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Mateo Pellegrino, el delantero que se desprende de su padre y tío y sueña con darle una alegría a Platense

La familia Pellegrino ya dejó una impronta amplia y duradera en el fútbol argentino. Mauricio es, con holgura, el más reconocido, como campeón de todo con Vélez, una fructífera carrera en Eur...

La familia Pellegrino ya dejó una impronta amplia y duradera en el fútbol argentino. Mauricio es, con holgura, el más reconocido, como campeón de todo con Vélez, una fructífera carrera en Europa, trayectoria en la selección argentina y una década en la dirección técnica. Su hermano Maximiliano no llegó a coincidir con él en el Fortín, pero también trazó su propio camino, e incluso llegó a consagrarse con el mismo club en 2005, como una pieza clave del equipo de Miguel Ángel Russo. Más cerca en el tiempo, Mateo, el hijo de Mauricio, tiene la posibilidad de seguir con la dinastía en lo más alto, a un partido de darle un título inolvidable al Calamar en la Copa de la Liga.

A sus 22 años, el que hoy lleva el número 7 en el conjunto de Vicente López nació en Valencia mientras su padre se desempeñaba en el club de la ciudad. Su vida siempre estuvo siempre ligada al fútbol. Tal es así que el “Flaco” aprovechó para probarlo en varios clubes del Viejo Continente, incluyendo el mismo equipo Che e incluso en Inter. Según contó recientemente a Radio Continental, aquellas experiencias fueron fundamentales en sus años formativos: “Cuando hice inferiores en Europa, tenía 10 años y tenía el trato de un profesional por cómo era la ropa, estructura y demás. Igualmente me gusta cómo se vive acá, está bueno hacerse de abajo”.

El joven Pellegrino entró por fin en las inferiores de Vélez a los 16 años, y sus 23 goles en 36 partidos con la Reserva fortinera despertaron la atención, una vez más, de su papá, que en 2020 había vuelto para dirigir el primer equipo. El día del debut para el delantero de 1,93m de altura llegó el 1° de abril de 2021, cuando entró durante los últimos diez minutos en el desempate ante Banfield para entrar en la Copa Sudamericana, que terminó en derrota por 3-2. Desde entonces comenzaría a sumar minutos poco a poco en la campaña del Fortín hasta ir de titular por primera vez un año más tarde, en la Copa Argentina frente a Cipoletti, casi por accidente: entró a último momento por la lesión de Sebastián Sosa Sánchez. Mateo validó la decisión de su padre cuando convirtió el 2-0 parcial en la goleada por 5-0, con un zurdazo cruzado de primera.

“Yo me estaba haciendo el loquito con los suplentes y de la nada me dijeron ‘movete que vas de arranque’. En un minuto me tuve que preparar y sin darme cuenta estaba adentro de la cancha. Es lo loco del fútbol, que por algo es tan lindo... Obviamente no voy a festejar la desgracia de un compañero, hasta me sentí mal, pero al margen de eso me tocó la oportunidad y, creo, la supe aprovechar...”, describió poco después, con algo de humildad y aún sorprendido por cómo se dieron las cosas, en diálogo con Olé.

Mauricio, en tanto, compartía esa efervescencia ante la ocasión, aunque también lo vivió con algo de nerviosismo, como lo reveló en una entrevista con LA NACION pocos meses después de aquel gol: “Me costó al inicio, antes de firmar con Vélez. Lo viví con mucho miedo, sí, miedo, porque me ponía en su lugar y él quedaba en el medio de sus compañeros, de sus afectos. Yo creo que resultó mucho más difícil para él que para mí, pero lo resolvimos con la adecuada ética familiar”.

En aquellos meses posteriores, sin embargo, Pellegrino no encontraría un lugar en el plantel. Llegó a jugar apenas ocho encuentros más en primera división mientras seguía alternando en la reserva, pero necesitaba más experiencia en la mayor. Fue por eso que el Fortín decidió prestarlo por un año a Estudiantes a mediados de 2022, pero tampoco tendría muchas oportunidades en La Plata. Eduardo Domínguez le otorgó un total de 466 minutos, repartidos en apenas 19 partidos, hasta que el Pincha decidió no renovar el vínculo al término de la última Liga Profesional. Fue ahí donde apareció Platense, y el destino empezó a torcerse para él.

Martín Palermo, otro delantero alto y físico como él, sería el encargado de darle la continuidad que siempre pidió y hasta entonces no había conseguido. En la Copa de la Liga, Mateo conformó una dupla altamente efectiva con Ronaldo Martínez, en la que él se encargaría de luchar arriba con los defensores rivales para allanar el camino en el área al paraguayo. Los resultados se materializaron en los números de su compañero, que acumula 5 goles en 13 partidos, y ahora ambos tienen al Calamar al borde de la gloria: este sábado definirá ante Rosario Central la final en Santiago del Estero.

Mateo Pellegrino vivió rodeado de fútbol en su vida, formado en una familia con largos pergaminos y logros en el deporte. Hoy llegó el momento de construir su propio legado, y nada mejor que comenzar dándole a Platense el primer título de su historia. Pero, para papá Mauricio, el objetivo está cumplido hace rato: “Yo lo que deseo es que mi hijo disfrute de ser parte de un equipo. Ahí pasa algo fascinante: dejan el egoísmo de la casa para ser parte de algo mucho más grande que uno mismo. Así lleven el bidón de agua, a mí me encanta ver a los niños jugando al hockey, al rugby, a lo que sea, ¿no? Ser parte de algo me parece fantástico. Ojalá que mi hijo pueda disfrutar de la exigencia, que encuentre su pasión y que aprenda de los errores”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/mateo-pellegrino-el-delantero-que-se-desprende-de-su-padre-y-su-hermano-y-suena-con-darle-una-nid13122023/

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