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Papu Gómez y un año aciago: borrado de la selección, pocos partidos con Sevilla, fin de contrato y... la probable sanción

La posible suspensión por dos...

La posible suspensión por dos años a Alejandro “Papu” Gómez tras un control antidoping positivo con su antiguo club, Sevilla, no modifica ni la Copa del Mundo obtenida por la selección argentina en el Mundial de Qatar. Tampoco le quita al equipo andaluz el trofeo de campeón de la Europa League, el último trofeo que el exjugador de Arsenal y San Lorenzo, entre otros equipos, levantó en España. La sanción, de acuerdo con la interpretación de varios expertos en derecho deportivo, es individual. Y no afecta los logros colectivos.

Así, el futbolista argentino tiene la posibilidad de apelar la pena, que además de la imposibilidad de jugar por dos años calendarios conllevaría la devolución de sus premios personales luego del análisis que dio positivo, realizado en noviembre del año pasado. El artículo 26 del reglamento antidopaje de la FIFA establece lo siguiente sobre la anulación automática de los premios individuales: “Las infracciones de la normativa antidopaje vinculadas a los test en competición conllevan automáticamente la anulación de todos aquellos premios individuales obtenidos por los jugadores en determinado partido”.

Hace menos de un año, Alejandro “Papu” Gómez sonreía. Había dejado todo en la cancha para conseguir la Copa del Mundo junto a Lionel Messi, su ocasional compañero de streamings en la concentración de la Universidad de Qatar. Apoyó a sus compañeros desde afuera a partir de los cuartos de final por una lesión en su tobillo derecho y debió someterse a una artroscopía antes de volver a entrenarse con su club de aquel momento, Sevilla. “Di todo de mí por ganar la Copa del Mundo y hoy mi tobillo lo está pagando, pero qué hermoso fue ese sacrificio, ese mismo esfuerzo que hice para volver dos meses después en el Sevilla, intentándolo todo”, escribió en sus redes sociales. Estuvo cien días afuera de las canchas.

La hoja de servicios del habilidoso futbolista formado en Arsenal de Sarandí dice que en la última temporada apenas disputó 19 partidos con su club. Y otros dos con la selección. La recuperación de su problema en el tobillo (su mamá, Mónica, había contado que se había roto los ligamentos) provocó que Sevilla no lo dejara viajar a la Argentina para festejar la obtención de la tercera copa. “Papu” Gómez vio los festejos por la televisión. Iba a ser su última vez, porque no volvería a ser convocado. Ni para amistosos ni para partidos oficiales.

Es probable que el cuerpo técnico encabezado por Lionel Scaloni ya estuviera al tanto del control antidóping positivo, realizado por médicos de Sevilla a pedido de la UEFA. Y no quisiera arriesgarse a que la historia se repitiera con Argentina. La ausencia del “Papu”, uno de los jugadores más divertidos del vestuario, estuvo envuelta en especulaciones e insólitos rumores: la vincularon con un trabajo de brujería que, supuestamente, no había caído del todo bien en el resto de los campeones del mundo. Nadie aclaró las razones de su ostracismo, pero lo cierto es que su rendimiento futbolístico tras la operación no fue el mismo que antes de la procesión a Medio Oriente. El Papu en versión Sevilla nunca fue el de Atalanta. Pero también llamó la atención que las interacciones en las redes sociales con sus excompañeros de la selección se redujeron casi a cero. Hay quienes vieron en ello señales de que la relación estaba quebrada.

Gómez fue campeón de la Europa League con el equipo español en compañía de otros argentinos como Erik Lamela, Gonzalo Montiel, Lucas Ocampos y Marcos Acuña. Pero su rol en el equipo fue siempre secundario, sobre todo al regreso del Mundial de Qatar y tras su paso por el quirófano. Sobrevolaba la posibilidad de que fuera castigado por ese control sorpresa al que había sido sometido en noviembre y que había dado positivo. En los despachos del club y en el entorno del propio futbolista ya habían recibido la notificación, según confirmó el medio español Relevo. Lo que más habría molestado en el club andaluz fue que no hubiera avisado al cuerpo médico que había tomado un medicamento por cuenta propia. Para los directivos de Sevilla, un error de ese tipo en un futbolista de su experiencia fue algo difícil de entender.

Sevilla campeón de la Europa League

Hacia el final de la ventana de transferencias, Sevilla tomó una decisión: el más que probable castigo deportivo a Gómez transformaría su contrato, en vigor hasta mediados de 2024 en dinero tirado a la basura. Le iba a pagar a un futbolista que no podría disputar ni un solo minuto, en caso de que su sanción se confirmara. Así, el último día del mercado, el club andaluz definió la rescisión del convenio. Y Papu, que tenía ofertas multimillonarias sobre la mesa de Arabia Saudita, terminó como agente libre. Sí, todavía estaba latente la posible sanción por el dóping. Pero mientras no hubiera fallo firme podía elegir su destino sin problemas.

“No era una oferta imperdible, de esas que te cambian la vida. Pero luego busqué la ciudad en el mapa, vi que está en el medio del desierto y pensé: ‘Gracias, pero no llevaré a mis tres hijos allí...”, dijo Gómez hace unos días en una entrevista con La Gazzetta dello Sport. Lo inhóspito del lugar hizo que el futbolista descartara mudarse a ese fútbol, más allá de los dólares que le ofrecieran. “Papu” agregó: “Fue elección de toda la familia. Regresar a un país que conocemos bien fue la decisión ideal. Después de haber rescindido mi contrato con el Sevilla y haber rechazado una oferta de Arabia, pensé que me quedaría sin jugar hasta junio (del 2024)”. Ahora, quedarse sin jugar es una posibilidad. Pero por mucho más tiempo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/papu-gomez-y-un-ano-aciago-borrado-de-la-seleccion-pocos-partidos-con-sevilla-fin-de-contrato-y-la-nid20102023/

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