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Una icónica estación de servicio en Punta del Este, convertida en loft y estudio de un arquitecto viajero

Pasar por el frente de lo que fue la antigua Shell del Faro obliga a detenerse en la estructura de hormigón de estilo art déco: definitivamente es un ícono y, sin embargo, durante años dejó de...

Pasar por el frente de lo que fue la antigua Shell del Faro obliga a detenerse en la estructura de hormigón de estilo art déco: definitivamente es un ícono y, sin embargo, durante años dejó de ser parte de la geografía de la zona del puerto. “Esto siempre estuvo acá, solo que estaba tapado”, nos explica el arquitecto Álvaro Farina. Él mismo la descubrió accidentalmente, un día mientras paseaba a su perro.

Arquitecto formado en Italia, Farina llevaba un año y medio viviendo en un catamarán en el puerto cuando se topó con la construcción abandonada. “Cuando la vi, me quedé fascinado, y enseguida empecé a buscar a los dueños para saber si estaría en venta”, evoca. Aunque esa opción no estaba abierta, una visita a su estudio en Montevideo y algunas charlas fueron suficientes para que los convenciera de hacer un contrato de alquiler por diez años. Con algunas modificaciones y mucha personalidad, lo que era el taller mecánico de la estación de servicio se convirtió en un loft donde armó su estudio y su casa.

Cuando busqué los planos de la obra, no encontré nada. Supongo que fue algo que se hizo en Estados Unidos y se replicó acá. Tampoco sé si se trata de un edificio de estilo art déco puro o no, y me importa poco y nada: a mí lo que me gustan son las cosas lindas

Arq. Álvaro Farina

Puesta a punto

Convertir un taller en casa no es tarea sencilla, mucho menos si se necesita respetar la estética del proyecto original. Tampoco es fácil lograr un espacio de trabajo que impresione bien a los clientes y funcione simultáneamente como vivienda.

El trabajo en la estación de servicio fue complejo, sobre todo si se tiene en cuenta que se trataba de un alquiler. Electricidad, plomería y todos los pisos fueron parte de este proyecto en el que el hierro y los materiales de descarte de obra fueron protagonistas. Un altillo sostenido con vigas antiguas resolvió la cuestión del dormitorio sin modificar el hormigón original.

La cocina se construyó sobre un extremo, ciento por ciento integrada a la propuesta general, usando la estructura de una chimenea de hierro como nicho para empotrar el artefacto y el lavarropas, mientras que en las alzadas se reemplazaron los porcelanatos por espejos.

Ciudadano del mundo

Nacido en Uruguay, pero hijo de un inmigrante italiano y una uruguaya, la historia de Álvaro y su formación están marcadas por ambos países. “Yo me inscribí en la carrera de Arquitectura y cursé los primeros tres años en Uruguay durante la dictadura. Finalmente, ese clima tan difícil hizo que decidiera irme a Italia”, cuenta. Se recibió en el Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, ciudad donde permaneció durante siete años.

Los trabajos en edificios clásicos fue algo a lo que me dediqué bastante y me gusta mucho. Si tuviera que decir, creo que uno de los proyectos más lindos que hice en toda mi carrera fue la restauración del Teatro Solís, en Montevideo

Arq. Álvaro Farina

De Venecia a París, de ahí a Los Ángeles y a Nueva York, la lista de ciudades en las que Álvaro vivió es larga. A la última, no fue por un proyecto de arquitectura, sino decidido a dedicarse por un tiempo al arte, después de sufrir un episodio cardíaco en Hollywood. De vuelta en Montevideo, retomó la arquitectura, trabajando en varias líneas, desde restauraciones hasta proyectos más contemporáneos como viviendas y edificios públicos, pero siempre manteniendo una política de hacer solo dos o tres proyectos por año.

Aunque le hizo una gran obra, la decisión de Farina fue conservar la estructura original en una enorme planta abierta. A falta de ventanas, la única entrada de luz está en el cerramiento de vidrio del techo.

La casa de Farina reúne objetos que responden más a la lógica de un coleccionista que a lo que uno esperaría de un arquitecto contemporáneo.

Tomando como criterio lo que considera bello, Farina agrupa objetos cotidianos de distintas culturas, muebles modernos y obras de arte de todas las épocas.

Por extraño que parezca, cada cosa y cada objeto que miro para mí viene acompañado de recuerdos y personas: mi familia, mis amigos, mis padres... Mi mundo

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-living/en-punta-del-este-una-iconica-estacion-de-servicio-convertida-en-loft-y-estudio-de-un-arquitecto-nid23072023/

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