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Welber Barral: “Estos dos años de controles a la importación en la Argentina afectaron a Brasil”

CÓRDOBA.- “La Argentina tiene muchas oportunidades por el capital humano, por el potencial en energía, en agro. Hay muchas ineficiencias que se pueden eliminar, muchas posibilidades a aprovecha...

CÓRDOBA.- “La Argentina tiene muchas oportunidades por el capital humano, por el potencial en energía, en agro. Hay muchas ineficiencias que se pueden eliminar, muchas posibilidades a aprovechar si se recupera la estabilidad, la seguridad jurídica. Para Brasil es un socio clave”, dice Welber Barral, consultor en comercio exterior con más de 30 años de experiencia, actual árbitro de la Organización Mundial de Comercio y exsecretario de Comercio Exterior de Brasil (2007 a 2011). El especialista advierte que, si este año, no hay “algún avance” del acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE), es probable que haya que abandonarlo.

Hace poco el experto abrió una filial local de su consultora legal Barral Parente Pinheiro en asociación con Deluca & Fernández Moores Abogados. En diálogo con LA NACION, comenta que a las empresas brasileñas les plantean que el panorama estará más claro después del ballottage y, sobre todo, cuando comience el nuevo Gobierno: “Muchos comprenden eso, más las compañías que tienen proyectos de largo plazo y que necesitan invertir más y no lo hacen ahora por las restricciones cambiarias y de inseguridad jurídica”.

Respecto del acuerdo Mercosur y UE, dice: “O pasa algo en el corto plazo o tenemos que abandonarlo”. Barral sostiene que es un acuerdo “muy necesario, en lo comercial, en inversiones y con relevancia institucional”.

-¿Brasil mantiene intacto el interés en la Argentina?

-Tenemos mucho interés en la Argentina, en todos los sectores. Es el principal destino de las exportaciones manufactureras brasileñas y, además, de las inversiones brasileñas. Hay mucho vínculo, mucha demanda, mucho interés. De hecho, se sigue en detalle el proceso electoral de la Argentina. Hay demanda de análisis para oportunidades futuras, se trata de determinar qué ´puede pasar el año próximo y, si hay más equilibrio, llegarán más inversiones.

-¿Qué análisis hace de la situación macroeconómica de la Argentina?

-Claramente no está en su mejor momento. Desde 1986 tengo vínculos con el país; el peor momento fue el 2001 y ahora vemos que el peor problema es la falta de reservas, las restricciones cambiarias. A las empresas les insistimos que el panorama estará más claro después del ballottage y, sobre todo, cuando comience el nuevo Gobierno. Muchos comprenden eso, más las compañías que tienen proyectos de largo plazo y que necesitan invertir más y no lo hacen ahora por las restricciones cambiarias y de inseguridad jurídica.

-¿En dónde detectan las mayores oportunidades?

-En energía en general, incluyendo gas, solar e hidrógeno verde. También las hay en infraestructura, donde hay interés de algunas que ya actuaron en la Argentina y podrían volver. Hay una dinámica comercial en Brasil que podría extenderse a la Argentina, desde textiles a alimentación, donde vemos que a nivel argentino hay ineficiencias que los brasileños -que evolucionaron más- podrían aplicar sus soluciones. Pero, insisto, están esperando que mejore la situación. Hoy el comercio bilateral está muy por debajo de lo que podría ser.

-¿Cuánto tiene que ver la situación del Mercosur en esos niveles bajos de comercio?

-Hace 20 años que, institucionalmente, el bloque no evoluciona. Hay necesidad de avanzar más en armonización de normas, pero no solo se trata de una cuestión de tiempo sino de voluntad política. En los últimos diez años Brasil estuvo más concentrado en las cuestiones internas, desde el impeachment de Dilma Rousseff a Jair Bolsonaro, predominó la mirada interna. Lula tiene más interés en lo internacional, pero para el Mercosur hay que establecer prioridades y analizar los temas. Para cambiar el arancel común se tardan tres o cuatro años, tendríamos que cambiar la regla de aprobación. Con el ingreso de Bolivia se hará todavía más complicado, fijar plazos para que las partes respondan; más que solucionar temas puntuales hay que cambiar las reglas.

-Con la llegada de Lula al poder en Brasil, en la Argentina se pensó que por similitud ideológica habría más avances, eso no pasó…

-Habíamos tenido otras experiencias de consenso ideológico, como cuando eran presidentas Cristina Kirchner y Rousseff… Lula está todavía consolidándose, sobre todo en el Congreso, donde está negociando para tener una mayoría. Su primer año fue muy lento; lo más importante en lo que avanzó es en la reforma fiscal. Sí es cierto que Lula tiene una presencia internacional más importante que Bolsonaro, pero la Argentina ya estaba en campaña electoral y así no es fácil tomar decisiones estratégicas. En los últimos 20 años hubo crisis en la Argentina y en Brasil, lo interno concentró la mayor atención; fue más difícil liberalizar más el comercio. Estos dos años controles de importación por parte de la Argentina afectaron mucho a Brasil más allá de que se entiende de que es un momento particular de crisis de reservas. Pero está claro que los acuerdos no depende del color partidario de los presidentes. Por caso, (Alberto) Fernández esperaba que con Lula se destrabaría la financiación para la Argentina y no se dio porque no tenemos una ley que lo permita.

