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Querido Microcentro

Querido Microcentro:Tengo una relación con vos porque mi trabajo está enclavado en alguna parte tuya, quiero pensar que en el corazón.Tolero todos los días, amorosa como fiel part...

Querido Microcentro:

Tengo una relación con vos porque mi trabajo está enclavado en alguna parte tuya, quiero pensar que en el corazón.

Tolero todos los días, amorosa como fiel parte de esta relación, los problemas de tránsito, piquetes, cortes, semáforos que no funcionan a determinada hora porque si no el tráfico no se desagota por las arterias menores de la ciudad, algo así como una arteria obstruida, ¡Dios nos libre de un eco Doppler! No quiero quejarme, pero entendé que tengo que cruzar calles y avenidas que con lluvia se inundan, en medio de los autos y las motos que, si no estás canchera te rasuran las piernas definitivamente.

No puedo usar tacos altos y, si los uso, va por mi propio riesgo ya que están tan rotas tus veredas que el zapatero vive feliz cambiando tacos y tapitas. Alguien me contó que se está edificando una casita con mis contribuciones “zapateriles”. Es un buen hombre, se lo merece.

Tampoco me gusta caminar entre la basura, el olor a orín y la mugre que a toda hora está presente. Yo me cuido y arreglo. ¡Hacé lo mismo, por favor! ¡Salvemos esta relación!

Pero hoy, justamente hoy, ya no puedo resistir tus trampas. Hoy, día de terrible lluvia, las vereditas de Buenos Aires, que tienen ese no sé qué, qué sé yo (Piazzola dixit) son un ataque al sentido común.

Paraguay y Maipú están en arreglo. Hay veredas obstruidas por pozos con defensas. Como no se puede accedertengo que caminar por la calle, debajo de la lluvia, mirando para atrás, para que no me lleve puesta un colectivo (de los que no pasan por el Metrobus), o que no me empape un auto con un conductor ansioso y estresado, al que le cuesta entender que los peatones existimos y que no estamos en la calle porque queremos, sino porque no hay veredas (el peatón no puede dejar de “peatonear”, no tiene auto, seamos claros).

Yo sé que vos haces todo lo que podés, pero… con lo que se puede no alcanza.

No te ofendas, pero vos también tenés que poner algo en esta relación.

Quizás no seas vos, quizás sea la mala de educación que nos rodea, pero el facilismo nunca me gustó. Hablá con la gente, educala, contale mis lamentos y quizás, si todos nos ponemos de acuerdo, pueda haber un poco de respeto al otro: no salpicarme porque sí, no ponerte a orinar a pleno día en la calle, no tirarte el auto encima, no pasarte con el paraguas de tal modo que mi ojo quede clavado en el borde y se aleje de mí.

Quizás sea una soñadora (Lennon, my friend) pero creo que esta relación puede salvarse.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/carta-de-suscriptores/querido-microcentro-nid13062023/

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