Con la idea de encontrar nuevas oportunidades y un lugar que le permitiera tener un estilo de vida más activo cerca de la naturaleza, una joven originaria de Chicago, Estados Unidos, decidió dejar las comodidades de la ciudad para mudarse a Breckenridge, Colorado. Aunque en el principio todo transcurría bien, al paso de cuatro años conoció aspectos que nunca había tomado en cuenta y admitió que necesitaba volver a su lugar natal para reiniciar su rutina y volver a disfrutar de las cosas que le gustaban.

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Callie Kuchan quería disfrutar de las actividades al aire libre que tanto amaba, como el senderismo, ciclismo y el esquí, entre otras, por lo que la comunidad ubicada entre las majestuosas montañas que suelen cubrirse de nieve cada invierno resultó su sitio soñado. “Cuando estás a punto de mudarte aquí, piensas que va a ser como vivir de vacaciones”, contó como parte de su testimonio en su cuenta de TikTok @calliejustinewrites, que supera las 300 mil reproducciones.

No obstante, el choque con la realidad llegó cuando se dio cuenta de que mientras todas las personas a su alrededor estaban realmente de vacaciones en un paraíso turístico, ella y su esposo llevaban una vida cotidiana, sin las emociones de un viaje de temporada. En lugar de divertirse como todos los demás, ella tenía que pasar todo el día sentada frente a su computadora como parte de su rutina.

“Vivía donde la gente va de vacaciones y gasta miles de dólares”, reflexionó Callie en un artículo para Bussines Insider; sin embargo, desde que llegó a vivir a Colorado en 2018, las actividades que alguna vez la emocionaron perdieron parte de su encanto: “Amo el esquí, pero ya no siento la misma emoción que solía sentir en mis vacaciones anuales de esquí”.

Además de esto, la joven se dio cuenta de un aspecto más de la vida en Breckenridge que nunca había considerado y que también influyó directamente en su decisión: “Es difícil hacer amigos, especialmente para alguien de mi edad. Encontrar a personas en sus 30 años, sin hijos, era algo raro, y si había personas así, generalmente terminaban mudándose a Denver o regresando a su ciudad natal”.

Sin embargo, más allá de los desafíos mentales que implicaba tener que hacer una vida normal mientras el resto de las personas disfrutaban de sus vacaciones, también hubo razones financieras que influyeron en su decisión de volver a Chicago. Aunque inicialmente había contemplado la posibilidad de establecerse permanentemente en Breckenridge, la escalada de precios de las propiedades provocada por la pandemia de Covid cambió su perspectiva.

“El mercado inmobiliario se volvió astronómico. Si quería comprar la peor y más pequeña casa que pudiera encontrar en la zona, tendría que gastar millones de dólares”. Esta situación la llevó a trabajar en tres empleos para ahorrar dinero e intentar pagar una casa, pero tuvo que reconocer que no sería una solución sostenible a largo plazo.

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En Breckenridge, con el presupuesto que tenían ella y su esposo, solo podrían aspirar a una propiedad minúscula; en cambio, con el mismo precio en el área de Chicago podían aspirar a una casa con un patio: “Si íbamos a gastar esta cantidad de dinero en un lugar para vivir, queríamos obtener más por nuestro dinero. No necesariamente necesitábamos algo grande, pero estábamos creciendo rápidamente en nuestro departamento de 80 metros cuadrados”.