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Un cultivo milenario vive una revolución con paladares cada vez más sofisticados

El olivo es un árbol perenne de escasa altura originario de Medio Oriente. Su cultivo se extendió por el Mediterráneo, llegando a América a través de los europeos. En la Argentina, se encuentr...

El olivo es un árbol perenne de escasa altura originario de Medio Oriente. Su cultivo se extendió por el Mediterráneo, llegando a América a través de los europeos. En la Argentina, se encuentra el ejemplar vivo más añoso del continente (de 400 años de edad), declarado “Monumento Histórico Nacional” y se lo puede visitar en el pueblo de Aimogasta, departamento de Arauco, provincia de La Rioja.

Ahora, la olivicultura vive una revolución desde los 90, cuando comenzó el recambio de plantas hacia sistemas superintensivos, con 1500 y hasta 2000 plantas por hectárea, con cosecha mecánica de aceitunas aceiteras, minimizando la necesidad de mano de obra y volviendo viable el negocio.

En la Argentina, hay unas 80.000 hectáreas de olivos que dan entre 300 y 360.000 toneladas de aceitunas, con destino a aceite en un 75% y de mesa en un 25%. Los productores olivícolas comercializan con 116 productoras de aceite y 157 establecimientos de elaboración de aceituna de mesa. A su vez, aproximadamente el 80% del aceite y el 60% de las aceitunas de mesa se destinan al mercado externo, y el restante se comercializa en el mercado interno.

El período óptimo de cosecha para elaborar aceite de oliva en la zona donde tenemos una de las fincas más grandes de Mendoza, se extiende desde fines de abril hasta comienzos del mes de junio. En este sentido, la cosecha mecánica de las aceitunas permite que el tiempo entre la recolección y el ingreso a la fábrica para el procesamiento sea mínimo, lo que garantiza una elevada calidad del aceite obtenido.

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El secreto de los nuevos sistemas de producción es que buscan adaptar las plantas a la maquinaria existente. Se prioriza mucho tener árboles de pequeño tamaño, para que el costo de las máquinas que se empleen resulte menor (por ser de menor tamaño y potencia). Tanto la poda como la cosecha de la aceituna con destino a la elaboración de aceite es por medio de contratistas. En tanto, en las variedades de conserva, se realiza manualmente.

La mecanización de la cosecha se combinó con los sistemas de riego por goteo, lo que permite producir en zonas sin lluvias y con desnivel, como sucede en los proyectos de ADBlick Olivos. Además, el sistema de riego permite planificar la hidratación de los olivares e incorporar fertilizantes cuando lo necesitan.

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Demanda creciente

Históricamente, la actividad era para enamorados del sector, y hoy en día es sumamente rentable para los inversores. Es que cuando se plantaba un cultivo tradicional, había que esperar unos 10 años para ver frutos. Ahora, con las variedades adaptadas, a los tres años ya se puede cosechar. En este sentido, la inversión es mayor pero el retorno se ve mucho antes.

Todos estos factores hicieron que sea una verdadera revolución agrícola del olivo, una planta que tiene más de 2000 años y que tuvo que revertir una importante tradición. Hoy en día no se lo discute al cultivo superintensivo, un planteo rentable que permite abastecer a una demanda creciente y cada vez más especializada. A raíz de esta situación, a nivel mundial, cada año se plantan 162.000 hectáreas de olivar para satisfacer estas incipientes necesidades del mercado. La gran mayoría de estas nuevas plantaciones son implantadas con el nuevo sistema de producción mecanizada.

Otro aspecto clave que seguimos muy de cerca es que, muy de a poco, viene creciendo el consumo de aceite en las mesas de los argentinos. Pero el cambio más notorio viene por el lado de la sofisticación de los paladares. Al igual que ocurriera en los años 90 con la industria vitivinícola, el mercado de aceite de oliva demanda diferenciar aceites por varietales, calidades, cantidad de polifenoles, momento de cosecha, etc. Un poco por demanda y otro poco por empuje de parte de la industria, la oferta está creciendo y se está segmentando, ofreciendo aceites para cada público.

Nuestra experiencia

En nuestras fincas el cultivo superintensivo es una realidad y, como en cualquier planteo extensivo, aplicamos agricultura de precisión con imágenes satelitales. Generamos índices que ayudan a volver más eficiente el manejo de las casi 800 hectáreas que se producen.

El planteo se encuentra estructurado mediante dos proyectos dentro de una misma finca: Olivos I, en ejecución desde 2009, con un total de 256 hectáreas, y Olivos II, vigente desde 2011, que agrupa otras 576 hectáreas. En cuanto al manejo, también aparece el relevamiento digital de las plantas, con drones y cámaras en cuatriciclos (que toman a la planta de abajo y arriba) para obtener un pronóstico temprano de cosecha, que este año alcanzará los 4 millones de kilos.

Hemos desarrollado un software especial para integrar toda la información relevante del cultivo, con el propósito de identificar de manera precisa las aceitunas y las hojas. Esta avanzada herramienta permite evaluar el potencial de producción de las plantas y, lo que es más importante, facilita la planificación de una fertilización adecuada, con el objetivo de obtener resultados óptimos y minimizar el desperdicio de recursos.

En lo que respecta a la fertilización, se llevan a cabo diversos métodos que garantizan un enfoque minucioso:

El análisis foliar se realiza de forma regular para mantener los parámetros definidos y evaluar el estado general de las plantas. Esta práctica es fundamental para detectar de forma temprana cualquier necesidad o desequilibrio nutricional que pueda surgir.Además, se emplean pronósticos para determinar con precisión las cantidades de fertilizantes requeridas por cada olivar. Mediante la instalación estratégica de sondas a una profundidad aproximada de 60 centímetros en varios puntos del campo, se miden los niveles de fertilizantes presentes en el suelo. Esta información resulta valiosa para evaluar la capacidad de absorción de las raíces y determinar si las plantas están obteniendo los nutrientes necesarios de manera adecuada.

Este enfoque holístico en la planificación de la fertilización es crucial para garantizar un manejo eficiente de los recursos, asegurando que cada planta reciba los elementos necesarios en la cantidad precisa para su desarrollo óptimo.

De esta forma, venimos generando data histórica por quinto año consecutivo y trabajamos en el procesamiento de los datos para obtener mejores resultados, con decisiones productivas más precisas, con foco en la rentabilidad y sostenibilidad del negocio.

Como conclusión, el combo completo de tecnología y demanda es clave para abastecer a un mercado en auge. La oportunidad, sobre todo en Mendoza, es enorme y trabajamos todos los días para capitalizarla, sumando nuevas inversiones y con un potencial que está intacto.

El autor de la nota es Gerente de ADBlick Olivos

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Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/agricultura/un-cultivo-milenario-vive-una-revolucion-con-paladares-cada-vez-mas-sofisticados-nid21072023/

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