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La bendición y la maldición de encontrar petróleo, según Martin Scorsese

Los miembros de la Nación Osage, un pueblo originario de Oklahoma, fueron las personas más ricas per cápita del mundo, hace un siglo, después de que se descubriera petróleo en su territorio. M...

Los miembros de la Nación Osage, un pueblo originario de Oklahoma, fueron las personas más ricas per cápita del mundo, hace un siglo, después de que se descubriera petróleo en su territorio. Muchos de ellos construyeron mansiones, tenían chofer, mandaban a sus hijos a estudiar a Europa. “Luego comenzaron a ser asesinados misteriosamente”, cuenta una nota de The New Yorker, publicada en 2017 a propósito de un libro de investigación de uno de sus redactores, David Grann. “Fue uno de los primeros casos importantes de homicidio del FBI. Después de que J. Edgar Hoover fuera nombrado director de la oficina, en 1924, envió un equipo de agentes encubiertos, incluido un agente nativo, a la reserva de Osage”.

Grann, de 56 años, descubrió para su trabajo de no-ficción Los asesinos de la Luna. Petróleo, dinero, homicidio y la creación del FBI (Random House) que el número oficial de víctimas (24) era muy inferior al real y que los crímenes se extendieron por mucho más tiempo del período considerado entonces, de 1921 a 1925. A su vez, narra con maestría historias particulares que dan cuenta de un plan siniestro que involucró al Estado.

Los derechos petroleros habían sido otorgados en forma de headrights –se transmitían de generación en generación y cada miembro de la comunidad llegó a recibir el equivalente a 400.000 dólares de hoy al año–, el gobierno de EE.UU. dictaminó (poco después de que se conociera la magnitud de la riqueza petrolera) que el pueblo Osage era “incompetente” para gestionar sus ingresos y que debía ser “protegido” mediante tutores, por supuesto, extracomunitarios. La región ya se había convertido en tierra fértil de cazadores de fortunas, que llegaban de todo el país en busca de la opulencia del oro negro, mayormente a fuerza de engaños sobre una comunidad que no había tenido mucho roce todavía. El Estado no hacía más que beneficiar a los forasteros, con un sistema de tutelaje que devino Reinado del Terror, como se lo conoció luego, con guardianes que tomaban las decisiones y manipulaban las vidas de los locales.

Una forma de engaño era casándose con mujeres Osage para así obtener derechos sobre las tierras. El libro destaca a un personaje siniestro: William K. Hale. Entre sus tácticas, forjó la boda de su sobrino Ernest Burkhart con Mollie Kyle. Desde entonces, integrantes de su familia desaparecieron o fallecieron en circunstancias extrañas.

El director Martin Scorsese (80) hizo la película Killers of the Flower Moon, que se estrenará en octubre, basada en la publicación de Grann. La presentó en el último Festival de Cannes junto a tres de sus protagonistas (Leonardo DiCaprio, Robert De Niro y Lily Gladstone) y al actual jefe de los Osage, Geoffrey Standing Bear (Oso de Pie). “Al inicio de todo le pregunté al señor Scorsese cómo iba a abordar la historia. Me dijo: será una película sobre la confianza, entre Molly y Ernest, y entre el mundo exterior y los Osage. Y sobre la traición de esos fideicomisos, una traición profunda. Mi pueblo sufrió mucho y hasta el día de hoy están esos efectos. Pero puedo decir en nombre de mi gente que Scorsese y su equipo han logrado restaurar la confianza”, expresó el líder comunitario.

Para esa restauración, el contacto fue constante. El diario Osage News cubrió todo lo vinculado a la producción, desde su anuncio en julio de 2017 hasta el estreno en Cannes. La cobertura estuvo a cargo de la periodista Shannon Shaw, quien luego viajó al prestigioso festival de cine en Francia junto con la delegación. “Lo más destacado para mí –cuenta Shannon a La Nación– fue ver a nuestros hombres y mujeres caminar por la alfombra roja con su ropa tradicional Osage. Fue histórico que Osage de todo el mundo fueran invitados al estreno mundial de una película dirigida por Martin Scorsese, uno de los mejores directores del siglo XX, y fueran tratados como estrellas de cine. Fue surrealista, mágico y fantástico”.

