían las casas nobles más importante de cada país.

La razón de ser del Gotha se vincula con el concepto que se impuso a partir del absolutismo de fines del siglo XVII, cuando, por medio del derecho divino y de la elevación de la realeza, las casas reales se situaron por encima de la sociedad a la que pertenecían. En consecuencia, los príncipes sólo se casaban con otros príncipes, considerados pares. Con la nueva concepción del poder se estableció un abismo entre la realeza y la nobleza.

La morganaticidad provoca que el que se casa con alguien que no es igual pierda sus derechos

“Todas las casas reales tenían estatutos que establecían que sus miembros sólo se podían casar con quienes eran iguales por nacimiento”, explica Arigós Calderón.

Para contribuir a mantener ese orden, en ese momento el Gotha se volvió indispensable. Estaban permitidos los casamientos entre personas de la primera y la segunda sección. En cambio, aquellos que estaban en la tercera podían hacerlo con un noble.

“Antes del absolutismo, un príncipe o un rey podía casarse con un noble. Esto después cambió. Los matrimonios morganáticos resultan de cuando un rey se casa con un príncipe que no es de su misma categoría. Jorge IV de Inglaterra se casa con una católica, y ese matrimonio se consideró nulo, era morganático -esto es cuando ambas partes no son iguales-. La morganaticidad provoca que el que se casa con alguien que no es igual pierda sus derechos. Esta es la utilidad del Gotha, que reflejaba cómo funcionaba la sociedad de la época”, detalla el estudioso de la genealogía.

Este sistema funcionó así por siglos hasta que quien lo quebró fue nada menos que la reina Victoria, cuando permitió que su nieto, el duque de Clarence, se casara con María de Teck, que pertenecía a una casa morganática, de la tercera categoría del Gotha. “La reina Victoria defendía un viejo orden, pero sabía adaptarse. María de Teck no llegó a casarse con el duque de Clarence, quien falleció, pero lo hizo con su hermano, el duque de York, que sería más tarde Jorge V. La reina fue la primera que modificó los estatutos para permitir ese matrimonio”, señala Arigós Calderón.

Más tarde, Jorge VI se casó con Isabel Bowes-Lyon, que era de la nobleza, pero no estaba en la tercera categoría, donde figuran las casas más importantes, que no son más de cuatro o cinco.

“El Gotha original es el que existió hasta 1944, cuando todavía tenía sentido. Ya después de la primera Guerra Mundial empezó a perder sentido”, afirma Gustavo Arigós Calderón. Se refiere al viejo Gotha cuando habla del que se editó hasta 1944, y es al único que considera legítimo. Es que a partir de la década del 60 se editó una nueva versión en Francia, que incluyó casas nobles francesas que no estaban presentes en el original. Y una última versión apareció en la década del 90, con el patrocinio de la casa real española.

“Pero no son Gothas”, afirma Arigós Calderón que, además, reconoce que ninguna de las versiones, aún la original, tienen sentido hoy. En la actualidad, al haber caído las grandes casas reales, “al no tener tronos ni reinos, esos códigos dejaron de tener sentido”. Y menciona, como ejemplo de la sociedad moderna, la unión del príncipe heredero de Dinamarca, Federico, con la australiana Mary Donaldson y del príncipe de Gales Guillermo con Kate Middleton.

“En una sociedad moderna no tiene sentido porque el Gotha responde a una sociedad estructurada donde las clases sociales formaban parte de la estructura legal de la sociedad. El heredero de Francisco José de Austria, su sobrino (Francisco Fernando de Austria), se casó con la condesa Sofía Chotek, que era noble. Ese matrimonio era morganático. Al casarse con una noble, los hijos que tuvieran no podían heredar el trono, perdían los derechos. A él lo asesinaron en 1914, lo que desató la Primera Guerra Mundial”, detalla

¿Matrimonios de argentinos con miembros de familias que figuran en el Gotha? Los hubo, siendo el más notable el de Máxima Zorreguieta con Guillermo IV de los Países Bajos. Además, se unieron en matrimonio María Beatriz de Saboya con Luis Reyna Corvalán y María Pía de Borbón con Rafael Padilla. Otros casos fueron los matrimonios de María Luisa de Alvear con Charles Radziwill, Juana Díaz Unzué con el duque de Luynes, María del Carmen de Alvear -hermana de Marcelo T.- y el príncipe Adolfo de Wrede, el príncipe Alejandro von Dietrichstein y Mercedes Dose Obligado y el príncipe Estanislao Poniatowski y Leticia Cárcano Bemberg, entre otros.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/la-nacion-revista/la-biblia-de-la-realeza-matrimonios-pactados-familias-sin-reinos-y-nobles-despreciados-los-enigmas-nid01062023/

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