Cuando de compartir cariño se trata, el corazón no conoce fronteras. Y quizá en esto los animales nos llevan años luz de ventaja. Por eso no es raro encontrarse con historias como la de Wally, un caimán estadounidense de 7 años y 1,5 metros, con licencia para querer, mejor dicho, para brindar apoyo emocional a humanos.

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Su personalidad tranquila y relajada enamoró a Joe Henney, un hombre de 68 años que lo adoptó tras rescatarlo en Florida (Estados Unidos), y ahora es su amigo fiel, el que lo acompaña al parque o de compras al supermercado.

Si bien que un humano adopte a un cocodrilo no es algo frecuente, sí lo es comprobar cómo distintas especies de animales, especialmente domésticas como los gatos, perros, incluso caballos, vacas, ovejas y cabras, le roban una sonrisa y le hacen el día a la especie humana. Estos seres sintientes ya se salieron de sus hogares adoptivos para iluminar otros escenarios cotidianos de sus dueños.

En el Gimnasio Femenino en Bogotá, por ejemplo, existe un Programa de Apoyo Emocional en el que los perros son parte fundamental hace cuatro años. “Desde la perspectiva de ampliar las herramientas que existen para el mejoramiento del bienestar estudiantil, vinculamos a Mark Lee (educador canino) y sus perros como parte de este programa, ya que sabemos que la conexión que se genera entre los perros y nuestra comunidad es cada vez más valorada y tenida en cuenta en la sociedad”, cuenta María José Caro, rectora del Gimnasio Femenino.

No es un caso excepcional. El Congreso de la República de Colombia se declaró en septiembre pasado pet friendly y los congresistas pueden ir a trabajar con sus mascotas. Y el equipo de Taxis Libres “contrató” los servicios de cuatro gatos que son los encargados de proveerles alegría y entretenimiento a los colaboradores y clientes de esta compañía.

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Sin duda, es un gana-gana para animales y humanos porque, por un lado, las mascotas encuentran un hogar donde les brindan afecto, abrigo y comida, y ellas, a su vez, les enseñan a sus amos tenencia responsable y a generar un vínculo de protección. Y también les dan “felicidad, seguridad y despiertan el amor y cuidado por el otro”, afirma Caro, la rectora del centro docente.

En el caso de esta institución, los perros son educados para tener “un comportamiento impecable, energía regulada, enfoque a recibir caricias y algunos comandos específicos para ayudar a mejorar estados de ánimo y dar soporte emocional a las niñas, docentes y personal administrativo”. Además de que generan una conciencia en las estudiantes para “ayudar a reducir el maltrato y el abandono de mascotas”.

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“Cada especie animal rescatada y adoptada es diferente en su comportamiento, personalidad y carácter, pero es indiscutible que ya se trate de gatos, perros, por citar los animales más comunes en nuestros hogares, benefician la salud mental, física y emocional de todos los miembros de la familia”, explica Ana Cristina Maldonado, terapeuta humano animal.

”Además de que dan alegría y ayudan a liberar estrés, a tratar la ansiedad, la depresión, nos enseñan, como en el caso de los gatos, a ser más afectuosos, pero a su vez más independientes — apunta Natalia Materon Ruiz, médica veterinaria —; y en el de los perros, a socializar con más facilidad, y al tener que sacarlos a pasear como parte de los cuidados que debemos darles nos están estimulando a movernos, a dejar el sedentarismo”.