¿Alguna vez te has preguntado cómo te ven los demás? Se realizó una investigación muy interesante en los Estados Unidos en la cual les mostraron a un grupo de personas un video. En este material, aparecía un actor que hablaba con vehemencia muy mal de un amigo suyo. Por supuesto, todo había sido cuidadosamente elaborado.

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El actor criticaba a una de sus amistades por ser esta una persona agresiva que trataba mal a los animales y, por tal motivo, él consideraba que no estaba en sus cabales. Cuando llegó el momento de evaluar a este “personaje chismoso” del video, los participantes le atribuyeron a él mismo los rasgos que compartió de su amigo. Dicho mecanismo se conoce en psicología como transferencia espontánea de rasgos.

¿Qué significa esto? Cuando una persona está hablando mal de alguien, aquel que está escuchando, de manera consciente o inconsciente, le atribuye al emisor del mensaje las mismas características que este menciona de otro.

Pero lo interesante es que esto también sucede con los aspectos positivos que oímos. Si yo estoy hablando bien de alguien, si estoy exaltando sus virtudes o su accionar, quien está escuchando transferirá de manera espontánea esa cualidad que estoy mencionando del otro a mi persona.

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¿Querés saber cómo te ven los demás? Si nunca lo has hecho, te invito a prestar atención a la manera en la que habitualmente te expresás, tanto de vos mismo como de quienes te rodean. Allí está la clave.