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Selfies y sonrisas con las estrellas

Un libro mucho más que entretenido sobre el mundo del entretenimiento. El escritor, periodista, dramaturgo y director teatral tucumano Kado Kostzer acaba de publicar Solamente una vez… Quizás d...

Un libro mucho más que entretenido sobre el mundo del entretenimiento. El escritor, periodista, dramaturgo y director teatral tucumano Kado Kostzer acaba de publicar Solamente una vez… Quizás dos (Eudeba). El autor aclara en el prólogo que el tema de las 262 páginas son los encuentros ocasionales con personajes argentinos y extranjeros que admiró y admira, frutos de su actividad en el show business y la presentación de amigos muy bien relacionados. Kado narra sólo aquellas “epifanías” que no se transformaron en amistad y que, a lo sumo, se repitieron dos veces. Varias de las escenas son cuentos muy logrados como “La magia de las alfombras”, dedicado a la actriz norteamericana de reparto Martha Hyer.

Un ejemplo de la buena fortuna de Kado: pasó por azar una noche entera sin dormir, sentado al lado de Isabel Sarli, charlando con ella mientras volaban sobre el Atlántico. Ella le apretaba la mano cada vez que había una turbulencia.

El elenco de celebridades es rico y muy variado: Tita Merello; Olga Guillot, reina de los boleros; la inglesa Diana Rigg, inolvidable Emma Peel de la serie Los Vengadores; Maggie Smith, la aristocrática abuela de la serie Downton Abbey; el excéntrico pianista Liberace, suma deidad kitsch; Julie Andrews; Alain Delon, en los Jardines de Aranjuez, acosado por una joven admiradora que se desabotonó la blusa y le dijo: “Haz de mí lo que quieras”.

Kostzer hace un retrato notable del arquetipo de las divas cinematográficas en su madurez cuando recuerda su encuentro con Joan Crawford en una función de la obra Butley. Se la presentó un amigo común. Ella estaba interesada en ver la actuación de Alan Bates, el estupendo actor de Mujeres apasionadas y Rey por inconveniencia. Crawford lo había recomendado para un proyecto de llevar a la pantalla Zona sagrada, la novela de Carlos Fuentes, inspirada en la compleja relación entre María Félix y su hijo. Quienes le propusieron el papel de madre a Joan eran ¡Torre Nilsson y su guionista Beatriz Guido!

Al final de la función, Bates, premiado con una ovación interminable dijo que Crawford estaba en la sala. Más ovaciones. En sus últimos años, la actriz ocupaba su tiempo con salidas al teatro para las que se preparaba todo el día y que culminaban con el ritual del discurso y las ovaciones: volvía oronda a su casa. No la habían olvidado.

Quizá el relato más conmovedor de Kostzer sea su encuentro con Meryl Streep en el hotel Crillon de París a fines de 1992. Kado, en calidad de asistente, fue con su amigo fotógrafo Guillermo Vilela a una sesión de fotos con la actriz. Kostzer cargaba un pesadísimo catálogo de Vilela para mostrárselo a Streep y ganar así su confianza. Ella fue de una llaneza encantadora y supo crear un clima casi familiar. Mientras Vilela preparaba las luces, Kostzer, sentado al lado de la actriz, pasaba uno por uno los retratos de Glenn Close, Giulietta Masina, Shirley MacLaine… De pronto, Meryl detuvo la mano de Kado para que no pasara a la siguiente fotografía. La imagen que le había llamado la atención era la de Néstor Almendros, el gran director de fotografía español, ganador de un Oscar y nominado tres veces. “¡Oh, Néstor!”, exclamó y tomó el cartón para mirarlo de más cerca. Tenía los ojos empañados por las lágrimas. Almedros había sido el director de fotografía de dos de los mayores éxitos de Streep, con los que obtuvo sendos Oscar: Kramer vs. Kramer y La decisión de Sophie. Le dijo entonces a Guillermo que quería comprar esa foto. Éste le enviaría una copia a Estados Unidos. A vuelta de correo, recibió un cheque y palabras de agradecimiento. Almendros había muerto a principios de ese mismo año, 1992, en Nueva York, de un linfoma causado por el VIH.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/selfies-y-sonrisas-con-las-estrellas-nid27062023/

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