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Evalúa Neuquén cómo pagar los salarios más altos de la historia

La negociación ya está en marcha con los gremios estatales, preservada por un espeso silencio.

La masa salarial que deberá pagar Neuquén los próximos meses está signada por el último pacto rubricado entre el gobierno anterior, de Omar Gutiérrez, y el sindicalismo estatal liderado especialmente por Carlos Quintriqueo, desde ATE. Ese pacto, de actualización automática atado a la inflación mensual, derivó en un virtual cogobierno de la provincia. Una corporación político-sindical que centuplicó la idea fundacional de gobierno que tenía desde su origen el MPN, dándole al Estado una supremacía inédita por sobre toda la sociedad, a un costo de crecimiento geométrico devastador. Ese experimento, fundamentado endeblemente por la noción de paz social, se considera en estos momentos inviable, por lo que la evaluación tiene en cuenta cambiar el modelo, con el argumento de preservar el equilibrio en las cuentas públicas y no poner en riesgo el bienestar general.

La negociación, que de alguna manera ya ha comenzado, más allá de que aguarda una formalización en reuniones oficiales, es parte esencial de la estrategia del gobierno de Rolando Figueroa para este tramo inicial de su gestión. Tanto Jorge Tobares, el ministro de Gobierno (avezado en estas lides) como Lucas Castelli (con menos experiencia, pero más juventud y amplitud ideológica), serán seguramente fichas importantes puestas sobre el tablero de esta especie de Go que se jugará en Neuquén. El contexto es difícil, obviamente. Este mes se ha pagado ya con 40 por ciento de incremento en la masa, con la única ganancia de que de allí saldrán auxilios para el comprometido ISSN, con el incremento de 4,5% en aportes y contribuciones para la Caja de Jubilaciones, y de 1,5% para la obra social estatal.

La evaluación que se hace desde el gobierno combina todos los factores, desde la asunción de la coyuntura nacional hasta los detalles (algunos escalofriantes) del gastadero serial de plata en lo que se ha convertido el mega Estado neuquino, máquina de reproducir poder en manos de pocas personas, una especie de antítesis del concepto republicano de gobierno, justificado en una tramposa demagogia distributiva. Pero...¿ Cuál podría ser la opción al mecanismo salarial de incrementos automáticos vinculados a la inflación? 

Una de las posibilidades para modificar este mecanismo es el de atar la actualización salarial a la producción de Vaca Muerta. Esto implicaría, en lo concreto, que sólo se aumentarán salarios si aumentan los ingresos por regalías, y, por ende, los ingresos del Estado vinculados a eso, por ejemplo, el que proviene de los impuestos provinciales. 

Si bien los gremios estatales han negado cualquier posibilidad de modificar el estatus quo, haciendo gala de la mejor tradición sindical argentina, que consagra como derecho inamovible todo aquello que se haya conseguido (sea lo que fuere) lo cierto es que los sindicalistas del Estado no cierran la puerta a una negociación que ya está, entre bambalinas, abierta, pues reconocen que la proyección financiera es preocupante. Saben, en definitiva, que si el Estado entra en crisis paradojalmente en el mejor momento de crecimiento de sus recursos principales, nadie saldrá ganando, tampoco ellos.

Tampoco niegan los sindicatos la intención de frenar el crecimiento desmedido de personal estatal. Por ejemplo, ya se negocia reducir los miles de pase a planta permanente de último momento que dejó la gestión anterior. Esta negociación no está lejos de tener un primer desenlace positivo, vinculado con la posibilidad de que los gremios tengan poder de decisión sobre quién queda y quién no. Como ya se dijera en esta columna antes, ninguna negociación es posible si sobre la mesa, o sobre el tablero, no hay posibilidades de intercambios concretos, es decir, que uno resigne para que el otro gane, y viceversa; y esto es parte del Go neuquino, esta singularidad recreativa de ese juego de estrategia ancestral, legado por el Oriente a un Occidente que todavía no termina de entenderlo del todo.

De todo este contexto se empezará, seguramente, a saber, durante este mes clave. La negociación, por supuesto, incluye al gremio de los maestros, ATEN. Porque una de las cuestiones inmediatas comienza a ser ya el inicio de las clases, que se ha transformado en un indicador anual de cómo marcha la relación entre el Ejecutivo y los gremios. Ya sin cogobierno, está por revelarse cuál será la característica central de este maridaje inevitable.

Fuente: Mejor Informado

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