Desde 2017, sus artículos abarcaron la llegada de los representantes de la productora Imperative a su territorio, donde fueron guiados por pobladores como Chad Renfro (diseñador de interiores) y Addie Roanhorse (diseñor gráfico de la Oficina de los Jefes), quienes serían luego los embajadores de la película dentro de la comunidad. Hubo entrevistas con ancianos cuyos abuelos había sido asesinados durante el Reinado del Terror. Los diseñadores de vestuario del film viajaron en octubre de 2019 para contratar artesanos, con la promesa de que una vez finalizado el rodaje devolverían a la comunidad la ropa confeccionada, y los escenógrafos recorrieron el centro de Pawhuska, con el fin de adaptarlo para la película. Un mes después hubo audiciones comunitarias, que determinaron varias actuaciones. Finalmente, el 15 de abril de 2021, los Osage dieron su bendición a la película, en una ceremonia que convocó a más de 100 actores y equipo, incluido el director.

“Scorsese y su equipo hicieron verdaderos esfuerzos para presentarse a la comunidad y hacerse accesibles a los miembros tribales de la Nación Osage –continúa Shaw–. Trabajaron con la oficina de nuestro jefe principal desde el principio y con los embajadores de nuestro jefe en la película para seleccionar a los consultores tribales. Todavía hay gente preocupada por la película y por si cuenta o no nuestra historia con precisión, pero yo diría que la mayoría de los Osage, después de haber visto la calidez y la pasión de Scorsese por lograr que la historia sea precisa, sienten que esta película cuenta nuestra historia”.

En una de sus reuniones con la comunidad, Scorsese encontró la clave. DiCaprio ya le había advertido que algo del guion no estaba bien. La película iba a ser un western clásico, enfocado en la tarea de Tom White, un Texas Ranger incorruptible (DiCaprio) que, convertido en agente del FBI, llegaba a Oklahoma a principios de la década de 1920 para resolver los crímenes. Un héroe... blanco.

El actor encaró al director, con quien ya había trabajado en cinco ocasiones. “Me miró y me dijo: ‘¿Dónde está el corazón en esta película? ¿De qué se trata? ¿De un procedimiento policial? ¡A quién le importa! La televisión está llena de estas historias’”, detalló Scorsese al medio especializado Deadline. DiCaprio se preguntaba si el foco no debería estar en uno de sus sospechosos: Ernest Burkhart. Buen marido, tuvo tres hijos con su esposa, quien está al borde de la muerte cuando llega el enviado del FBI. ¿Cómo podía haber sido un traidor?

En esos días de reescritura, los Osage organizaron en el asentamiento Grey Horse una cena para Scorsese y los suyos. Varios pobladores hablaron, entre ellos, una mujer que se levantó y le dijo al cineasta: “Sabes, Ernest y Mollie se amaban. No lo olvides. Ellos se aman”. Ese comentario fue el clic. “Vaya, esa es la historia. ¿Cómo él pudo haber hecho lo que hizo?”, se preguntó Scorsese. La intimidad de ese matrimonio y la traición de un hombre, a su vez enamorado, eran el nuevo motor.

El protagonista seguiría siendo DiCaprio, pero en otro papel. Fue él (también productor) quien le contó a David Grann la nueva idea de adaptación. El periodista estuvo “totalmente de acuerdo”. También De Niro: más allá del cambio radical de punto de vista, mantuvo el papel de Bill Hale. Esta es su décima colaboración con Scorsese, quien ahora se dio el gusto de reunirlo por primera vez bajo su mando con el protagonista de El lobo de Wall Street.