-Las dos economías son cerradas, ¿cuánto influye eso en que el Mercosur tampoco avanza en acuerdos comerciales?

-Tenemos un dilema, Argentina y Brasil eran economías industrializados fuertes pero en los últimos 30 años sufrieron la competencia asiática por la falta de condiciones macro para ser competitivas. Chile, en ese lapso, hizo una apertura comercial fuerte; Brasil lo intentó con Collor de Melo, la Argentina con Carlos Menem. Bolsonaro, en el Mercosur, intentó una apertura total que no fue aprobada ni siquiera por Uruguay y Paraguay. No estaban de acuerdo de esa apertura radical sin planeamiento. Hay que avanzar en una apertura comercial y económica por medio de acuerdos con otros mercados que permita a la industria adaptarse. Está claro que los aranceles altos afectan la competitividad no solo de los industriales sino de los consumidores. Hay que analizar cómo hacer una transición.

-¿Qué entiende que debe incluirse?

-Hay cuestiones similares en la Argentina y en Brasil en materia de ineficiencia. Le menciono tres, el sistema fiscal ya que en ambos países se pagan mucho de impuestos en comparación con otros países en desarrollo. Brasil avanza en una reforma fiscal pero a seis años, no es inmediata. Hay que trabajar para que la carga fiscal caiga menos sobre la industria que exporta. Otra es la financiación afectada por la situación macro, por la falta de políticas de exportación claras, hay intereses muy altos. En Brasil el BNDES tuvo protagonismo que perdió, como en la Argentina era el BICE. El tercero, es el costo burocrático que es significativo y que las empresas no pueden recuperar.

-¿Qué pasará en el corto plazo con el acuerdo UE-Mercosur?

-O pasa algo o tenemos que abandonar el acuerdo. Hay un texto propuesto por España, una respuesta bastante vaga del Mercosur. Se espera que se llegue a un consenso, si no la hay hasta fines de este año, si no hay al menos algún movimiento, se complica todo en el 2024 porque hay elecciones en Europa. Por eso le digo que tiene que pasar algo.

-¿Es necesario el acuerdo?

-Es un acuerdo muy necesario. En lo comercial no es el mejor pero garantiza el acceso al mercado agrícola europeo que es Premium; es importante para las inversiones ya que con un acuerdo habría crecimiento de y, además, tiene relevancia institucional ya que hará que tengamos reglas que se van a imponer sobre el Mercosur, nos dará previsibilidad. El medio ambiental es el gran tema que la UE exige y Brasil tiene mucho temor de que estas exigencias impidan exportaciones.

-En las reformas que cree que debe hacer el Mercosur, ¿incluye que los miembros puedan firmar acuerdos independientes?

-Uruguay plantea ese tema hace una década porque no tiene una industria tan fuerte como la de Brasil y Argentina y porque tiene una economía más abierta. Entiendo esa posición que también responde al razonamiento de que no logran atraer las inversiones que pretenden y de que tienen un desvío de comercio derivado del arancel externo común. Del otro lado se plantea que se gana más negociando en conjunto. Hace una década reclamó lo mismo, quería un acuerdo con Estados Unidos, pero finalmente no se dio porque ese país lo quería con el bloque.

-Desde que era funcionario plantea que uno de los desafíos a resolver en el Mercosur es la cuestión logística…

-Todo lo que se haga en logística nunca es demasiado. Por ejemplo, tenemos de cliente una fábrica China que está en el interior de San Pablo a 200 kilómetros del puerto de Santos. Mueve insumos desde el interior de China a Hong Kong, de ahí a Singapur y después a Brasil. Los 200 kilómetros en tierra son dos veces más caros que todo el resto. El costo del transporte interno es muy caro; en Brasil hasta peor que en la Argentina. A eso hay que sumarle la pérdida de tiempo. Hay ineficiencia en la logística, burocracia en los puertos, son todos costos que se agregan y nadie evalúa. Ya es casi un tema sociológico el de cuántos proyectos empezamos y dejamos. Está el Fondo Estructural del Mercosur, que pocos saben que existen; cambian los gobiernos, cambian las prioridades. Estamos trabajando con una iniciativa para la hidrovía entre Uruguay y Río Grande, el primer acuerdo para hacerla es de 1962 y depués hubo tres más. Un ejemplo de lo que pasa, se deja, se cambia.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/comercio-exterior/welber-barral-estos-dos-anos-de-controles-a-la-importacion-en-la-argentina-afectaron-a-brasil-nid16112023/

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