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Las Leonas en los Juegos Panamericanos Santiago 2023: de goleada a goleada para llegar a las semifinales

SANTIAGO DE CHILE.- Quizás se hagan demasiado largos los dos días de descanso para las Leonas en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. En su búsqueda por la clasificación para los Juegos Olí...

SANTIAGO DE CHILE.- Quizás se hagan demasiado largos los dos días de descanso para las Leonas en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. En su búsqueda por la clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024, recién el jueves se medirán ante Canadá por las semifinales. Mientras tanto serán muchas horas de charla, un poco de entrenamiento y bastante de distracción en la Villa Panamericana de Cerrillos. Del otro lado, un choque muy interesante para ver: el mismo jueves, pero en el segundo turno, se medirán en la otra semifinal las pujantes Diablas de Cachito Vigil –Chile, para hablar con nombre propio- frente a los Estados Unidos, un seleccionado venido a menos respecto de otros Panamericanos, pero nunca para confiarse.

El equipo de Fernando Ferrara viene de goleada en goleada. Debutó con una paliza ante Uruguay por 8-0, luego venció a los Estados Unidos por 5 a 1 tras ir perdiendo 1 a 0, mientras que este lunes vapuleó a Trinidad y Tobago por 21 a 0, una experiencia fuera de lo común por la disparidad de fuerzas. De esta forma, el conjunto nacional femenino de hockey sobre césped se llevó el Grupo A con tres victorias, 34 goles a favor y un tanto en contra, una pelota que pareció entrar en la valla argentina pidiendo permiso y en cámara lenta, que significó el triunfo parcial de las norteamericanas.

El hockey es uno de los deportes que pueden ser más desparejos del programa panamericano. Quedó demostrado en el último choque entre la Argentina y Trinidad y Tobago, un país con un mínimo desarrollo en esta disciplina, de escasas jugadoras y que apenas posee una cancha presentable en su territorio. Las diferencias son abismales y las caribeñas hacen lo que pueden. Si bien al equipo albiceleste le costó marcar la diferencia en el primer cuarto, los goles llegaron en cascada cuando se abrió el arco. Entonces, después de vulnerar esa defensa con diez rivales atrincheradas, apareció en toda su dimensión Agustina Gorzelany, hija de un ex combatiente de Malvinas, que anotó 6 goles (5 de córner corto), mientras que completaron la paliza María José Granatto (3), Valentina Raposo (2), Delfina Thome (2), Sofía Cairo (2), Eugenia Trinchinetti (2) y Julieta Jankunas (2), más los tantos de Victoria Sauze y Pilar Campoy.

“Sabiendo en los papeles que Trinidad y Tobago es un equipo más débil que nosotras, nos propusimos marcar la diferencia. El objetivo nuestro acá es muy claro, sin importar el rival, así que le pusimos intensidad, buscamos entrenar los córners y agarrar confianza para lo que viene”, contó la capitana Rocío Sánchez Moccia, que todos los días –mañana y noche- entabla videollamadas en la Villa Panamericana para sentirse más cerca de su hija, Francesca.

Más allá de que son partidos ganados de antemano porque no existen equivalencias entre uno y otro equipo, los encuentros ante esta clase de conjuntos tan limitados encierran el riesgo de las lesiones. Es porque las rivales desconocen algunos gestos técnicos y pueden atentar contra la integridad física en el choque de cuerpos. “Por ahí no vamos tan abajo ni con la mano tan al piso para evitar riesgos, más que nada sabiendo que estamos en semifinales. Si fuera otro el partido, saldríamos diferentes. En este caso jugamos con más cuidado”, admite Delfina Thome, delantera de 27 años. La salteña Valentina Raposo, de fulgurante aparición en Tokio 2020 siendo muy jovencita, habló de la intensidad: “Sigue siendo la misma, pero con un poquito más de cuidado. Igual, la idea es no perder nuestro ADN”.

