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Los jóvenes rusos, un pilar sigiloso que sostiene al régimen de Vladimir Putin

“Nuestra lealtad a la patria nos da fuerza”. La frase se leía en las remeras de cientos de jóvenes rusos que marchaban hacia la Plaza Roja de Moscú la mañana del 30 de septiembre. Pero tamb...

“Nuestra lealtad a la patria nos da fuerza”. La frase se leía en las remeras de cientos de jóvenes rusos que marchaban hacia la Plaza Roja de Moscú la mañana del 30 de septiembre. Pero también son las palabras de la penúltima estrofa del himno ruso, que revela el apoyo de este grupo a su líder máximo, Vladimir Putin, y la invasión a Ucrania.

Parecía un día festivo para los rusos que hacían flamear sus banderas, entonaban la canción patria y bailaban las melodías de las bandas que tocaron en el concierto, bajo el lema “Un país, una familia, una Rusia”. Se sumaba una expectativa generalizada que recorría el ambiente porque, según había informado el gobierno, Putin estaría ahí. Los jóvenes lo esperaban con ansias, hacían filas para verlo… pero el presidente nunca llegó.

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La convocatoria era por el aniversario de la anexión ilegal por parte de Rusia de territorios ucranianos, mientras continúa la guerra por el control del este de Ucrania a medida que se acerca el invierno. Pero el encuentro dejó al descubierto la potente relación entre las generaciones más jóvenes y el gobierno ruso.

A medida que el Kremlin busca que la población adopte la cosmovisión militarista de Putin, los jóvenes rusos eligieron un bando. Muchos optaron por abandonar el país por miedo a ser reclutados en el Ejército o para señalar su disconformidad. Otros se quedaron y están alineados con los mensajes del presidente, que hace todo lo posible para cautivarlos.

LA NACION se contactó con algunos jóvenes que apoyan a Putin y la guerra en Ucrania. Tatiana Alekseeva es parte de ese grupo que asistió aquel día a la marcha y que se organizan a través de la red social rusa VK o canales de Telegram para apoyar los actos. Tiene 25 años, estudia medicina y, según ella, este tipo de eventos “son días festivos que amamos y honramos”.

“Apoyo a Vladimir Vladimirovich y, en consecuencia, todas sus decisiones. Creo en mi Rusia. Es un país muy fuerte porque está habitado por gente fuerte de espíritu. Gente que ha sobrevivido mucho. Ahora no todo es fácil, pero saldremos adelante”, contó desde Moscú.

Aunque la mayoría de los participantes no quiso brindar declaraciones, LA NACION supo que hay un grupo de estudiantes de la Universidad Estatal de Moscú (Msmsu) que fue invitado por el gobierno a participar en esta marcha a cambio de horas de voluntariado, lo que les suma puntos en su historial académico.

Una semana antes de la manifestación, un mensaje del Kremlin aterrizó en el canal de Telegram de la red “Atención, Moscú” que convocaba a los jóvenes a participar “en un concierto dedicado a la expansión de las fronteras de nuestro Estado”. Junto a ese texto se les enviaba un enlace a una mesa donde podían inscribirse en el evento: se prometían horas de voluntariado por asistir al concierto. Según los estudiantes, estas horas de crédito aumentan las posibilidades de entrar gratis en una residencia, por lo que “se aferran a ellas”.

“Muchos se indignan con esa propuesta, pero a otros nos conviene”, dijo Tatiana, que sueña con hacer una residencia fuera de Moscú. “Nuestra universidad depende del Ministerio de Sanidad, así que supongo que vienen de allí”, agregó.

Además, el canal de noticias ruso Mozhem Obyasnit informó que los organizadores del encuentro ofrecían pagar 600 rublos (unos 6,50 dólares) a los participantes para que asistan y se queden “hasta el final”, pero puntualizó que “quieren ver caras jóvenes, preferiblemente menores de 35 años”.

Síntoma de una generación

Alexandra tiene 39 años, es ecologista y vive en San Petersburgo, la ciudad natal de Putin y el bastión desde el que saltó a la política nacional. Aunque no votó al presidente en las últimas elecciones, sí apoya la “operación especial” (como llama Putin a la guerra en Ucrania). La perspectiva de su hijo Alexander, de 14 años, es diferente. Pese a que se “siente protegido por su país”, le preocupa la guerra porque “apoya a los habitantes de Donbass” poblado de rusohablantes.

“Creo que la política del Estado ruso va por buen camino. El Estado apoya a los jóvenes. La educación es gratuita, hay muchas oportunidades de desarrollo y realización”, cuenta Alexandra a LA NACION. Ella es parte de una generación que vivió el trauma de los años 90 por el colapso de la Unión Soviética, una etapa caótica caracterizada por la corrupción, la ausencia del Estado y recurrentes crisis económicas. Para ella, el actual jefe del Kremlin representa el orden, la estabilidad y el progreso económico.

