Generales Escuchar artículo

Germán Cano, la figura de Fluminense: su conexión xeneize, el cuñado fanático, el festejo de la “L” y una vida alejada del fútbol argentino

Germán Ezequiel Cano Recalde es un hombre de 35 años nacido en Lomas de Zamora. Es más: tiene la doble nacionalidad, argentino y colombiano. Porque después de un par de temporadas enemistado co...

Germán Ezequiel Cano Recalde es un hombre de 35 años nacido en Lomas de Zamora. Es más: tiene la doble nacionalidad, argentino y colombiano. Porque después de un par de temporadas enemistado con la red (dos goles en Lanús, un grito en Chacarita, ni uno en Colón), buena parte de su carrera la creó en Colombia. Seis temporadas con el colmillo afilado, el Depredador.

En el medio, algunos años entre Paraguay y México, hasta aterrizar en Brasil en 2020. Siempre en la ciudad maravillosa: primero, en Vasco da Gama, más tarde en Fluminense, en donde marcó 80 goles en 124 partidos. Casi, casi un tanto por encuentro. Esta efervescencia por la red, más allá de alguna temporada de ensueño en versión cafetera, empezó hace cuatro temporadas. Las playas de Río de Janeiro le cambiaron la vida para siempre.

El boom que Cano genera es exageradamente reciente. También, su rechazo a otras selecciones y su no tan escondido amor por Boca. Justo el gigante argentino, el rival de este sábado de Fluminense, por la final de la Copa Libertadores. “Tengo sentimientos encontrados”, reconoce, entre el calor de su historia de vida y el fuego profesional.

Once partidos y 12 goles, la misma cantidad de gritos que Boca en todo el recorrido. Tres le marcó a River, en un fatídico 5-1, también en el Maracaná. Tres, también, en la serie de las semifinales, frente a Inter, de Porto Alegre. Se apoya en la mística de la camiseta número 14. “Lanús es un club que siempre voy a llevar en mi corazón y en mi espalda, porque uso la 14 por la hinchada de Lanús”, aclara. Se abraza a causas nobles, como recetas solidarias de variado destino y hasta es un ferviente defensor de la causa LGBT. Evidentemente, no tiene una pelota en la cabeza las 24 horas del día.

Mide “solo” 1,76m, pero es buenísimo en el área, por arriba y abajo. Aprendió con los años, como la certeza de un buen vino. Resulta un mensaje extraordinario para las nuevas generaciones: se puede ser campeón (y no solo se trata de vueltas olímpicas) más allá de los 30 años. Debe ser, también, la edad: su pase vale solo 2 millones de dólares. Prácticamente, no tiene valor de reventa.

Su primer gol fue convertido en 2008, en una derrota de Lanús contra San Lorenzo por 3 a 1. El partido se jugó... en la Bombonera. Ese escenario le despierta grandes pasiones. Esa camiseta, en realidad: cuando Fluminense vino a Buenos Aires por el desquite con River (el campeón del fútbol local se impuso por 2 a 0), pasó por la Boca. Fotos y sonrisas con Juan Román Riquelme y obsequitos de camisetas. “Primero le agradezco por abrirnos las puertas del club. Se acercó a darnos un abrazo y nos regaló una camiseta firmada. Román es una persona muy humilde y transparente. Hablamos de Boca, de la selección y de las elecciones. Fue un momento lindo que quedará marcado en mi corazón porque no lo conocía y sabemos lo que representa para el mundo Boca”, sostuvo, días atrás.

“Tengo muchos sentimientos encontrados porque hay mucho bostero en mi familia y es normal. Ellos lo toman con tranquilidad pero por un lado me apoyan a mí y por el otro, son hinchas de Boca desde que nacieron”, contó Cano. Conocedor del fútbol argentino, el delantero remarcó que Fluminense debe “respetar mucho” al equipo de Jorge Almirón por su historia.

”Sabemos lo que significa enfrentar a un equipo argentino, cada partido es especial. Tenemos que saber que Boca es un equipo muy copero, con jugadores muy buenos e historia en la Libertadores. Tenemos que respetar mucho a nuestro rival y para mí también será especial por ser argentino”, admitió el goleador.

Cerca de cumplir 36 y después de pasar por nueve equipos antes de aterrizar en el Tricolor, Cano vive en las nubes. ”Sería algo histórico para mi carrera. Hacer 12 goles en la Libertadores no es nada fácil. Estoy pasando un buen momento y lo disfruto porque trabajé mucho para llegar hasta acá”, sostuvo el hombre que tiene el corazón partido. Su vida y su obra.

“Tengo varias personas cercanas que son bosteras, sobre todo mi cuñado. Lo vivo muy de cerca porque cuando pierde se pone muy mal y cuando gana está feliz. Lo he visto llorar por Boca. Para él representa muchísimo. La pasión que él tiene es muy grande. Es muy lindo lo que representa el fútbol para los hinchas. Es algo lindo ver como se desvive por su equipo”, advierte, en una entrevista reciente con el sitio oficial de Conmebol.

Pura picardía, replicaba: “Después tengo otros familiares que son bosteros, pero hoy me toca a mí llegar a la final y ellos van a alentar por mí. Mi cuñado va a estar aquí. El corazón va a estar dividido pero, por lo que él me dijo, va a estar alentándome a mí”.

Al igual que Boca, a Flu no le sobran brillo, goles ni triunfos. De los últimos 6 partidos, apenas ganó uno. Y le convirtieron 12 conquistas. El potencial está escondido. “Este es un equipo de guerreros”, reflexiona el artillero, que habla en un perfecto portuñol y que cada vez que convierte un gol, estira su brazo derecho y simboliza una letra “L” con el pulgar y el índice derecho. Se trata de una dedicatoria para su hijo Lorenzo, que nació el 13 de julio de 2018 en Medellín, Colombia, cuando el padre defendía a Independiente Medellín. “Siempre que hago un gol se lo dedico a mi hijo. Él es mi felicidad, el que llena mi corazón y mi alma. Es un orgullo para mí poder festejarlo de esa manera”, explicó alguna vez.

Ese gesto está bajo cuatro llaves en un rincón prohibido del Maracaná.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/boca-juniors/german-cano-la-figura-de-fluminense-su-conexion-xeneize-el-cunado-fanatico-el-festejo-de-la-l-y-una-nid02112023/

Comentarios
Volver arriba