El lugar es un centro de cría de animales en Nueva Delhi. La actitud de todos los presentes –humanos y felinos– es la de quien participa en una tertulia. Y la foto, rescatada de la infinidad de imágenes que tantas agencias y reporteros gráficos producen a toda hora en todas partes del mundo, tiene el magnetismo del enigma. Porque se presenta como transparente –dos mujeres, tres gatos, un lugar dedicado a la atención animal– aunque algo en ella, su sentido más íntimo, se nos escapa. Son los matices de lo cultural: porosos, huidizos, desbordantes de sentido. Por eso la imagen es cercana y lejana, ambas cosas a la vez. La convivencia entre las mujeres y los gatos tiene una proximidad casi doméstica; no sabemos si ellas son empleadas o veterinarias, si viven o trabajan en un espacio que suponemos institucional pero se nos muestras con los rasgos, los colores y la temperatura de un hogar.