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Massa-De Narváez, el nuevo eje de poder

El empresario Francisco De Narváez fue uno de los pocos que una semana antes de las elecciones generales aseguraba en reuniones privadas que Sergio Massa podía sacar una diferencia de entre uno y...

El empresario Francisco De Narváez fue uno de los pocos que una semana antes de las elecciones generales aseguraba en reuniones privadas que Sergio Massa podía sacar una diferencia de entre uno y cuatro puntos con respecto a Javier Milei. De Narváez mostraba números de unas pocas encuestadoras locales pero también de consultas que había mandado a hacer en el exterior. El dueño de Changomás, que supo ser socio de Massa en varias oportunidades durante su paso por la política, se transformó en las últimas semanas en un virtual jefe de campaña del candidato de Unión por la Patria.

Si bien desde Juntos por el Cambio lo habían acusado a mediados de año de estar cerca del candidato de la Libertad Avanza –el partido que fundó, Unión Celeste y Blanco, se adhirió al frente libertario, mientras que el candidato original de Milei a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Guillermo Britos, había ingresado con él a la política para luego sumarse al Frente Renovador–, hoy sería en retrospectiva otra lectura errónea (o ingenua) del espacio opositor.

Se profundiza en el interior el faltante de combustibles y se extiende la venta con cupos

El empresario es, de hecho, una de las figuras de mayor gravitación en el entorno de Massa: estuvo en en el búnker de Unión por la Patria el domingo, acompañó al ministro-candidato a los debates y encabezó el listado de aportantes privados a la campaña, con una donación de $ 10 millones, según reveló recientemente el periodista de Clarín Daniel Santoro. Su figura es mucho más que la de un empresario alineado con Unión por la Patria, como pueden ser Marcelo Figueiras (Richmond), José Urtubey (Celulosa) o Claudio Drescher (Cámara Argentina de Indumentaria), que esta semana provocaron una “guerra nuclear”, según confiaron, en el chat “Nuestra Voz Dolarización”, que en los últimos meses nucleó a muchos hombres de negocios –otrora macristas– y ahora atraídos por la propuesta del libertario.

El nombre de De Narváez suena incluso como integrante de un eventual gabinete, en caso de que en noviembre se repita el resultado de la primera vuelta electoral. “De Narváez ayudó mucho y va a ser parte del equipo, es así”, confirman cerca del ministro de Economía. Hay quienes lo mencionan al exdiputado como un eventual jefe de Gabinete, pero no está claro que el exdiputado nacional acepte volver a la arena política activa. Cerca suyo desmienten que tenga intenciones de ocupar cargos ejecutivos. Sin embargo, es evidente que seguirá manteniéndose cerca. Nada mejor para un empresario que tejer buenas migas con la política. Massa, por su parte, es experto en mezclar negocios con política.

Después del resultado del domingo, Massa actúa como si el balotaje fuera ya apenas un trámite. La transición entre el Sergio ministro y el Sergio candidato ya comenzó. Además de avanzar en el armado de un frente de Unidad Nacional, una iniciativa en la que viene trabajando incluso antes de salir primero en la elección del domingo, Massa dio órdenes a su equipo de intentar mostrar una mejora en los números fiscales. No será un gran ajuste el que se aplicará –nadie se suicida en campaña–, pero al menos mediante algunos recortes en los gastos de capital y reasignaciones de caja se buscará dar la imagen de “cierta racionalidad”. “Después de la elección Massa se vuelve ortodoxo”, adelantó un hombre de su equipo, que ya empezó a sondear a algunos ex funcionarios conocidos –tanto del peronismo como de Juntos por el Cambio– para ocupar cargos relevantes en un futuro armado económico.

Quienes rodean a Massa coinciden en que el ministro sabe que no tiene mucho margen hacia adelante para aplicar políticas que no sean ortodoxas. Como su mentor, Néstor Kirchner, tiene claro cuán importante será sanear las cuentas públicas, aunque eso se logre no sólo achicando el gasto, sino también buscando incrementar los ingresos (subiendo impuestos). La ortodoxia massista, sin embargo, siempre irá acompañada con una cuota de intervencionismo. “Sergio es muy intervencionista”, adelanta un hombre de su máxima confianza. “Salvo que ponga un Ministro de Economía serio, el intervencionismo va a seguir”, admite.

