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Nuevo sínodo: caminar juntos

Para los entendidos, el próximo sínodo al que convoca la Iglesia Católica se asimilará bastante a un poder legislativo de gobierno. Entre las novedades se destaca que será un sínodo “con”...

Para los entendidos, el próximo sínodo al que convoca la Iglesia Católica se asimilará bastante a un poder legislativo de gobierno. Entre las novedades se destaca que será un sínodo “con” obispos y no “de” obispos para el que se convocan a unos 370 participantes, de los cuales más de un 30% no lo serán, ampliando el derecho a voto e incluyendo en este a mujeres y laicos no consagrados.

El renovado concepto de “sinodalidad” en la Iglesia pretende extender la responsabilidad a todos los bautizados. Podría decirse que, fruto de estos cambios, tanto en la composición como en el proceso de esta asamblea, estaremos ante un órgano transformado que excederá el estricto ámbito episcopal.

Del 4 al 29 de octubre de este año tendrá lugar en el Vaticano la 16° Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”. En estos días, se difundió el Instrumentum Laboris de 50 páginas –aprobado por el Papa– que “no da respuestas sino que se limita a plantear preguntas” sobre las cuestiones por abordar, muchas de ellas sumamente polémicas. Durante la rueda de prensa, el arzobispo de Luxemburgo, el cardenal Jean-Claude Hollerich, explicó: “No tenemos una agenda. No ha habido ninguna reunión para conspirar entre cardenales sobre cómo podemos añadir puntos más progresistas a la Iglesia. Ha sido una experiencia de escucha”. Dicha fase arrancó hace ya dos años con la preparación del encuentro de octubre que continuará en octubre de 2024.

Entre las novedades se destaca que será un sínodo “con” obispos y no “de” obispos


El texto propone una síntesis de todas las propuestas recogidas en un largo proceso de escucha por las asambleas continentales, incluidas la credibilidad de la propuesta cristiana y la inserción de quienes no se sienten aceptados en la Iglesia, sino excluidos en razón de su vida afectiva y de su sexualidad.

A este grupo pertenecen tanto los divorciados como los polígamos y también quienes integran la comunidad LGBTIQ+ para quienes se considera crear espacios en los que puedan sentirse reconocidos y no juzgados o rechazados.

Se detiene también el documento en la importancia de “aprender a ejercer justicia como forma de acoger a quienes han sido heridos por miembros de la Iglesia, especialmente las víctimas y supervivientes de todas las formas de abuso”. Propone encontrar una respuesta sobre “cómo seguir dando pasos concretos para ofrecer justicia a víctimas y supervivientes de los abusos sexuales, espirituales, económicos, de poder y de conciencia perpetrados por personas que desempeñaban un ministerio o una misión eclesiástica”. La letra revela la intención de ahondar en el camino iniciado que sigue demandando más evidencias concretas del compromiso eclesial para con tantos damnificados.

El papel de la mujer en el gobierno de la Iglesia, que también aborda el referido documento de trabajo, plantea ciertamente nuevos desafíos para luchar contra toda forma de discriminación y exclusión en la sociedad y en la comunidad eclesial. Tanto respecto de incluir su desempeño y mayor protagonismo en niveles de decisión de la Iglesia como en considerar el respeto y lugar que les es debido, su acceso al diaconado, su mayor protección respecto de abusos y una mejor remuneración por su trabajo.

El papel de la mujer en el gobierno de la Iglesia plantea nuevos desafíos para luchar contra toda forma de discriminación

La palabra “celibato” no figura en el documento. Sí se propone que ante la falta de vocaciones se abra la reflexión a la posibilidad de que, en áreas remotas del mundo, se permita el acceso de hombres casados al presbiterado. Cabe recordar que se había cerrado la puerta a esta posibilidad cuando se planteó en 2019 durante el sínodo sobre la Amazonia. El mundo actual plantea nuevos escenarios en los que el ejercicio del sacerdocio queda “confinado únicamente al ámbito litúrgico sacramental” y, por tanto, demasiado alejado de las necesidades de la grey, lo cual obliga ciertamente a revisar algunas cuestiones con el propósito de discernir los signos de los tiempos.

La discusión incluirá asimismo una mirada sobre el ejercicio y la autoridad del primado y la colegialidad episcopal para responder a la evolución de la milenaria institución en la que seguramente los recientes nombramientos cardenalicios que otorgan mayor relevancia a las periferias del mundo tendrán también peso.

El encuentro promete un amplio y participativo debate tendiente a gestionar las tensiones para evitar que se vuelvan destructivas, alentando a “caminar juntos” en una Iglesia más inclusiva, descentralizada y “a la escucha” como la que viene proponiendo el papa Francisco.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/nuevo-sinodo-caminar-juntos-nid17072023/

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