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Rusia y su política represiva

En marzo último, un tribunal ruso condenó a dos años de cárcel a un hombre por criticar en redes sociales la invasión a Ucrania. Su hija había despertado la alerta de las autoridades por habe...

En marzo último, un tribunal ruso condenó a dos años de cárcel a un hombre por criticar en redes sociales la invasión a Ucrania. Su hija había despertado la alerta de las autoridades por haber hecho un dibujo pacifista en la escuela, que proclamaba “Gloria a Ucrania”. Alexei Moskalev, de 54 años, fue puesto en arresto domiciliario y su hija fue enviada a una institución de menores de edad.

La historia se remonta a principios de 2022, cuando Masha Moskaleva, de 13 años, hizo un dibujo en la escuela donde se ven misiles cercanos a una bandera rusa, en trayectoria contra una mujer y un chico ubicados junto a una bandera ucraniana. El caso suscitó gran indignación en Rusia y se convirtió en las últimas semanas en un símbolo de la represión contra los que se oponen a la invasión lanzada hace más de un año contra Ucrania.

En otro cuestionado caso, la Justicia rusa detuvo a un periodista estadounidense del diario The Wall Street Journal por supuesto “espionaje”. Evan Gershkovich fue apresado por recabar información “sobre una empresa del complejo militar-industrial ruso”, según el Servicio Federal de Seguridad (FBS). Es el primer caso de un corresponsal norteamericano arrestado por este motivo desde la finalización de la Guerra Fría.

A las pocas horas, y pese a las críticas internacionales, fue condenado a dos meses de prisión preventiva. Si es hallado culpable de espionaje, pueden caberle penas de entre 10 y 20 años de cárcel.

El arresto por espionaje de un periodista extranjero no tiene precedentes en la historia reciente de Rusia. En opinión de la fundadora de la empresa de análisis político R.Politik, Tatiana Stanovaya, “el problema es que la legislación rusa recientemente actualizada y la interpretación del espionaje por parte del FSB permiten hoy encarcelar a cualquiera que simplemente se interese por los asuntos militares”.

En otro indicio de la mano de hierro que aplica el Kremlin sobre sus críticos a partir de la “dictadura de la ley”, un tribunal de Moscú condenó el mes pasado a Vladimir Kara-Murza a 25 años de cárcel por oponerse a la invasión rusa en Ucrania. La Justicia le atribuyó el delito de “alta traición” y difusión de informes falsos sobre el ejército ruso. Se trata de la pena más dura de la historia reciente de ese país. La sanción refleja la implacable represión contra los que cuestionan la ofensiva del presidente Vladimir Putin en Ucrania. Kara-Murza era una de las últimas voces críticas al Kremlin que no estaba en la cárcel o exiliado en el extranjero. La condena suscitó inmediatamente la indignación de la comunidad internacional.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), Alemania y el Reino Unido criticaron la decisión y pidieron la inmediata liberación del dirigente opositor, quien también tiene nacionalidad británica. Estados Unidos denunció una campaña de represión creciente y una condena por motivos políticos y la Unión Europea (UE) fustigó el uso abusivo del poder judicial ruso.

Hace pocos días, y agravando las sanciones que podrían caberles a muchas de las personas detenidas, Putin firmó un decreto para reprimir las disidencias, mediante el que se aumenta formalmente a cadena perpetua la pena máxima por traición.

Los legisladores también aprobaron elevar a 20 años, frente a los 15 actuales, la pena máxima por llevar a cabo un acto terrorista, es decir, por desestabilizar a Rusia. Los culpables de sabotaje también podrían ir 20 años a la cárcel, frente a los 15 actuales, mientras que a los condenados por terrorismo internacional podría corresponderles cadena perpetua, frente a los 12 años actuales.

Putin enfrenta a las democracias occidentales y continúa endureciendo la represión contra todo actor crítico (político, periodístico, entre otros) y cualquier expresión de activismo ruso en favor de los derechos humanos, señalándolos como enemigos. El panorama es desolador y reclama actuaciones inmediatas por parte de los organismos internacionales. Estas condenas y tantas otras que se han ejecutado ratifican que la cárcel, la muerte o el exilio son los tres destinos para los opositores al Kremlin.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/rusia-y-su-politica-represiva-nid28052023/

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