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Sin nafta ni gasoil: todo lo que el Gobierno esconde cuando habla de la crisis

La Argentina es un déjà vu constante y el sector energético local no es la excepción. El ...

La Argentina es un déjà vu constante y el sector energético local no es la excepción. El desabastecimiento de nafta y gasoil ya se vivió varias veces en el pasado y estalló nuevamente ahora, luego de que el Gobierno interviniera en el mercado fijando un acuerdo de precios.

El candidato presidencial y ministro de Economía, Sergio Massa, intentó deslindarse de la culpa y apuntó a las empresas petroleras. Ayer les advirtió que, “si el martes a la noche no está resuelto , no van a poder sacar un barco” de exportación de petróleo.

En la práctica, Massa tiene mucha de la responsabilidad por lo que está pasando. Por caso, las compañías señalan que los precios del litro de nafta y gasoil están en los valores más bajos de por lo menos los últimos 10 años. Entre ellas se encuentra YPF, la empresa controlada por el Estado, que abastece más del 55% del total de las ventas de combustible.

Producción de petróleo

La Argentina produce alrededor de 630.000 barriles diarios de petróleo, de los cuales necesita poco más de 500.000 para satisfacer el mercado interno. Este año, se exportó alrededor del 20% de la producción total: 119.000 barriles diarios. Por lo tanto, el país no tiene un problema de faltante de petróleo (la industria del upstream). Las principales productoras son YPF, Pan American Energy (PAE, de la familia Bulgheroni), Chevron, Vista (fundada por Miguel Galuccio) y Pluspetrol.

Ese petróleo es procesado en las refinerías para convertirse en nafta y gasoil. Las principales empresas refinadoras son YPF, Raízen (tiene la licencia de las estaciones de servicio Shell), Axion (propiedad de PAE) y Trafigura (a cargo de Puma Energy).

La capacidad de refinación permite que el país sea autosuficiente en nafta, pero todavía necesita importar entre 15% y 20% del consumo total de gasoil. Este es un punto clave para entender el desabastecimiento actual.

En los últimos meses, creció la brecha de precios entre los valores internacionales y los locales. Mientras que la cotización Brent que se toma de referencia en el país está en torno a los US$89, en la Argentina, el barril criollo de petróleo se comercializa a US$56.

Si bien esta distorsión genera un incentivo a que las empresas aumenten sus exportaciones en vez de vender su producción de petróleo en el mercado local, la legislación las obliga a mantener abastecido el mercado interno antes de comercializarlo al exterior. Por lo tanto, antes de exportar, las empresas deben ofrecer su producción a las refinadoras locales. Esta operación es controlada por el Ministerio de Economía, a través de la Secretaría de Energía.

Sin embargo, existe un problema con la importación de combustible, ya que las empresas no están obligadas a operar a pérdida. En parte, las refinadoras importan lo mínimo e indispensable de buques de gasoil para abastecer a sus clientes (las estaciones de servicio), pero si el consumo aumenta por sobre los volúmenes establecidos en los contratos, las empresas no tienen incentivos para importar de más.

Sistema al límite

Los precios actuales del litro de nafta súper en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) son $250 en YPF, $290 en Shell y $277 en Axion. Son valores que van desde los 70 a los 82 centavos de dólares, al tipo de cambio oficial ($350), y entre 30 y 35 centavos, al CCL ($850). En todos los casos, los números están muy por debajo del promedio histórico de CABA, de un dólar el litro de nafta súper.

Las empresas que importan gasoil enfrentan otro problema adicional a la brecha de precios internacionales: como el Banco Central no tiene dólares en sus reservas, las refinadoras, además de importar a pérdida, deben recurrir a sus casas matrices para financiar las compras del exterior, aumentando así la deuda comercial.

La semana pasada, la secretaria de Energía, Flavia Royon, se comprometió con las empresas a facilitarles los dólares al tipo de cambio oficial para que aumenten las importaciones de gasoil. Las refinadoras, por su parte, anunciaron que importarán en el corto plazo 10 buques, que tienen un costo de entre US$35 y US$40 millones cada uno (entre US$350 y US$400 millones en total). La semana pasada ya se descargaron dos barcos con nafta y esta semana se van a descargar tres barcos de gasoil.

