D. P. salvó su vida de milagro y por la rápida intervención de un oficial de la Policía de la Ciudad. Ayer a la mañana, cuando caminaba por la calle Superí, en Saavedra, a 100 metros de su casa, fue atacada a balazos por su expareja, el personal trainer Julián Reina. Después de ser atendida por una crisis de angustia, la víctima relató detalles de la relación que tuvo con el agresor, a la que definió como “tóxica” y contó que, días atrás, vivió una situación violenta que no pasó a mayores porque justo pasaba un patrullero.

Así lo pudo reconstruir LA NACION de fuentes al tanto de la declaración de D. P., de 29 años. “La víctima dijo que con Reina fueron pareja durante un tiempo. Definió la relación como ´tóxica´, pero contó que nunca hubo episodios que pasaran a mayores hasta que se separaron. En el momento de la separación, el personal trainer comenzó a ponerse celoso y a perseguirla. En los últimos días, vivió una situación violenta cuando él fue a buscarla a su casa y se la cruzó en la calle, pero que no pasó a mayores porque justo pasaba un patrullero”, afirmaron los voceros consultados.

La declaración de D. P. fue tomada por detectives de la División Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA), que tomó intervención en el caso por disposición de la jueza en lo criminal y correccional porteña Patricia Guichandut, en la Superintendencia de Protección Familiar y Violencia de Género de la Policía de la Ciudad, después ser atendida en el hospital Zubizarreta por una “crisis de angustia”.

“Tras la declaración de la víctima podemos decir que entre ella y el victimario hubo una relación con idas y vueltas que tuvo un desenlace tóxico híper violento”, sostuvo a LA NACION una fuente policial.

Tras el ataque, donde salvó su vida de milagro, y hasta que tomó intervención la PFA, la joven recibió la contención del Cuerpo Único de Psicólogos (CUP) de la Policía de la Ciudad, explicaron fuentes oficiales.

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