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Mi nuevo jefe no me paga ni me manda

Tengo un nuevo trabajo pero no me pagan. Por lo demás es muy conveniente: totalmente remoto, lo hago a mi tiempo, y mi nuevo jefe es de lo más amable. Me dice por favor, gracias, y a menudo elogi...

Tengo un nuevo trabajo pero no me pagan. Por lo demás es muy conveniente: totalmente remoto, lo hago a mi tiempo, y mi nuevo jefe es de lo más amable. Me dice por favor, gracias, y a menudo elogia mis ideas. Es un bot de inteligencia artificial.

Con las redes sociales y las apps gratuitas supimos que, cuando algo es gratis, el producto somos nosotros. A cambio del servicio que nos brinda una empresa hacemos para ella dos trabajos: cederle nuestra atención, para que sea vendida a la publicidad, y regalarle nuestros datos personales, que alimentan los algoritmos. Esto último está pasando otra vez con los bots de inteligencia artificial, solo que a mayor escala y con condimentos nuevos.

El escritor y crítico Jorge Carrión escribió que vivimos un giro histórico. Si hasta ahora las máquinas trabajaban para nosotros, hoy nos estamos convirtiendo en sus editores, correctores y generadores de ideas

ChatGPT es el producto que más rápido alcanzó un millón de usuarios en la historia de la humanidad. Fueron solo 5 días. Yo trabajo para él pero no soy la única. Sin embargo, no es solo una cuestión de cantidad. Hay otra diferencia sustancial con lo que conocíamos hasta ahora: la indefinición del producto mismo.

Cuando una startup lanza un producto al mercado, en general antes siguió una serie de pasos: hizo una investigación de las necesidades de los usuarios, encontró una solución novedosa para esos problemas, y salió a buscar clientes con la promesa de su solución. Es el típico modelo “centrado en el usuario”, la metodología conocida como jobs to be done, que se enfoca en hacer el trabajo que un cliente necesita.

Con ChatGPT fue todo al revés. Primero se lanzó el bot y ahora somos los usuarios los que trabajamos para descubrir para qué sirve. Así surgieron cientos de posibles usos y modelos de negocio: un bot que mejora tus performance en las apps de citas, otro que te deja conversar con figuras históricas, el que analiza gráficos, el que hace revisión bibliográfica, y así.

La novedad de estas semanas es la conexión de esos servicios con internet en tiempo real, que permite por ejemplo pedirle a un bot que te busque trabajo o te organice un viaje.

¿Pero son todos estos asistentes para nosotros, o nosotros los asistimos a ellos?

El escritor y crítico Jorge Carrión escribió que vivimos un giro histórico. Si hasta ahora las máquinas trabajaban para nosotros, hoy nos estamos convirtiendo en sus editores, correctores y generadores de ideas.

Editores y correctores porque la información y los textos del bot no son perfectos, y siempre podemos mejorarlos, como si fuéramos un editor –no pago– que da los toques finales al texto del autor, en este caso el bot. Esta semana recibí la invitación a probar el servicio de IA de Google con un mensaje que dice: “deja que Docs escriba el primer borrador, elevándote al rol de editor”. Desde las alturas, pienso que tal vez me sacaron un trabajo, pero me dieron otro nuevo.

Generadores de ideas porque usamos estos chats para pelotear ocurrencias. Podemos plantearle al bot un escenario ficticio o uno contrafáctico, o pedirle que encuentre cruces entre dos disciplinas que nos interesen. En general las primeras respuestas son flojas, pero si seguimos conversando y le pedimos que profundice en algún aspecto suelen aparecer ideas que no hubiéramos tenido solos, pero que tampoco el bot hubiera tenido solo. Esa es nuestra parte del trabajo.

Un ensayo del economista Lant Pritchett este mes en la revista Foreign Affairs argumenta que los autos autónomos son una mala solución a un problema –la falta de camioneros en los países desarrollados– que se hubiera resuelto mejor, con menos costos y más beneficios para la humanidad, abriendo la inmigración. Es una tesis provocativa y a la vez profunda. ¿Qué trabajo viene a hacer cada tecnología por nosotros? Y si nos salteamos la pregunta ¿acaso terminemos trabajando para ella? Si hablamos de la inteligencia artificial, todavía no lo sabemos.

Directora de Sociopúblico

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/la-nacion-revista/mi-nuevo-jefe-no-me-paga-ni-me-manda-nid21052023/

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