Nunca el panorama electoral estuvo tan claro. Massa es candidato de un gobierno kirchnerista, pero se autopercibe opositor, y Milei es un opositor que desprecia la casta en la que también confía porque, sin la casta, va a ser muy caro el costo que podría pagar después de dos años de ser el ogro que se comía a los chicos crudos para convertirse finalmente en león herbívoro. Una parte de Juntos por el Cambio se debate en ser opositora al opositor, en alianza con el oficialismo del Massa opositor, y otra parte de los cambiemitas ya se pronunciaron oficialistas del opositor más acérrimo que les tocó enfrentar cuando eran oposición al oficialismo. “Ahiestá”, suele decir una amiga uniendo palabras y arrastrando las vocales del neologismo que la tiene esperanzada con que las cosas que nunca le cerraron puedan empezar a hacerlo.

El problema no es el tole tole de la dirigencia, sino cuando pretendemos que el camión de la política desacelere y los melones se acomoden de golpe y sin magullones.

No hay manera ni tiempo ya para ordenar con mucha precisión la fruta en el transporte. Si a Juan Schiaretti le llevó años darse cuenta de que no tiene nada que ver con Massa – “fue mi socio hasta 2019 en un grupo que se llamaba Alternativa Federal y un día Massa desapareció y apareció al lado de Cristina Kirchner”, dijo– ¿cómo podríamos pretender, querido lector, que se nos aclare el panorama en apenas dos domingos?

Hay un dato bueno en medio de este revoltijo y es que, al menos, somos muchos los que estamos enterados de que, salga pato o gallareta, la cosa va a seguir bien difícil por un tiempo largo, que no fue ni será magia y que a Seguro se lo llevaron preso.

Ojalá que con el paso de los días seamos un número más importante que el de los argentinos que, durante el segundo debate presidencial, concentraron la mayor cantidad de preguntas en internet en saber, entre otras cositas, quiénes eran los candidatos a presidente, qué es un DNU, que significa FBI o qué pasó en Israel, según tendencias de búsqueda difundidas por Google Trends.

Hagamos todas las consultas antes del balotaje, aunque la realidad nos siga desconcertando. No sea cosa que nos pase lo mismo que a muchos británicos que, al día siguiente de haber votado en favor del Brexit (la salida del Reino Unido de la Unión Europea), sus mayores búsquedas en Google referían a qué significaba “salir de la UE” y, peor aún, qué era la UE.

No le demos más letra de nuestras miserias a Mister Google porque después se lo cuenta a todo el mundo.