Generales Escuchar artículo

Opinión: Parques Nacionales debe ir a Bioeconomía

Cuando el Perito Moreno hace exactamente 120 años donó 3 leguas cuadradas (aproximadamente 7000 hectáreas) en el extremo oeste del brazo Blest del Lago Nahuel Huapi al estado nacional para que e...

Cuando el Perito Moreno hace exactamente 120 años donó 3 leguas cuadradas (aproximadamente 7000 hectáreas) en el extremo oeste del brazo Blest del Lago Nahuel Huapi al estado nacional para que en ese lugar se constituya el primer parque nacional del país, jamás hubiera imaginado que más de un siglo después se sentaría sobre esa base una institución que hoy dispone de casi 5 millones de hectáreas conservadas en el territorio continental y 12 millones de hectáreas marinas, con 41 Parques Nacionales que disponen de más de 50.000 especies registradas.

El Perito, que había sido inspirado por el naturalista americano Jhon Muir (precursor del Parque Nacional Yellowstone) y formaba parte de la generación del 80, sostenía junto a Exequiel Bustillo, que la administración territorial no alcanzaba con la posesión militar, sino que había que generar un arraigo nacional, invitando a todos los argentinos a conocer las riquezas naturales de las que también eran parte.

En aquella época, cuenta la crónica, los parques nacionales tenían como objeto el goce y disfrute de todos los argentinos. Durante muchos años la exuberante belleza del bosque andino patagónico y sus lagos, las Cataratas del Iguazú, el Glaciar Perito Moreno, el alerce milenario o más recientemente los cañadones de Talampaya generan un atractivo turístico que terminaban por motorizar el desarrollo económico local, al punto que muchos pueblos y algunas ciudades se han creado gracias a los Parques Nacionales. Como es el caso de San Carlos de Bariloche; y otras han revivido, como la ciudad de Villa Unión en la provincia de La Rioja, demostrando de esta manera su fuerte influencia socioeconómica en donde se encuentre.

Fuerte reacción de una entidad del campo para frenar un proyecto antes del recambio presidencial

Sin embargo, esa noción inspiradora de Jhon Muir aplicaba en una época donde lo importante era conservar la naturaleza y evitar que la presión demográfica o incluso minera llevara por delante esos paisajes. Hoy a 120 años de esa donación, el contexto es sensiblemente diferente, siendo los Parques Nacionales lugares que se terminan por constituir como espacios de protección y conservación de la biodiversidad nativa que deben ser entendidas y cuidadas desde la investigación y la ciencia aplicada.

El ecologista británico Norman Myers, profesor de la Universidad de Oxford, en un trabajo publicado en la revista Nature, describió los puntos críticos para la conservación de la biodiversidad. Lo que Myers describió, es que el ser humano aún no ha logrado identificar gran parte de la biodiversidad existente en nuestro planeta, haciendo mención por ejemplo a que hemos identificado el 100% de los anfibios que habitan nuestro planeta, el 96% de los mamíferos, y el 97% de las aves y, por el contrario, llevamos identificadas el 0,4% de las bacterias y arqueas, el 6,25 % de los nematodos y gusanos y el 4,8% de los hongos que estiman, habitan en nuestro planeta.

Sin duda que un punto importante es la conservación de la biodiversidad por el simple hecho de evitar la pérdida de especies, o la extinción de aquellas que por su rol ecológico conocido terminan por ser prioritarias y generando amplios consensos. Sin embargo, debemos mencionar también que la naturaleza en su amplia diversidad, sigue guardando secretos que pueden resultar soluciones a muchos problemas que aquejan a la vida humana en nuestro planeta, como es el caso del trabajo de investigación llevado adelante por la Universidad de Queen´s en Inglaterra, el cual descubrió que las proteínas que existen en las secreciones cutáneas de la rana mono chaqueña pueden ser utilizadas para potenciales tratamientos de hasta 70 enfermedades como el cáncer, la diabetes y los infartos. Rana que habita en nuestros Parques Nacionales Copo, Río Pilcomayo, Calilegua, Formosa, El Rey, Sierra de las Quijadas y Traslasierra.

Naturalmente las especies silvestres no reconocen jurisdicciones, ni límites político territoriales, con lo cual sus ámbitos de distribución natural pueden variar de acuerdo a donde elijan estar. Los parques nacionales no son zoológicos, son ámbitos silvestres donde existen riesgos naturales inherentes y se conserva la biodiversidad nativa. A los cuales se le suma un desarrollo turístico asociado a una ruta natural, el turismo de naturaleza o incluso, el turismo rural.

Debemos imaginar Parques Nacionales como modelo de desarrollo económico local, asociado a la conservación y la apertura de las áreas protegidas, sin descuidar la producción en su entorno que debe estar asociada a la conservación

Pero no todo es turismo en los Parques Nacionales, a diferencia de finales del Siglo XIX cuando el Perito donó las tierras, hoy la búsqueda de la conservación no solo obedece a aquellas especies nativas que potencialmente pueden ser de interés biológico. Si no que también las tradiciones y la culturas, los usos culinarios y el aprovechamiento de los recursos naturales arraigados a las tradiciones cobran prioridad ante un mundo que se debate una crisis alimentaria y al uso y aprovechamiento de la biomasa en todas sus formas.