“Los nacidos en los años 90 formaron su opinión sobre Putin ya a principios de la segunda década del siglo XXI (es decir, 2010-2015), cuando todavía se consideraba que Putin había rescatado a los rusos de los peores rasgos del capitalismo neoliberal y había aportado estabilidad al país”, dijo a LA NACION Lewis Siegelbaum, profesor emérito de Historia en la Universidad Estatal de Michigan.

“Creo que en este momento, la mayoría de la generación más joven apoya al país. A los que vivieron los años 90 apenas se les enseñó patriotismo; ahora en Rusia hay muchos ejemplos dignos entre los jóvenes que llegan a sus pares y son líderes de opinión. Por ejemplo, el cantante Shaman es el más joven y más popular de Rusia”, dice Alexandra.

Yaroslav Dronov (Shaman), de 32 años, se convirtió en uno de los cantantes mejor pagados de Rusia luego de alinearse con el Kremlin y es conocido por su performance en actos progubernamentales como el del 30 de septiembre.

“En general, la juventud rusa considera que la invasión a Ucrania está justificada precisamente porque Putin dice que lo está”, agregó el experto. “La juventud rusa ha estado sometida a fuertes dosis de propaganda pro-Putin y desde febrero de 2022 estuvo en el extremo receptor de mucha propaganda ‘patriótica’, nacionalista y antiucraniana”.

De hecho, una reciente investigación de The New York Times reveló cómo Rusia difunde narrativas probélicas y prorrusas en videojuegos y en plataformas populares como Minecraft, Roblox, World of Tanks, entre otras. Aplicaciones que usan muchos jóvenes de entre 8 y 25 años, entre ellos Alexander y sus amigos.

Una obsesión del Kremlin

La intervención del Kremlin en los videojuegos demuestra la obsesión con la que el gobierno de Putin intenta expandir y justificar sus objetivos políticos en las generaciones más jóvenes.

Con ese objetivo, Putin no descarta resucitar las estructuras de adoctrinamiento del pasado comunista de su nación: al igual que en mayo de 1922 el Partido Comunista fundó la Organización de Pioneros Vladimir Lenin para adoctrinar a la población desde niños, Putin impulsó, un siglo después, la formación del Ejército de la Juventud (Yunarmiya) que aspira a “promover las políticas del Estado en los intereses de los niños y jóvenes” y “fomentar que asuman su responsabilidad con el destino de la patria”.

La semana pasada, circularon las fotos y videos de menores que recibían entrenamiento militar por los ocupantes rusos de Crimea, según reveló un informe del 6 de noviembre del canal de Telegram Crimea.realities, un informativo regional del Ejército ucraniano. A los niños se les enseña a caminar por el bosque, quitar trampas explosivas, disparar y lanzar granadas. En total, unos 230 chicos participaron en los “ejercicios”, 70 de ellos procedentes de las regiones de Ucrania ocupadas por Rusia.

Según la página web del Yunarmiya, más de 1,4 millones adolescentes de entre ocho y 18 años se alistaron en sus filas desde 2016, con la intención de aprender “los sentimientos patrióticos y los fundamentos del entrenamiento militar, como se hacía en los tiempos de la Unión Soviética”, explicó Alexandra, que todavía no planea enrolar a su hijo. Sin embargo, dijo que “si Alexander quiere unirse al movimiento en el futuro, vamos a considerar esta cuestión con la familia”.

Aunque las estadísticas del Centro Levada, una organización encuestadora independiente de Moscú, demostraron que la mayoría de los jóvenes rusos es “apolítica”, se mantienen activas organizaciones juveniles como la Guardia joven de Rusia Unida, la rama juvenil del partido político de Putin (Edinaia Rossiia). Según los expertos, cuenta con unidades en muchas ciudades del país y afirma tener varios cientos de miles de miembros.

Sin embargo, “el número de organizaciones juveniles progubernamentales cambia continuamente, porque no son duraderas y son meras quimeras burocráticas a las que los funcionarios rinden cuentas a sus superiores”, dijo a LA NACION el director científico del Centro Levada, Lev Gudkov. “Se trata más bien de un intento de recrear algo parecido a las organizaciones juveniles de finales de la era soviética, cuando se convirtieron en estructuras formales”.

Pero los esfuerzos y recursos que despliega el Kremlin para cooptar lealtades en las futuras generaciones parecen no dar suficientes beneficios para su maquinaria política ya que es es poco frecuente que los jóvenes participen de manera activa en la política. “No se los anima o incita a hacerlo -explica Siegelbaum-. La política hay que dejársela a los líderes políticos, que saben más”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/los-jovenes-rusos-un-pilar-sigiloso-que-sostiene-al-regimen-de-vladimir-putin-nid14112023/

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