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Mundial de fútbol femenino: el “Last Dance” de Megan Rapinoe

“Combatí en Vietnam”, comienza el tuit. “Y ni siquiera en mis sueños más locos imaginé que algún día terminaría queriendo que Vietnam venciera a mi país”. Estados Unidos goleó 3-0 ...

“Combatí en Vietnam”, comienza el tuit. “Y ni siquiera en mis sueños más locos imaginé que algún día terminaría queriendo que Vietnam venciera a mi país”. Estados Unidos goleó 3-0 a Vietnam en Nueva Zelanda. Ratificó el favoritismo para ganar su tercer Mundial seguido y consolidarse como la mejor selección de la historia del fútbol femenino. Pero el veterano de guerra tuiteó furioso contra Megan Rapinoe. Igual que muchísimos más. No soportan que Rapinoe, mujer, lesbiana y deportista, siga protestando por un mundo algo más inclusivo.

La Muhammad Ali del deporte femenino, de 38 años, y a sólo tres meses de su retiro, no estaba el viernes pasado entre las once titulares del debut contra Vietnam. De las once, ocho no cantaron el himno y seis mantuvieron sus brazos caídos. Fox News contrastó mostrando la actitud colectiva de la selección de Vietnam. Todas cantando “al unísono” y todas “con su mano en el corazón”. La crónica de Fox, y las de muchos otros portales de derecha, recordó una entrevista de 2019 en la que Rapinoe dijo que “probablemente nunca” volvería “a cantar el himno”. Fue acompañada con una foto, de 2018, en la que Rapinoe escuchaba el himno arrodillada. Las imágenes se viralizaron. No importó que Rapinoe ni siquiera apareciera en la foto del himno contra Vietnam. El insulto fue unánime. Rapinoe, “una mala influencia”, culpable de que la selección sea “antipatriota”.

La primera vez que Rapinoe se arrodilló con el himno fue en 2016. Fue solidaria con el jugador de fútbol americano Colin Kaepernick. Eran tiempos de Donald Trump y brutalidad policial contra la población negra. Fue la protesta que terminó provocando marchas masivas en calles de todo Estados Unidos. En aquel gesto inicial de 2016, Rapinoe tenía a su lado a Crystal Dunn, negra, que estaba de acuerdo con la protesta, pero era nueva en el equipo y temía enfrentarse con la Federación. Dunn (negra) de pie y Rapinoe (blanca) arrodillada. Las burlas fueron inmediatas. A Rapinoe le importó poco. Ya había mostrado su audacia en el Mundial de Alemania 2011. Tenía 20 años. Anotó ante Colombia, agarró un micrófono de campo y celebró cantando a Bruce Springteen: “Born in the USA”.

Al año siguiente, en los Juegos de Londres 2012, ayudó a los Estados Unidos a ganar su tercer oro olímpico seguido. Ganó también el Mundial de 2015 y repitió en Francia 2019. Fue Balón y Bota de Oro. Le había avisado a Trump que no iría a celebrar el título “a la maldita Casa Blanca”. Al volver de París habló ante unas 300 mil personas que la ovacionaron en Nueva York. Le dijo a Trump que su slogan de “Make America Great Again” (MAGA) excluía a muchos. Que ser “un país grande” incluía justamente “la responsabilidad” de “cuidar a cada persona” que quedaba afuera de esa “grandeza”. Pidió “amar más y odiar menos” para “hacer de este mundo un lugar mejor”. El escritor Jon Mackenzie lo definió como “un mensaje de inclusión para un presidente que excluye. Una cuidadosa exégesis del mantra MAGA. Una reafirmación de ideas importantes sobre la santidad de la vida humana”.

El mensaje de Rapinoe a Trump en 2019

La batalla siguiente de Rapinoe, demanda judicial incluida, logró un hecho histórico: que las jugadoras de la selección de Estados Unidos, que eran un boom deportivo y económico, ganaran la misma cantidad de dinero que los jugadores de la selección masculina, mucho menos exitosa. Su agenda abarca desigualdad, raza, voto y derechos LGBTQ+.

“No hay en ella ningún indicio de docilidad…ninguna sumisión a dejar que la vida suceda sin resistencia”, la describió Jerry Brewer días atrás en The Washington Post. Sufrió ataques y hasta amenazas de muerte. En los últimos meses sumó una nueva y difícil batalla: que las atletas trans puedan competir entre las mujeres. Porque dice que el deporte es mucho más que “ganar o perder”. Suele pedir ella misma a sus compañeras que expresen sus miedos en voz alta. “Podrías perder el Mundial. ¿Y qué vas a hacer?”. Por eso, cuando la mítica Martina Navratilova, se opuso a las atletas trans, Rapinoe respondió que el debate no era deportivo. “Estamos hablando de la vida de las personas”, le dijo.

Megan controla Rapinoe Ventures, tiene una línea exclusiva de Nike y, junto con su novia (Sue Bird, campeona mundial y olímpica, leyenda del básquetbol femenino de Estados Unidos) creó “A Touch More”, una productora que busca historias anónimas de activismo e identidad. Joe Biden la condecoró con una Medalla Presidencial de la Libertad. Se retirará en octubre en OL Reign, de Seattle, su equipo eterno. Pero seguirá con su voz alta. Mirando hacia atrás para seguir avanzando. Fiel a una de sus frases favoritas: “Bienvenida al futuro”.

Suplente en el Mundial, Rapinoe es hasta veinte años mayor que algunas de sus compañeras debutantes. “Dicen que suele ser mejor no conocer a tus héroes, pero ella es más genial de lo que creías”, cuenta Alana Cook. La selección campeona tiene a sus principales críticos dentro de su propio país. En 2019, la colombiana Vanessa Londoño escribió que Rapinoe y la selección (“un movimiento social que juega al fútbol”) eran un “vastísimo proyecto democrático” que representaba como pocos el célebre poema de 1855 de Walt Whitman “Song of Myself” (El Canto de mí Mismo), un “manifiesto político del Estados Unidos cosmopolita que incluía a todos”. Como se supone que también fue concebido el deporte.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/mundial-de-futbol-femenino-el-last-dance-de-megan-rapinoe-nid26072023/

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