La tarea de head hunting de Unión por la Patria de un ministro que además tenga buena imagen para el mercado no estaría siendo tan sencilla. “Todos los economistas pro mercado están visualizados como de la oposición”, explican. Massa hasta ahora fue el único candidato que no habló de su eventual plan económico ni presentó nombres para el cargo, todo un mérito para un ministro de Economía que si hay algo que no puede mostrar son buenos números de gestión.

El resultado del domingo, no obstante, terminó por apaciguar la variable que más inquietaba al Gobierno: el dólar. Hoy los dos contendientes del balotaje tienen incentivos para moderar su discurso y, por ende, para adormecer los temores de quienes previamente a la elección huían del peso para volcarse a un activo más seguro. En lo que va de la semana, el dólar MEP bajó 4,87% mientras que el blue descendió 10,9% desde los $1100 que se operaba el lunes.

La escasez de dólares sigue siendo apremiante, pero la corrida al menos parece haberse calmado. En el Gobierno, sin embargo, retacean las divisas; necesitan un colchón de dólares ya no sólo para amortiguar futuras corridas de cara al balotaje, sino también eventualmente para poder frenar el impacto de un sinceramiento cambiario. No por nada la Cuenta Corriente única de Comercio Exterior (Ccuce), el sistema por el cual deben validarse previamente todos los pagos al extranjero, no funcionó en seis días consecutivos. Recién el miércoles a última hora lo habilitaron, pero gran parte de las operaciones siguen saliendo rechazadas. Siempre hay formas elegantes de decir que no hay dólares para nadie. En la industria ya no hay quien no se queje de tener problemas con proveedores que no están dispuestos a seguir financiando a las filiales locales frente a promesas de pago que no paran de postergarse. Incluso entre las grandes empresas este se volvió uno de los principales inconvenientes.

En la industria automotriz reconocen que las planificaciones de línea, que en el mundo se hacen con un trimestre de anticipación, acá se definen apenas horas antes, porque no se sabe a ciencia cierta con qué insumo van a contar. General Motors, directamente tiene su planta frenada hace semanas. Pero son pocas las quejas empresarias por estas horas. Por un lado, muchos reconocen que la falta de dólares no es un problema que pueda resolverse políticamente. Por el otro, nadie quiere enfrentarse a un ministro que ahora se perfila como un posible futuro presidente.

Por el mismo motivo ninguna empresa hizo demasiado aspaviento cuando el secretario de Comercio, Matías Tombolini, pidió extender los acuerdos de precios más allá del 31 de octubre. Tombolini se lo anticipó el martes en un encuentro a Daniel Funes de Rioja, de Copal, la cámara que nuclea a empresas de alimentos y bebidas, y luego le trasladó el mensaje a los principales actores de la industria. Más allá de Precios Justos, la idea es que la mayoría de los productos de la canasta se mantengan con una pauta de aumento mensual de no más del 5 por ciento. Un aumento similar fue el que habilitó en combustibles esta semana, aunque evidentemente no sería suficiente: hay faltantes en prácticamente todas las estaciones apenas uno se aleja unos kilómetros de la Capital Federal. En este último caso, la falta de dólares también hace mella: según Bloomberg, YPF tiene tres buques cisterna esperando con gas y diesel para importar, pero no puede descargar el combustible hasta que se pague a los proveedores extranjeros.

Pese a su afán por hacer anuncios amigables a oídos del mercado, Massa también actúa ahora con cautela. Así, si bien había anunciado que adelantaría los pagos de octubre y noviembre al Fondo Monetario Internacional (FMI) esta semana, la realidad es que se esperará hasta el último día del mes para concretarlos. Son unos US$3900 millones que deben desembolsarse. Una millonada considerando que economistas privados estiman que las reservas netas hoy están en terreno negativo. Hacia adelante, no importa quién gane, harán falta mucho más que anuncios. Hará falta un plan.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/massa-de-narvaez-el-nuevo-eje-de-poder-nid26102023/

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