Establecer derechos

Geoffrey Standing Bear es bisnieto del legendario jefe principal Fred Lookout. Está a punto de cumplir su tercer mandato; podría postularse a dos más, pero ya anunció que será el último. Antes de quedar al frente de su comunidad, había ejercido la abogacía durante 34 años, especializado en la Ley Federal Indígena. Participó en los primeros casos de juegos de azar en Oklahoma, en representación de la Nación Muscogee Creek, la Tribu Séneca-Cayuga y varias otras. La Ley Reguladora del Juego Indio (IGRA) de 1988 había establecido los parámetros de los juegos de azar –desde los casinos hasta los hipódromos y máquinas electrónicas– en todos los Estados Unidos, pero cada comunidad debió pelear por sus habilitaciones y beneficios. Hoy, Oklahoma –que alberga a casi un tercio de la población indígena del país–, tiene más casinos que cualquier otro estado.

El proyecto Voices of Oklahoma (www.voicesofoklahoma.com), dedicado “a preservar y compartir historias orales de habitantes de Oklahoma influyentes y a empoderar a las generaciones futuras con las lecciones impartidas por sus increíbles legados”, convocó al jefe de la Nación Osage para que, después del Festival de Cannes, grabara su experiencia. Primero, como anécdota, Oso de Pie cuenta que vio la película junto a De Niro, quien participa de escenas habladas en lengua Orage. “Algunos de nuestros profesores de idiomas trabajaron con él y me dijeron que era un estudiante serio, día tras día. Hay una escena en la que él entra y simplemente habla en Osage, muy bien. Le di un codazo y levanté el pulgar. Eso fue lindo, quedé realmente impresionado”. Pero, sobre todo, el líder de la comunidad muestra su satisfacción porque la historia de aquel singular saqueo a su pueblo se esté dando a conocer. “El sistema judicial de la época y la Oficina Federal de Asuntos Indígenas tuvieron que aprobar la transferencia de esas propiedades, de esas regalías de petróleo y gas, derechos de propiedad y tierras a las personas seleccionadas por Hale, y a personas como Hale. El papel del gobierno federal y del estado no puede ignorarse”.

El film dura más de tres horas. Geoffrey la define como una obra “introspectiva: aunque hay violencia, el tema es la relación entre Ernest y Molly”, cuenta. Y destaca el trabajo del periodista del New Yorker. “Está muy bien documentado. Expone por qué hoy, de los 25.000 habitantes de Osage, sólo 5100 tienen participación en un headright, y es una fracción muy pequeña. Los otros 20.000 no tienen ninguna. Cero”.

Dice Shannon Shaw a La Nación: “A nuestro pueblo le robaron su riqueza, ya sea por medios ´legales´ o no en ese momento; nuestra riqueza fue robada y muchas familias Osage fueron forzadas a la pobreza. La pobreza conlleva una infinidad de problemas como adicción, abuso, trauma, trastornos de salud mental, pérdida de oportunidades educativas, etcétera. No pudimos disfrutar de la riqueza generacional como los no Osage que robaron nuestro dinero y que todavía son ricos, construyendo sobre esa riqueza gracias a la tierra y el dinero que nos robaron”.

La película ofrece también un vistazo de la masacre de 1921 en Tulsa, también en Oklahoma, donde supremacistas blancos destruyeron el llamado Wall Street Negro. A Scorsese le interesó emparentar de alguna manera las historias de violencia racial. Parte del equipo fue incluso a la conmemoración del centenario, a media hora de donde rodaban. “Recién nos dimos cuenta plenamente de lo que pasó en Tulsa hace un par de años –expresó el director–. Sabíamos de disturbios, de linchamientos, pero no del aniquilamiento de todo un pueblo por miedo a la superioridad económica de personas de otro color. Puro racismo. Este país es un gran experimento. Todos están juntos”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/la-bendicion-y-la-maldicion-de-encontrar-petroleo-segun-martin-scorsese-nid03102023/

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