Generales Escuchar artículo

La candidatura de Massa, ¿es buena o mala para la economía y los mercados?

Los mercados reaccionaron con euforia. El lunes siguiente al sorpresivo anuncio de la precandidatura de Sergio Massa a la presidencia los mercados de acciones y bonos argentinos volaron. El Merval,...

Los mercados reaccionaron con euforia. El lunes siguiente al sorpresivo anuncio de la precandidatura de Sergio Massa a la presidencia los mercados de acciones y bonos argentinos volaron. El Merval, el índice de acciones líderes de la Argentina, trepó 2,8%. Las acciones de empresas como Edenor y Banco Macro, cuyos dueños el mercado percibe cercanos al flamante precandidato presidencial, tuvieron una performance aún mejor y subieron 16,8% y 7,2%, respectivamente. Tuvimos una precuela de lo que sería el más pleno capitalismo de amigos. Los bonos en dólares del Gobierno también treparon fuertemente. El Global que vence en 2035 subió un 5,4% el lunes 26.

En el mercado se escuchaban varias razones detrás de este optimismo. Al conseguir la precandidatura presidencial, se esfumaba la posibilidad de que Massa deje el Gobierno dando un portazo, lo que muy probablemente hubiese llevado a la economía un paso más cerca de la hiperinflación. También implicaba una fuerte derrota para Cristina Kirchner, que se había visto obligada a bajar a su candidato de la generación diezmada, Eduardo “Wado” de Pedro. Adicionalmente, el mercado festejó que, a partir de este anuncio, todos los principales precandidatos a la presidencia son “pro mercado”. Por último, el mercado especuló que el Massa ministro de Economía no dejaría que las variables económicas se desajusten de aquí a las PASO para no perjudicar al Massa candidato.

El martes 27, sin embargo, al mercado le entraron dudas. El Merval cayó 3,7% y para el jueves seguía en valores similares al martes, aunque algunos argumentan que es una toma de ganancias natural después de subas tan fuertes en los últimos meses. Los bonos en dólares, que venían más rezagados que las acciones, no variaron mucho el martes y treparon apenas 1,4% más en los dos días siguientes. Quizás la candidatura de Massa no sea tan buena para la economía y los mercados. Con De Pedro, el peronismo se encaminaba a una derrota épica, que alejaría por mucho tiempo la vuelta del kirchnerismo al gobierno. Massa, en cambio, es un candidato más competitivo. Es más, su candidatura quizás permita al peronismo retener la provincia de Buenos Aires. Hacer un ajuste de tarifas y de tipo de cambio con el PJ gobernando la provincia podría volver inestable al próximo gobierno. Otros se preguntaban, ¿es cierto que Cristina Kirchner perdió con el cambio de candidaturas? Y citaban la nota a Andrés Malamud en LN+, quien sostuvo que era la gran ganadora, al distanciarte de una segura derrota electoral.

Las respuestas a algunos de estos interrogantes las tendremos en las primarias del 13 de agosto. Pero para eso falta mucho en la medida de tiempo argentino. Así como existe el mito de que cada año de la vida de un perro es equivalente a siete años de vida de un ser humano, cada semana nuestra de aquí a la segunda vuelta del 19 de noviembre valdrá como siete semanas de, digamos, un suizo. El chiste de que los argentinos tenemos una vida de perros se hace solo.

Mientras termino de escribir esta columna, el Gobierno debate cómo pagar el vencimiento con el FMI de cerca de US$2700 millones. Los pagos debían hacerse la semana del 19 de junio, pero fueron pospuestos hasta el 30, en lo que es una práctica aceptada por el FMI. Pasarse del 30, en cambio, pondría a la Argentina en un atraso con el organismo. El Gobierno cuenta con unos US$1700 millones equivalentes en Derechos Especiales de Giro (DEG), la moneda del FMI, prestados por el mismo organismo. El resto lo debe poner de las propias reservas, ya que el nuevo desembolso del Fondo todavía no fue aprobado.

Como reservas propias no tiene, el Gobierno deberá utilizar o bien yuanes o bien encajes de los depósitos en dólares de los argentinos. Antes del pago al FMI, las reservas netas, excluyendo el oro, eran negativas en cerca de US$5000 millones. Es decir, de esto se puede deducir que el Banco Central (BCRA) está usando parte de los encajes de los depósitos en dólares para intervenir en el mercado cambiario.

