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Lucas Nervi, el discóbolo campeón en los Juegos Panamericanos que lanzaba toallas durante la pandemia

SANTIAGO DE CHILE.- Se advierte en cualquier país del primer mundo del deporte, pero se nota mucho más en aquellos emergentes que son anfitriones de grandes citas regionales: cada logro, cada con...

SANTIAGO DE CHILE.- Se advierte en cualquier país del primer mundo del deporte, pero se nota mucho más en aquellos emergentes que son anfitriones de grandes citas regionales: cada logro, cada conquista es una suerte de reivindicación nacional que genera orgullo, a veces hasta el paroxismo. Una forma de olvidarse de las penurias del día a día y de exaltar al máximo la identificación con un atleta o quipo. Chile vive a full estas dos semanas de los Juegos Panamericanos; una emoción a flor de piel y a la espera -casi con desesperación- del próximo oro para narrarlo desde todas las plataformas posibles. Incluso los canales que no tienen los derechos televisivos les dedican un importante espacio a las competencias para destacar a sus héroes de turno. Pronto terminará esta fiesta deportiva y buscan retener cada momento en sus retinas.

En esta ensoñación dorada, el pueblo chileno vibró en los primeros días con el oro de la experimentada tiradora Francisca Crovetto, luego siguió metro a metro las tres consagraciones del remo con la sincronización de los cuatrillizos Abraham, y después admiró la pericia de Emile Ritter Van de Kamp en el esquí acuático. Pero el que más llenó los ojos del pueblo trasandino fue Lucas Nervi, un barbado que sorprendió al atletismo panamericano con su triunfo en el lanzamiento de disco, incluso por delante de figuras como el defensor del título de Lima 2019, el jamaiquino Fedrick Dacres, que se quedó con el bronce.

Después de imponerse con una marca de 63.39, el atleta de 22 años se puso a correr como un loco sobre el césped del Estadio Nacional, ante los gritos y la mirada incrédula de 15.000 personas, en su mayoría hinchas locales. Agitaba los brazos como si hubiese hecho un gol de media cancha, mientras disfrutaba de la ovación desde los cuatro costados. Los Juegos alucinaron con un león que rugió en un coliseo enardecido tras la obtención de la sexta dorada para el país trasandino. Nervi copó todos los portales.

Pero si su logro es llamativo, mucho más es su historia de vida. Uno de sus aspectos más singulares es la manera en que unió dos mundos: el de la música y el deporte. Antes de Santiago 2023, el estudiante de Ingeniería Civil de la Universidad Católica le había confiado al Diario La Tercera, de Chile, que hace terapia a través del bajo, instrumento que descubrió después de ocho años de una práctica un poco desapasionada con el piano. “Estoy todo el día tocando el bajo, me quita mucho estrés y hace como dos años que estoy estudiando jazz”, contó. Y explicó la manera en que consigue “confundir” la música con sus rutinas de discóbolo hasta transformarla en una única rutina: “Uso ejercicios que hago cuando toco para calmarme dentro de la competencia. Es muy bonito ver cómo se han ido mezclando estas dos áreas: la verdad es que el mundo de la música ha sido un aporte gigante”, confesó.

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En la entrevista con La Tercera, profundizó acerca de dos disciplinas que a simple vista parecerían contrapuestas, pero que para el atleta van de la mano: “Cuando improviso con el bajo no ando buscando la escala o el punto específico, sino que estoy confiando en que sé comunicarme con el instrumento. Y el deporte tiene mucho de eso. En una competencia no estoy buscando solucionar un problema técnico, sino que tengo que usar la técnica como una herramienta para lanzar lejos”, describió Nervi, que rechazó propuestas para estudiar en Estados Unidos y priorizó proyectarse como un profesional del deporte formado en el país. “A mí me gusta ser producto nacional y por eso sigo con mi entrenador Tulio Moya, que es chileno”.

Pero seguramente la vivencia más increíble de Lucas Nervi, que arrancó con el disco a los 13 años y hoy disfruta de una popularidad inusitada en su país, es la manera en que se reinventó durante los tiempos de pandemia. En el encierro obligado se las ingenió para convertir su casa en un centro de alto rendimiento. Se consiguió pesas con su colegio y le envió todos sus ejercicios a su entrenador, quien recibía almacenadas en un drive decenas de repeticiones por día. Además, simuló el trabajo técnico de su disciplina sin foso ni espacio suficiente para marcar distancias. “Lo hice lanzando una toalla a la pared. Eso me ayudó muchísimo. Es súper hostil cambiar la rutina de un día para otro, pero yo me tomé bien esta cuarentena”, contó durante al medio chileno durante aquellos días de oscuridad y aislamiento.

Nervi no cabía en su felicidad el último lunes. Después de ganar, se volvió a la Villa Panamericana en el subterráneo de la ciudad de Santiago y recibió el aplauso de los pasajeros ocasionales que, de pronto, encontraron al nuevo ídolo cara a cara. “Esto es por todos, por todos los chilenos. Poder hacer mi mejor marca en el año en este campeonato vale oro. Estoy feliz de ser parte de este proceso. Tenemos que fomentar el deporte sano y poder disfrutar de la actividad física. Si los beneficios del deporte fueran una pastilla, sería la más vendida del mundo”, dijo. Y se fue a festejar con sus colegas deportistas del Team Chile.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/lucas-nervi-el-discobolo-campeon-en-los-juegos-panamericanos-que-lanzaba-toallas-durante-la-pandemia-nid01112023/

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