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Semillas, manual del usuario

Una de las mejores cosas que nos ha traído el siglo es que el conocimiento de buena calidad está fácilmente disponible a costos ínfimos. Junto con esta bendición vino sin embargo un estigma. H...

Una de las mejores cosas que nos ha traído el siglo es que el conocimiento de buena calidad está fácilmente disponible a costos ínfimos. Junto con esta bendición vino sin embargo un estigma. Hoy existe también un cuerpo de conocimiento espurio, paralelo, mágico, una suerte de rémora que arrastramos desde tiempos idos y que por algún motivo no nos animamos a erradicar. Cuando la superstición parecía acorralada, ahora la sostienen las métricas. Si algo es popular, entonces es cierto. Peor: algo puede no ser popular en absoluto, sino simplemente despertar un número desproporcionado de comentarios, y entonces ese nuevo juez de la verdad, al que llamamos –sin mayor detalle– el algoritmo, le dará más visibilidad. Ahí estamos: si algo es visible, es verdadero. ¿Cuánto mal puede causarnos el haber retrocedido 500 años en términos de pensamiento?

Esperen, están en la página correcta y no voy a hablar de tecnología. Voy a hablar de semillas. No pasa una semana sin que alguna persona que conoce mis aficiones me mande un video viral donde se demuestra que para conseguir una fecunda planta de tomates hay que cortar una rodaja y ponerla así en tierra. Por fortuna, las personas de las que depende nuestra alimentación no miran estos posteos.

En fin, soy consciente de que es imposible desactivar en unas pocas líneas el pensamiento mágico botánico. Pero tengo la esperanza de que lo que sigue será de ayuda para el que a veces se siente tentado de proceder según recetas delirantes. Con muchos likes, pero delirantes.

Primer dato importante: las semillas se vencen. Como los remedios, las latas de conserva o el yogur. O sea, en condiciones normales (más sobre esto enseguida), algunas semillas pueden durar cien años, otras, diez, y otras solo uno o dos. Depende de cada especie. Por eso los sobrecitos que venden en el vivero tienen una fecha de caducidad. Prestale atención, porque si no va a pasar una de dos cosas: o no van a germinar o van a dar origen a plantas débiles. Para que te des una idea, y esta no es (repito, no es) una regla de hierro, las semillas de las anuales y bianuales en general duran menos que las de los árboles y las perennes. Solo como guía. No lo viralices.

Las semillas no se plantan ni se guardan con la fruta que las envuelve. Hay un número de mecanismos que las plantas han desarrollado para propagarse, pero si produce algo carnoso y dulce, quiere decir que el vegetal busca que algún animalito, volátil o no, se lo coma. Luego de un proceso bien conocido sobre el que, por elegancia, no daré detalles, las semillas terminarán en otro lugar, sin toda la parte carnosa y dulce.

Traducido: una vez extraídas de la fruta deben limpiarse bien antes de guardarlas. Para las de tomate o maracuyá, por dar dos ejemplos bien distantes, pero que tienen mucha pulpa adherida, te va a venir bien un colador de té de plástico. Paciencia, agua y suavidad hasta que queden lo más limpias que se pueda. Sin dañar la cáscara, por favor.

Después de eso hay que dejar que se sequen al aire. Nunca jamás guardes semillas húmedas. Quince días, como mínimo. Se las almacena en un lugar oscuro, fresco, seco, y de ser posible en recipientes bien cerrados. ¿Hace falta curarlas, desinfectarlas o algo así? Depende de lo que vayas a cultivar. En ciertos casos es indispensable. Preguntá en el vivero; no es ninguna ciencia.

Sembrar tampoco requiere un posgrado, salvo que te propongas producción a escala. Primero, tenés que saber a qué profundidad plantarlas. Algunas semillas van superficiales (apenas tapadas con tierra), otras, más profundo (no mucho, de todos modos). Esto depende de cada especie y es un dato fácil de averiguar. Pero no te preocupes demasiado, porque las semillas están diseñadas para germinar al caer en el suelo húmedo. Lo hicieron sin nuestra ayuda durante unos 400 millones de años. Lo otro que debés saber es si conviene preparar plantines o si podés sembrar directo en la huerta (o en maceta), y en este caso si es o no al voleo. Lo dice el sobrecito o lo encontrás online. Albahaca y perejil, por si estás pensando en estos dos básicos, van directo a la tierra.

Por último, algunas semillas germinan enseguida, otras tardan más y las hay que se toman mucho tiempo. Si querés que te vaya bien con esto, sumale a todo un poco de paciencia. Sirve siempre y para todo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/semillas-manual-del-usuario-nid26072023/

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