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Mientras se define el futuro, La Cámpora aún se mantiene al frente de la gestión de Aerolíneas

Las empresas públicas, uno de los lugares donde el presidente Javier Milei posó la vista desde épocas de campaña en su intento por achicar el gasto,...

Las empresas públicas, uno de los lugares donde el presidente Javier Milei posó la vista desde épocas de campaña en su intento por achicar el gasto, todavía están en medio de indefiniciones. Y dentro de ese mundo variopinto, hay tres áreas que tendrán novedades en el corto plazo: Aerolíneas Argentinas, Aguas y Saneamiento (AySA) y el mundo ferroviario, donde conviven varias empresas del Estado.

Por ahora, todos esos rincones de la administración pública están en manos de la gestión anterior. El caso de la línea aérea de bandera es paradigmático. El domingo, mientras el Presidente salía del hotel que se ha convertido en su búnker, oficina y hogar en los últimos meses, en Aeroparque, La Cámpora tenía otras prioridades antes que mirar el traspaso de mando.

A las 10, en las lujosas oficinas que Aerolíneas Argentinas tiene en la estación aérea, empezaba una Asamblea General Ordinaria y Extraordinaria de Accionistas de la compañía estatal. En caso de que no lleguen los dueños a tiempo, pues la segunda convocatoria era a las 11. Debían llegar a horario los socios, el Estado (99,99998578% de las acciones) y los trabajadores, titulares del 0,00001422%.

A las 11, empezó la reunión. El orden del día empezaba por la designación de dos accionistas y luego, contemplaba considerar las renuncias presentadas por los directores. Finalmente, pasar revista de los informes y documentación de gestión presentadas por el Directorio. Luego seguían algunas cuestiones de formas. La Asamblea empezó pero, pasó a un cuarto intermedio. ¿Hasta cuándo? Hasta el jueves, cuando se volverán a reunir.

La formalidad en esta empresa, al igual que en AySA, no es algo menor, ya que son sociedades anónimas y más allá de que su socio es el Estado, se rigen por el derecho privado. Con este cuarto intermedio, la gestión quedó en manos de La Cámpora, al menos, hasta el jueves. De hecho, por estas horas, el presidente de la empresa, Luis Ceriani, mantiene su firma.

Del otro lado de la sociedad, es decir, de los socios mandantes, aún hay varias definiciones. Más allá de que en el decreto que definió que el mundo aerocomercial estaba dentro de las funciones y obligaciones del nuevo Ministerio de Infraestructura, que maneja Guillermo Ferraro, no está claro qué pasará puntualmente con Aerolíneas Argentinas. El punto es que esa misma norma establece que todas las prerrogativas con las empresas públicas están concentradas en la Jefatura de Gabinete, que está al comando de Nicolás Posse.

De acuerdo con la norma fundacional del gobierno de Milei, mediante la que se modificó la estructura de Gabinete, el mandamás de los ministros deberá “intervenir en los planes de acción y los presupuestos de las sociedades del Estado, entidades autárquicas, organismos descentralizados o desconcentrados y cuentas y fondos especiales, cualquiera que sea su denominación o naturaleza jurídica en su área; así como en su intervención, liquidación, cierre, privatización, fusión, disolución o centralización”, dice el decreto.

Ayer, los pasos y los nombres propios de estas tres estructuras, la línea aérea, los ferrocarriles y AySA aún eran una incógnita. Durante este tiempo se estudiaron varias opciones, pero la decisión final respecto de cuál será el camino elegido, es un secreto.

Para el caso de Aerolíneas, además de reemplazar a los actuales ejecutivos, también se analizaron algunas alternativas. Un grupo empresario le acercó un proyecto para hacer un gerenciamiento, con objetivos pautados, hasta llegar a un momento, que podrían ser dos años, con la empresa saneada. Ese día, la decisión sería del gobierno de Milei respecto del futuro de la compañía. Este tipo de soluciones establecen una cláusula más. En general, suponen una cierta prioridad, como empardar la mejor oferta, a quienes tuvieron el management durante el período previo.

Otros le aconsejaron una intervención. Si bien son sociedades anónimas y este tipo de remedios requieren intervención judicial, el Estado con un decreto podría hacerlo. En este caso, se podría evitar nombrar un directorio y poner en revisión los números de la gestión anterior. Esta alternativa nunca fue descartada del todo, aunque en los últimos días, habría perdido envión.

Quienes defendían esta salida, sacaban cuentas que, al menos desde lo discursivo, la solución de la intervención tiene dos ventajas. Por un lado, como se dijo, evitar nombrar un directorio; por el otro, no entregar una carta verde a la gestión anterior.

El ahorro de estructuras no es menor. En el caso ferroviario, por caso, coexisten la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adifse), Belgrano Cargas y Logística, Desarrollo de Capital Humano Ferroviario, Ferrocarriles Argentinos, Operadora Ferroviaria y, finalmente, Playas Ferroviarias de Buenos Aires. Todos ellos tienen estructuras directivas.

Con AySA hay dudas. En principio, debería quedar dentro de la estructura de Ferraro, pero su destino está por definirse. Sucede que la empresa es un pequeño ministerio de obras públicas y no son pocos los que quieren mirar de cerca esos números. Pero claro, meter la nariz en esas carpetas llevan directamente a Malena Galmarini, la presidenta hasta ahora. Por ahora, nadie sabe cuál será de decisión política respecto de esas tareas de revisión.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/mientras-se-define-el-futuro-la-campora-aun-se-mantiene-al-frente-de-la-gestion-de-aerolineas-nid12122023/

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