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Maradona y el Banco Central

Para recuperar una institución no hace falta demolerla hasta los cimientos, como propone Javier Milei, sino apuntalarla y recuperar su verdadera razón de ser, tal como se expresa en el mandato de...

Para recuperar una institución no hace falta demolerla hasta los cimientos, como propone Javier Milei, sino apuntalarla y recuperar su verdadera razón de ser, tal como se expresa en el mandato de nuestra Constitución Nacional.

El Banco Central ha ocupado, como nunca antes, el centro de la discusión pública. En primer lugar, debido a la aceleración de la inflación y consiguiente pérdida del poder adquisitivo de nuestra moneda. En segundo lugar, porque uno de los candidatos a presidente ha manifestado contundentemente su deseo de eliminarlo para luego dar paso a la dolarización de la economía. Lo extravagante de esta propuesta radica en que solo un puñado de países no cuentan con un Banco Central: Andorra, Isle of Man, Kiribati, Islas Marshall, Micronesia, Mónaco, Nauru, Palau, Panamá y Tuvalu. Sin embargo, el candidato persiste en su posición.

En un sentido contrario, desde hace varios años, venimos insistiendo en una nueva institucionalidad monetaria con el objetivo de aislarlo de los manotazos políticos y enfocarlo en su función primordial: preservar el valor de la moneda. Para eso hacen falta acuerdos y credibilidad.

En mayo del 2005, Mervyn King -el entonces presidente del Banco Central de Inglaterra- en uno de sus discursos sobre política monetaria, se explayó sobre lo importante que es la credibilidad para la efectividad de la política monetaria. Pero lo interesante es el ejemplo que dio: el gol de Diego Maradona a los ingleses. Exagerando un poco, King dijo que Diego recorrió 50 metros prácticamente en línea recta, porque los rivales fueron los que reaccionaron primero (esperando que los gambeteara hacia un lado o hacia el otro), y eso le permitió ir en línea recta.

¿Qué tiene que ver esto con la política monetaria? Según King, ésta funciona de manera similar. El mercado, las empresas, los ahorristas, reaccionan a lo que esperan que haga el Banco Central. Y si la autoridad monetaria hace bien su tarea y es lo suficientemente creíble, entonces sucede que el Banco Central se constituye en un factor sustancial -no excluyente- para cumplir su mandato de estabilizar la moneda.

Para entender esto es fundamental comprender el rol que juegan las expectativas. Tanto las personas como las empresas toman sus decisiones de manera estratégica, es decir, teniendo en cuenta lo que esperan que vaya a suceder. Pongamos un ejemplo de estos últimos días. Ante el rumor de que el combustible iba a faltar, la gente salió disparada a cargar nafta, buscando llenar el tanque y haciéndose de un bien que creía escaso. Paradójicamente, eso exacerbó el faltante (y a la vez “confirmó” la creencia de las personas de que, si no iban, se hubieran quedado sin nafta).

Con la política monetaria sucede algo similar. Si las empresas confían en que el Banco Central va a hacer bien su tarea, que va a cumplir con su mandato, de forma independiente y con idoneidad, entonces reaccionan a lo que esperan que haga, o a lo que dice que va a hacer.

Claro que, para que esto suceda, la clave es la credibilidad. Cuanto más se confíe en que el Banco Central va a lograr su objetivo, mayor será la potencia de este mecanismo.

¿Qué acciones son necesarias para alcanzar estos objetivos? Es evidente que la solución no radica en su eliminación. Lo que realmente se requiere es restaurar la confianza de la población y las empresas en la autoridad monetaria. No es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana ni por arte de magia. Reestablecer su reputación tomará tiempo, pero es una meta alcanzable. En mi opinión, el primer paso hacia ese fin es garantizar su independencia a través de una ley que cuente con el respaldo mayoritario de las fuerzas políticas. Argentina necesita un amplio acuerdo nacional que reconozca la necesidad de contar con un Banco Central independiente cuyo principal objetivo sea la estabilidad de los precios.

Tal vez no resulte claro para la persona de a pie porqué es tan relevante la independencia del Banco Central. La respuesta es sencilla: porque debe tomar decisiones pensando exclusivamente en su principal objetivo —preservar el valor de la moneda nacional— y no sentirse presionado por los deseos del gobierno de turno. Porque, además, muchas veces se contraponen entre sí. El caso típico se produce cuando un gobierno quiere incrementar el gasto público y no tiene manera de financiarlo. La opción más fácil es pedirle al Banco Central que lo financie, lo que implica que emita el dinero y lo inyecte en la economía. Pero, como sabemos, luego de que esos pesos circulen por la economía, más temprano que tarde terminan en la compra de dólares, presionando por la devaluación del tipo de cambio y atentando contra el objetivo de proteger el valor de la moneda.

Ahora bien, el Banco Central podría rehusarse a financiarlo, pero para eso debe contar con la autoridad y el margen de acción necesario como para no hacer lugar al pedido del gobierno. ¿Y cómo se logra esto? Con un Banco Central independiente. Y eso requiere que las autoridades de este organismo dejen de ser elegidas a dedo por el gobierno de turno (so pena de ser removidas del cargo si no hacen lo que éste quiere), para pasar a ser acordadas por el Senado de la Nación.

Esto permitiría poner el foco en las trayectorias profesionales antes que en el favoritismo por una persona o la conveniencia táctica y coyuntural de un solo sector. De esta manera, lograríamos combinar dos elementos fundamentales para que la gente recupere la confianza en el Banco Central: que esté manejado por un conjunto de personas idóneas, de distintas expresiones políticas, quienes van a tener la potestad de manejar la política monetaria conforme el cumplimiento del mandato legal y sin estar supeditadas a las decisiones de política del gobierno de turno.

Para iniciar el camino para reducir la inflación crónica que sufrimos los argentinos, hace falta un esquema institucional que garantice la independencia del Banco Central y que, como el gol de Maradona a los ingleses, reuna un amplio apoyo nacional.

Economista y socio fundador de Equilibra

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/maradona-y-el-banco-central-nid10112023/

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