Fernando Ferrara reconoce que debe pensar estos partidos con algún asterisco, una estrategia distinta a la que se emplea con rivales más parejos. “Hay que tomar precauciones. El bloqueo lo planteamos en diagonal desde el medio, tratando de no ponernos de frente ni bajar mucho la mano izquierda ante eventuales pegadas en esa zona. Después, cuando hay curva con curva, meter presión, pero tomamos resguardos en ese sentido”. El entrenador describió además la actitud propuesta frente a Trinidad y Tobago: “Con todo respeto, lo planteamos como un partido de entrenamiento. Y tiramos todos córners directos, no mostramos jugadas. Fundamentalmente para darles confianza a las chicas”.

Alejandra Gulla, asistente y que formó parte de la generación dorada de las Leonas como delantera, habló del escudo protector que hay que considerar frente a eventuales torpezas del oponente: “En partidos como frente a Trinidad y Tobago debés intentar hacer tu juego, pero siempre contemplando precauciones en la parte técnica. De repente vas a presionar de cierta manera y, cuando ellas levantan el palo, debés tener cuidado para no lastimarte. Lo que pasa es que es complicado, porque respetar al rival es lo que sucedió con el 21-0: es hacerles los goles que hay que hacerles. Acá era cuestión de jugar con la seriedad que conlleva vestir la camiseta de Argentina”.

Mario Almada, también asistente y ex atacante como Gulla –fueron contemporáneos- sostiene una postura contraria: “Soy de la idea de que si vas a medias en esos mano a mano termina siendo peor, en comparación a cuando no lo pensás y jugás normalmente. A veces especulás y decís: ‘bueno, nos vamos a cuidar’. En algunos casos te juega en contra. Es cierto también que ellas juegan diferente y puede resultar peligroso”. Y rememoró su pasado: “En mi época sucedía: recuerdo un 31 a 0 en los Panamericanos de Santo Domingo 2003. Pero hay que jugar a fondo”.

Como ninguna otra y a fuerza de córners, Gorzelany aprovechó para aumentar su foja personal de goles ante un rival débil como el triniteño, pero también influye lo que dicta la mente: “Nos costó encontrar ese ritmo de decir ‘Bueno, vamos con toda’. Porque también tenés en la cabeza ese miedo de: ‘¿Qué pasa si voy de frente y me lastiman, si se levantan la pelota y me la dan?’. Después, durante el partido, percibimos que ellas no tenían ninguna mala intención de nada y siempre intentaron jugar. Eso sirvió para pensar: “Bueno okey, podemos jugar de verdad, estamos tranquilas. Y al final se vio que desarrollamos el partido de la mejor manera”.

En esta idea de no subestimar al rival más allá de la notoria brecha de nivel, Julieta Jankunas comentó: “Básicamente marcamos la diferencia que necesitábamos marcar para seguir en nuestro eje. Con esta camiseta no hay partidos en los que se pueda regular: hay que dar el cien por ciento siempre. Al principio nos costó entrar en la dinámica, pero después ya fluyó todo. A seguir sumando”. En tanto, Pilar Campoy argumentó: “En vez de ir más frontal o al límite, preferíamos ponernos más de costado para resguardarnos para lo que se aproxima, que es importante. Se nos viene una semifinal dura y era clave practicar algunas cosas”.

La arquera Clara Barbieri enfatiza en el lado de la focalización: “Contra este tipo de rivales tenés que asegurarte de que la cabeza no se te vaya. Ante ellas empecé a hablarles a mis compañeras desde el arco y marqué las rutas de pelota en los tiempos que me tocó estar adentro. Con alguna indicación me siento parte, es una manera de estar en partido. Es que nadie quiere que le hagan goles nunca, y menos con una pelota aislada. Sea un rival superior o inferior, mantener el bocho es lo más importante”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/hockey/las-leonas-en-los-juegos-panamericanos-santiago-2023-de-goleada-a-goleada-para-llegar-a-las-nid31102023/

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