A pocos días de finalizar su opaca y deslucida misión en Venezuela, el embajador kirchnerista Oscar Laborde volvió a mostrar su identificación ideológica con la dictadura de Nicolás Maduro.

El dictador venezolano comparó el triunfo electoral de Javier Milei con el ascenso de Jorge Rafael Videla o Augusto Pinochet y manifestó: “Ganó la extrema derecha neonazi en la Argentina. A los argentinos y a las argentinas les decimos: ustedes eligieron, pero nosotros no vamos a callar, porque es una tremenda amenaza la llegada de un extremista de derecha con un proyecto absolutamente colonial, arrodillado al imperialismo norteamericano”.

Durante una entrevista, el embajador Laborde defendió los dichos de Maduro y, de manera provocativa, también calificó al presidente electo de “neonazi”, para luego agregar: “La mayoría del pueblo argentino votó a un candidato que es un fascista. Lo que ha prometido y lo que está haciendo en estos primeros días, aun sin ser presidente, va a destruir mucho los derechos”.

El embajador argentino, de pasado militante en el Partido Comunista, llegó a Caracas el 25 de julio de 2022, luego de haberse desempeñado durante un tiempo en el Parlasur. Hondamente consustanciado con el chavismo, en su momento había considerado un secuestro la retención del avión venezolano iraní en Ezeiza por pedido de la Justicia estadounidense y posteriormente puesto a su disposición.

Al respecto, Elisa Trotta Gamus, diplomática y abogada venezolana-argentina especialista en derechos humanos y política internacional, lo cuestionó duramente: “Oscar Laborde, en vez de impulsar los intereses de los argentinos, estos años que estuvo en Caracas, se dedicó a hacer propaganda chavista, defender a la dictadura y promover que se retomaran los opacos negocios entre el chavismo y el kirchnerismo, durante años envueltos en sospechas de corrupción. Más que un representante de los argentinos, fungió como un representante de Nicolás Maduro”.

Cuando los nombramientos de representantes diplomáticos no coronan una carrera profesional, sino que son resultado de una decisión política, sus actuaciones suelen ser desastrosas. Así lo fueron las de Ricardo Alfonsín en España, Savino Vaca Narvaja en China, Mateo Daniel Capitanich en Nicaragua o Carlos Raimundi en la OEA, entre otros embajadores militantes.

La falta de idoneidad de Laborde quedó en evidencia toda vez que no representó los intereses nacionales ni supo respetar a la ciudadanía y a la democracia argentina, convirtiéndose en vocero del dictador venezolano y en defensor del régimen más fascista de América Latina.