La IUCN (Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza), órgano rector a nivel mundial de las agencias de conservación de la que APN es miembro, manifiesta en sus directrices globales la importancia del estímulo y acompañamiento a las poblaciones rurales que habitan en las Áreas Protegidas a los fines de sostener los usos y costumbres vinculados tanto sea al cuidado del entorno como a la producción de alimentos.

Alimentos con alto valor nutricional

En los Parques Nacionales habita gente y produce alimentos con alto valor nutricional, alimentos de producción orgánica y artesanal, con propiedades naturales que lo vuelven atractivos no solo al turista local, sino también al mercado internacional. Casos mundialmente conocidos, como el Parque Natural Regional du Vercors en Francia, que dispone de un producto diferenciado con sello de origen como el queso Bleu du Vercors-Sassenage.

Especies nativas del norte, como la algarroba, el mistol, el chañar, el tala, la doca, la tuna… o del sur, como el pehuen, el sauco, el calafate.. incluso algunas exóticas que hay que controlar como la rosa mosqueta, son especies con un gran potencial bioeconómico de las cuales pueden derivar productos de estética, de farmacia, de salud, y de alimentación. Y sin lugar a dudas el aprovechamiento cárnico y lácteo producto de animales criados a pasto y bebiendo aguas de deshielo, lo que genera un producto de altísima calidad nutricional, mejor aún que los exportados en cuotas internacionales.

La bioeconomía requiere ser nutrida bajo dos variables que se suman y potencian entre sí, la biomasa y el conocimiento, para establecer los nuevos bionegocios que permitan abrir mercados, innovar localmente y generar productos naturales disruptivos que salgan a conquistar a los consumidores y mercados globales. Los Parques Nacionales son el mejor acreedor de esa biomasa aprovechable en su enorme diversidad, que sumada al conocimiento aportado por la innovación y la ciencia, se terminan convirtiendo en el potencial sendero de desarrollo y crecimiento económico nacional.

Debemos imaginar Parques Nacionales como modelo de desarrollo económico local, asociado a la conservación y la apertura de las áreas protegidas, sin descuidar la producción en su entorno que debe estar asociada a la conservación.

Casos como la iniciativa llevada adelante por Aves Argentinas y BirdLife a través de la Alianza del Pastizal, sencillamente nos esta invitando a generar esquemas de producción ganadera consociada con la conservación de las biodiversidad nativa, generando productos más sanos, yendo hacia donde el consumidor global y los mercados más exigentes van, hacia alimentos más sanos y que provengan de zonas que persigan un esquema de protección de la biodiversidad nativa, garantizando su compromiso y, por tanto, aumentando su precio de venta.

Los Alimentos Producidos en las Áreas Protegidas Nacionales deben ir en ese sentido, es por esto, que es fundamental que nuestra agencia de conservación se debata un nuevo Plan de Gestión Institucional a partir de su incorporación como organismo de Ciencia y Técnica. De manera de asociar la conservación con la producción y de promover como la conservación aportará a la bioeconomia nacional.

No debería haber preocupación por parte de los productores agropecuarios ante la llegada de un Parque Nacional, al contrario, debería ser entendida como una oportunidad de colocar sus productos bajo un esquema de diferenciación por calidad y origen. Las donaciones internacionales para crear nuevas áreas correrían un mejor destino bajo ese consenso, y la búsqueda de financiamiento internacional para la conservación ampliará su abanico a partir de asociar la naturaleza con el desarrollo local.

Asimismo, es necesario pensar mejor también en términos de gobernanza: la nueva ola nos obliga a considerar cómo volver más eficiente al organismo en materia de tramitaciones y servicios. Unificar las áreas de conservación y operaciones en una única dirección de áreas protegidas mancomunando esfuerzos, facilitando trámites y también reduciendo el costo que demanda su estructura es uno de los grandes desafíos a los que se debería enfrentar en su futuro. Así como también, convocar a concursos abiertos por oposición para los cargos de función ejecutiva, intendentes y jefaturas, jerarquizando la administración y poniéndola en manos de los mejores hombres y mujeres.

Para que esto suceda, debemos comprender que los Parques Nacionales, no son estancias cerradas, no son plazas públicas, sino más bien, son lugares agrestes donde la biodiversidad se expresa, habita y se recluye. Biomasa en definitiva que, sumada al conocimiento, puede ser precursora de un gran destino nacional de la mano de la bioeconomía.

El autor es ingeniero agrónomo, vocal del Directorio de APN (Parques Nacionales), docente de Agronegocios en la Fauba y presidente del Consejo de los Profesionales Bioagroindustriales de la Argentina (Cpia)

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/opinion-parques-nacionales-debe-ir-a-bioeconomia-nid04122023/

Comentarios
Volver arriba