Fusiles AK-47, fusiles de asalto ligero AR15, subfusiles MP5, escopetas Mossberg (las mejores del mundo, según expertos cazadores), pistolas tipo Bersa o Beretta. Alta calidad de detalle, pero, en realidad, réplicas, imitaciones perfectas de las armas más conocidas, pero que disparan balines metálicos accionados a gas compromido, cuya tenencia no está sujeta a regulaciones, pero su venta, sí. Exhibidas al público, en un local a la calle, en el corazón de Once.

Tras dos inspecciones realizadas por la Policía de la Ciudad, a instancias de un pedido de la Unidad Fiscal de Flagrancia Este, a cargo del fiscal Federico Tropea, se secuestraron 194 réplicas y 56.650 municiones que se vendían de manera ilegal, por un valor que supera los 5,5 millones de pesos.

El vendedor es un viejo conocido en estas cuestiones. Está en la esquina de la avenida Corrientes y Pasteur, en Balvanera, una zona de altísima circulación peatonal, por las galerías y los locales que venden todo tipo de artículos. Lo que vende está al alcance de la mano de grandes y chicos.

En agosto del año pasado ya había sido objeto de un procedimiento similar, tanto en aquel local como en la sucursal situada a la vuelta. Se trata de una importadora que vendía cuchillos tácticos y de caza, y réplicas de pistolas y fusiles, accionados con aire comprimido. Es prácticamente una armería, aunque figura como comercio de venta de artículos de bazar. Esa vez fue clausurado por la Agencia Gubernamental de Control (AGC), pero la medida fue levantada rápidamente. Por lo visto, siguieron haciendo lo mismo.

Ahora, el Ministerio Público y la Policía de la Ciudad informaron que “el caso surgió a partir de tareas de campo de los agentes de la División de Investigaciones Delitos de Armas de Fuego y Explosivos Ilícitos de la Policía de la Ciudad”, que “observaron que en dos locales del barrio de Balvanera se vendían armas y municiones”. El año pasado había ocurrido lo mismo, solo que quienes iniciaron las actuaciones fueron efectivos de la División Delitos Informáticos Complejos de la fuerza de seguridad porteña.

Así comenzó la investigación para determinar si los locales contaban con habilitación para la venta de dicha mercadería.

Según informó la Policía de la Ciudad, “los efectivos se contactaron con inspectores de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) para confirmar si los negocios estaban habilitados para ejercer esa actividad” y “los inspectores corroboraron que los comercios estaban habilitados, pero no se les permitía la venta de armas, por lo que estaban cometiendo una infracción en flagrancia a la Ley 24.703 (comercialización ilícita de armas réplica), que prohíbe expresamente la venta en jugueterías o locales similares de réplicas o imitaciones de armas cuyo funcionamiento sea producido por mecanismos automático o semiautomático a gas comprimido, cuyos proyectiles sean balines de 4,5 mm o mayores, de chapa estampada, ligeramente puntiagudas y con ojiva aguzada o bolillas lisas de metal, determinadas ballestas y objetos punzantes como cuchillos, cuchillas, dagas, navajas, etc. que cuenten con hojas de metal y contornos de filo, y supedita la comercialización a “armerías o casas de deportes especializadas” y solo destinada a “personas mayores de edad”.