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¿Primera vez en Miami? Los mejores planes para un viaje inolvidable en “la ciudad mágica”

Cuando salí del aeropuerto de Miami, por d...

Cuando salí del aeropuerto de Miami, por donde a diario se mueven 145.000 pasajeros, lo primero que hice fue mirar sus edificios: sus geometrías me resultaron armoniosas. De lejos veía las zonas de Downtown y Brickell, centro financiero, rozando los cielos azules de esta multifacética ciudad de La Florida, Estados Unidos.

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Al bajar la cabeza, lo segundo que vi pasar por sus enormes vías, llenas de puentes que en muchos casos se levantan para que pasen veleros o barcos más grandes, fueron algunos carros que quizá había visto solo un par de veces durante mi vida: Ferrari, Corvette, Porsche y otros más que ni idea del nombre, pero que eran todo un espectáculo.

Rugían sobre las avenidas. Tras tomar las autopistas de Miami, para llegar a The Palm Hotel, en Miami Beach, donde me hospedaría, vi buena parte de la espectacularidad de la ciudad. De hecho, revisando documentos, no es coincidencia que todo parezca puesto en su sitio, ya que varias zonas están transformándose para embellecerla, pensando en sostenibilidad.

Ya en el hotel y de preguntarme para qué servían ciertas tecnologías de las cuales no tenía conocimiento, como todo turista primerizo, me fui a caminar cerca de la playa. Vi a los norteamericanos y turistas pasear, correr y disfrutar de la vista del mar por un camino peatonal.

Está tan bien pensado que hay edificios que tienen aletas para dar sombra a sus alrededores e incluso en el interior, para gastar menos energía. Es el caso del Miami Beach Convention Center, que alberga cientos de eventos, entre ellos el Art Basel.

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A veces se piensa que se puede llegar a todo caminando (para ahorrar algún dólar), pero en Miami es imposible hacerlo. Las distancias son enormes y el calor agota. Así que la recomendación son los trolley, buses que realizan recorridos gratis por Miami Beach. Aunque la ciudad sí es muy cara para las monedas latinas, lleve siempre en su cabeza el refrán: quien convierte no se divierte.

En total, pasé cinco días en Miami. A menudo hay tiempo para la playa y las compras, aunque acá van algunos planes. Y por el idioma ni se preocupe: buena parte de los 500 mil habitantes de Miami son latinos o descendientes, por lo que se habla español e inglés.

The Underline y el centro de Miami

En el Downtown, corazón y centro financiero de Miami, hay un montón de lugares para ver y buena parte se pueden recorrer sin gastar un peso. Existe la opción de transportarse gratis en el Omni Loop, una especie de tren que pasa por algunos de los lugares más representativos.

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Quizá uno de los destinos más cotizados o llamativos es el Kaseya Center, estadio de los Miami Heat. El paseo por los alrededores resulta interesante. Por la costa se ven los inmensos puertos donde llegan los cruceros.

Uno de los barcos que impactan es el de Virgin, el cual parece un edificio flotante y alberga a miles de personas que hacen turismo por el Caribe. Cerca, está el Bayside, donde puede hallar uno que otro recuerdo para llevar a su país y tomarse una foto en una réplica de la icónica silla de Forrest Gump: “La vida es como una caja de bombones, raras veces sabés lo que te va a tocar”.

El paseo por el mismo Omni Loop es una maravilla, lo llevará entre los rascacielos de Miami: Panorama Tower, 85 pisos; Four Seasons, 70 pisos; Southeast Financial Center, 55 pisos; o el Brickell Flatiron, 65 pisos.

Ese recorrido, hacia donde mire, resulta placentero: puentes que se abren sobre el río Miami para que pasen barcos, el mar como horizonte y las edificaciones gigantes.

También se camina o monta bici por The Underline, una ciclorruta que apuesta a tener unos 30 kilómetros para hacer deporte, en algunas partes hay escenarios para conciertos y hasta cancha de fútbol, todo debajo del metro de Miami, espacio que antes era un abandono y está siendo transformado para darle más color a la ciudad.

Little Habana

Cuando se pisa The Little Habana, el barrio que reúne a los cubanos que han huido de su país a través de los años, la arquitectura cambia drásticamente. Por la calle 8, las viviendas son de uno o dos piso, de colores pasteles y resuena música latina, huele a comida hecha en casa y está recomendadísimo comer ternera.

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Para los migrantes que extrañen su Cuba natal, este rincón es un pequeño refugio para sentirse de nuevo en casa y llenarse de recuerdos.

Fairdchild: el megajardín botánico de Miami

La apuesta de Fairdchild, el megajardín botánico de Miami, es repoblar con orquídeas la ciudad. Este lugar inmenso, se recorre en carrito de golf mientras el guía habla sobre las plantas y la vegetación de la región. En el lugar se respira tranquilidad y es ideal para desconectarse, sentarse, respirar y pensar.

Entre las actividades está pasear por el mariposario, vislumbrar caimanes, caminar por la selva tropical o rodear la Sibley Victoria Pool con decenas de plantas acuáticas. Una actividad interesante en Fairdchild son los experimentos que estudiantes de los colegios de Miami hacen para la NASA.

Allí trabajan en la siembra de semillas que puedan crecer en la Estación Espacial Internacional (EEI), calculando todos los aspectos para que los astronautas puedan comer ciertos alimentos en ese lugar. El programa se puede desarrollar en otros países.

Pérez Art Museum: un recorrido cultural

Pérez Art Museum y sus instalaciones itinerantes, refleja en sus colecciones la influencia latina en La Florida. Una de las obras más interesantes es Liminal, del argentino Leandro Erlich, llama la atención Jardín perdido, que muestra desde una ventana nuestro reflejo en otras ventanas.

Otra es la de la japonesa Yayoi Kusana, con Love is Calling, una sala de espejos infinitos iluminada por inflables en forma de tentáculos. Mientras se avanza entre lo estrambótico de sus colores se escucha el poema ‘Vivir en un castillo de lágrimas derramadas’, en voz de la artista.

*Por Cristian Ávila

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/estados-unidos/primera-vez-en-miami-los-mejores-planes-para-un-viaje-inolvidable-en-la-ciudad-magica-nid20072023/

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