Esto hace más acuciantes las negociaciones con el FMI. Existen tres alternativas, pero una tiene muchísimas más probabilidades que las otras. La primera es que el FMI diga que la Argentina no cumplió con las metas del programa y que utilizó reservas para intervenir en el mercado paralelo (más de US$1200 millones desde inicios de mayo), a pesar de haberse comprometido a no hacerlo, y dejar al país sin programa. En el extremo contrario, el FMI le prestaría al Gobierno no sólo el dinero necesario para que le repaguemos, sino que le daría un monto adicional para intervenir en el mercado cambiario. Si bien estas opciones no pueden descartarse, son poco probables. Los principales accionistas del FMI no querrán salir en la foto empujando al país al precipicio. Por otro lado, tampoco querrán prestarle plata de más para que el Gobierno la gaste en la campaña vendiendo dólares a un tipo de cambio inadecuado. A menos que la Argentina tome medidas correctivas cambiarias y fiscales, lo que parece poco probable a poco más de un mes de las PASO.

La opción más probable entonces es que el acuerdo con el FMI sea una ficción, donde se simula que la Argentina tiene un programa económico para poder prestarle lo suficiente como para que repague la deuda con el mismo FMI, pero poquísimos o ningún dólar adicional. Esto dejaría al Gobierno sin capacidad extra para intervenir en el mercado cambiario, salvo la bola de dólares futuros que venderá para sumar una nueva bomba para la futura administración.

Es decir, en las próximas semanas le estaremos sacando punta al lápiz para calcular si el Gobierno llega o no llega sin devaluar a las elecciones. O, puesto en forma diferente, para estimar en cuánto tiene que ajustar las importaciones para poder llegar. En meses recientes la restricción a las compras externas se relajó más de lo esperado, en parte gracias al uso de los yuanes, aunque su uso tiene un límite.

La menor caída de las importaciones permitió que la actividad se haya retraído menos de lo esperado en los primeros tres meses de 2023, aunque el dato de abril ya mostró los efectos de la sequía sobre la cosecha. Otro factor que es probable que haya impulsado la actividad es el adelantamiento de las elecciones en varias provincias. La cantidad de obra pública que se veía en algunas era impresionante. Pasadas las elecciones, los gobiernos locales seguramente vuelvan a ajustar el gasto para recuperar el equilibrio fiscal. Es decir, entre la sequía, la mayor restricción a las importaciones y algo más de contención fiscal, la actividad probablemente caerá en los meses que siguen.

El otro respiro que beneficia al Gobierno, pero que también tiene un carácter temporal, es la inflación. En mayo bajó a 7,8% y la de junio estará alrededor de 7%. En julio quizás mantenga ese nivel. La reducción se debe a tres factores temporales. Primero, a medida que nos acercamos a las elecciones, la suba de precios regulados está cayendo. Segundo, por la sequía, los precios de los bienes perecibles se habían disparado con respecto al resto de los precios desde mediados de 2022. Con la vuelta de las lluvias, tenderán a normalizarse. Tercero, la carne en el mercado mayorista se mantuvo casi estable en los últimos cuatro meses, lo que termina reflejándose en menores aumentos a nivel minorista. Esta tendencia probablemente se revierta en la primavera o en el verano, cuando los productores comiencen a retener ganado nuevamente. Es decir, la desaceleración de la inflación no se debe a un cambio de las condiciones macroeconómicas, que se mantienen intactas (emisión y caída de la demanda de dinero, que resulta en presiones inflacionarias crecientes). Es decir, pasados estos efectos temporarios, la inflación volverá a tomar fuerza.

Incluso en el caso de que el Gobierno evite una devaluación, los números de inflación y de actividad no lo favorecerán en las elecciones. Estará además cortando clavos para evitar quedarse sin dólares. La liquidación de granos suele ser baja en la segunda mitad del año, lo que se ve agravado por el amague a reeditar el programa del dólar soja, que lleva a los productores a retener granos a la espera de noticias. Tendrá que seguir usando, entonces, dólares que en realidad son de los depositantes. Dicho de otra manera, la sustentabilidad del programa económico depende de que los depositantes continúen con la confianza de que sus depósitos bancarios en dólares están respaldados. Esta dificultad se agudizará después del pago al FMI y de los US$1000 millones que el Gobierno debe abonar a los bonistas el 9 de julio.

Como en el fútbol, ni al Gobierno ni al mercado le conviene festejar hasta el silbato final, no sea que los depositantes, o los votantes, te metan un gol a último minuto.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/la-candidatura-de-massa-es-buena-o-mala-para-la-economia-y-los-mercados-nid02072023/

Comentarios
Volver arriba