Maelström 2001 (Argentina/2022). Dirección: Juan Pollio. Guion: Federico Arzeno y Juan Pollio. Fotografía: Sergio Claudio. Edición: Lucila Kesselman y Emiliano Serra. Duración: 121 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: buena.

El largometraje de Juan Pollio está inspirado en el cuento de Edgar Allan Poe, “Un descenso al Maelström”, en el que el autor describe con una prosa cargada de urgencia las consecuencias de un huracán que ponen al narrador de cara a una tragedia que involucra a sus hermanos y luego ante una inminente catástrofe que le toca padecer en carne propia, en ese remolino ante el que se detiene con una mezcla de vértigo, pero también de asombro, como quien sabe que está a punto de partir y suelta el pavor. La conexión entre ese extraordinario cuento de Poe y la temática del flamante documental de Pollio parece difícil de imaginar y, sin embargo, cuando se trata de la naturaleza humana, los hilos siempre se terminan uniendo, como efectivamente sucede en este trabajo apabullante, un documento histórico sobre lo acontecido en Plaza de Mayo el fatídico 20 de diciembre de 2001.

El realizador, apuntalado por el físico Rodolfo “Willy” Pregliasco, encargado de la reconstrucción de imágenes de esa fecha, apunta a ensamblar las piezas, a delimitar a los actantes que convergieron en esa protesta social, y a darles espacio a los familiares de las víctimas. Si bien por momentos el documental abusa de la voz en off (cuyo claro fin es el de esbozar la línea de tiempo y hacer foco en los sucesos retratados, esta se siente redundante con lo que se nos muestra), el gran trabajo de edición que recopila imágenes devastadoras es de una contundencia tal que, al ser entrelazadas con los testimonios de los testigos, terminan de configurar ese camino a un trágico desenlace en el que muchos, como en el cuento de Poe, pudieron vislumbrar un desenlace que sacudió a sus familias y a todo un país.