La llegada de los buques debería ayudar a que el abastecimiento se regularice, aunque el problema de fondo continuará mientras dure la brecha de precios, que incentiva a su vez a que los ciudadanos de países limítrofes crucen la frontera para cargar combustible más económico en la Argentina.

El rol de YPF

La empresa con control estatal estuvo en el foco de las acusaciones recientes por la falta de combustible. La compañía tenía programadas paradas técnicas para realizar mantenimiento en sus refinerías de La Plata y de Luján de Cuyo (Mendoza). Se trata de un procedimiento común en la industria, pero que tuvo mayores consecuencias debido a las restricciones cambiarias del Banco Central.

Cuando las empresas bajan su capacidad de refinación por los mantenimientos de rutina, se suelen aumentar las importaciones para no afectar el abastecimiento. Sin embargo, en los últimos meses el Banco Central también limitó el acceso a dólares a las empresas controladas por el Estado, lo que obligó a que tres buques proveedores de YPF debieran quedar anclados a unos pocos kilómetros de la costa argentina a la espera que se les gire el pago.

Desde hace meses, además, YPF sufre las consecuencias de mantener congelados sus precios. Mientras que las otras empresas aplicaron al menos tres microaumentos, la compañía con control estatal se mantuvo firme ante el pedido de su principal accionista: el Estado, a través del Ministerio de Economía. Esto hizo crecer aún más la brecha de precios entre YPF y su competencia. Solo en CABA, en algunas estaciones hay más de $30 de diferencia por litro de nafta, mientras que en el interior, la brecha es mayor.

“YPF fue la única compañía que mantuvo sus precios dentro del acuerdo con el gobierno nacional, lo que generó una brecha con la competencia y un aumento de la demanda en estaciones. El mes pasado el share de YPF creció en un 2%”, se defienden en la compañía estatal.

“No compren ni una lata de aceite a Shell”

El kirchnerismo mantiene un enfrentamiento histórico con el sector de combustibles. Las últimas palabras de Massa hacen acordar mucho a aquella época. En los papeles, los precios de las naftas y el gasoil son libres en la Argentina. Es decir, cualquier empresa puede fijar el valor que quiera.

En medio de una situación tensa en la relación entre oferta, demanda y costos, en 2005, el por entonces presidente de Shell, Juan José Aranguren, avanzó con un aumento de precios que disgustó a Kirchner. Allí nació el boicot contra la petrolera. Kirchner invitó a no comprarle “ni una lata de aceite” a Shell, que sufrió piquetes a las puertas de sus oficinas en el centro porteño.

Más tarde, llegó una pelea acérrima del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, contra la empresa y el propio Aranguren, que sufrió varias demandas penales en contra. La Justicia lo absolvió en todos los casos.

En aquel momento, las cuatro empresas refinadoras relevantes eran YPF, Shell, Petrobras (ahora Trafigura) y Esso (actual Axion). Mientras que YPF y Petrobras —de propiedad estatal brasileña— se alinearon con el acuerdo de precios que planteaba en su momento Kirchner, las empresas privadas aplicaron aumentos en línea con la suba de los precios internacionales.

En resumen, faltan combustibles en la Argentina porque el Gobierno subvierte los términos de los manuales económicos. Busca controlar al mismo tiempo los precios y los volúmenes, de manera que las empresas no tienen alicientes para comprar afuera caro y vender barato en el país si la demanda lo necesita.

Además, importar algo implica lanzarse a la odisea cotidiana de conseguir que el Banco Central les facilite dólares para sus proveedores, a quienes ya están cansados de pedirles disculpas por los desaguisados cambiarios de la Argentina.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/sin-nafta-ni-gasoil-todo-lo-que-el-gobierno-esconde-cuando-habla-de-la-crisis-nid30102023/

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