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La judoca Brisa Candela Gómez ganó la medalla de plata en los Juegos Panamericanos Santiago 2023

SANTIAGO DE CHILE.- Diagnóstico: “desgarro en el isquitibial derecho grado 2″. Médica a cargo: Paula Pareto. Hace unos 25 días, Brisa Candela Gómez sintió un pinchazo atrás y su sueño pa...

SANTIAGO DE CHILE.- Diagnóstico: “desgarro en el isquitibial derecho grado 2″. Médica a cargo: Paula Pareto. Hace unos 25 días, Brisa Candela Gómez sintió un pinchazo atrás y su sueño panamericano peligró. Tanto esfuerzo para quedar descartada entre interminables sesiones de kinesiología y ecografías. Pero la película tuvo un giro feliz de última hora y la prometedora judoca de Caseros terminó ganando la medalla de plata en la categoría -57 kg. “Luché con cabeza, corazón y garra”, describe entre llantos. Sin olvidar a la Peque, su ídola y mentora, quien controló el tratamiento para que se le formara esa bendita cicatriz fibrosa y la joven pudiera saltar al tatami venciendo al tiempo. Así fue su The End de Santiago 2023.

En el podio se secaba las lágrimas. No porque hubiera perdido la final por ippon ante la brasileña Rafaela Lopes Silva, en unos pocos segundos. Derrotarla hubiese sido una hazaña histórica: tenía enfrente nada menos que a la campeona olímpica de Río 2016 y oro en los Mundiales de Río (2013) y Taskent, Uzbekistán (2022). En verdad, Brisa se restregaba los ojos por que no podía manejar la emoción, después de haber espantado mil demonios relacionados con su físico. “El desgarro que tuvo fue bastante grave para el momento en que le pasó. Sentíamos que llegábamos con lo justo en cuanto a los tiempos biológicos. Pera ella puso todo: su cuerpo, su lesión… y le fue muy bien. Cuando ganó, le dije que me había regalado una alegría enorme”, detallaría después Pareto, que durante la competencia anduvo con una valija de un lado para el otro en su función de médica oficial del Comité Olímpico Argentino.

La relación de Brisa con la campeona olímpica argentina en Río 2016 viene desde hace algunos años, porque la chica de 22 años sirvió de sparring en la campaña de la Peque rumbo a Tokio 2020, los Juegos Olímpicos que marcaron su retiro. “Yo era muy chiquitita, fue una experiencia increíble, y a partir de ahí ya me metí de lleno en el alto rendimiento. ¿Qué me aconsejó? Que por más que el otro sea más fuerte físicamente, la cabeza es lo fundamental. Creo que esta vez lo demostré, el trabajo psicológico que hice fue muy importante”, asegura Gómez. Pareto recordó aquel lapso preparatorio, bajo la sombra de la pandemia: “Ella siempre estaba ahí parada como sparring, sumando, mientras yo intentaba devolverle esa ayuda. En todo momento trabajamos en equipo”.

Desde el primer día que pisó la Villa Panamericana de Santiago, Brisa desviaba la atención en su desgarro, que la limitaba. Era lógico. El plan era no esforzar su cuerpo de más en los entrenamientos y seguir la evolución minuto a minuto. “Cuando me enteré de la lesión estaba supermal. Hasta me preguntaron si quería venir a estos Juegos Panamericanos y dije que sí, pero sabía que estaría muy justa con los tiempos. Y que incluso podía pasar que la lesión no terminara de cicatrizar. Pero no me quise hacer ninguna otra ecografía ni nada. Ahora, cuando llegue a Buenos Aires, voy a ver cómo está la pierna”, suspira la judoca del partido de Tres de Febrero. Viene de cumplir el programa de transición del Enard para juveniles, que dura cuatro años, y ya empezó a demostrar entre las mayores. Como el bronce que logró en el Panamericano de judo que se disputó en septiembre pasado en Calgary, Canadá, donde se entreveró con las mejores de la región.

La dolencia en la pierna estuvo siempre ahí, al acecho. “Paula me dio muchos tips. Ella me decía que me quedara tranquila, que me pusiera a luchar solamente para el torneo. Me bajaba un poco los decibeles, porque yo ya quería salir a entrenarme al otro día de la lesión, estaba ansiosa. Y en estos Juegos tenía un poco de miedo en las primeras peleas, de no estar bien físicamente o de aire. No voy a mentir: para llegar hasta este logro tuve algunas recaídas, pero acá estoy: con la medalla”, se felicita.

Brisa incursionó en este arte marcial a partir de los cuatro años, inspirada en su hermano tres años mayor, Facundo. Se dio de manera lúdica, como suele ocurrir, y después de que su madre la llevara de la mano al tatami del club para que practicara algún deporte. Luego le siguieron sus dos hermanos menores, Iván y Rodrigo. “Yo me reenganché con el judo. Ya no paré. Y mis hermanitos siguen mis pasos, vienen bien”, anticipa Brisa, con su cara iluminada.

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Ahora, es tentador compararla con la pequeña crack que brilló en la categoría de -48 kilos. Es la propia Pareto quien aquieta la ansiedad por ver a Brisa como una futura campeona mundial u olímpica: “No, no se puede comparar. Es imposible. Primero, porque todos los judocas son diferentes. Segundo, porque son épocas distintas. Y tercero, porque si quieren comparar… en poco tiempo se van quedar cortos. Brisa tiene mucho potencial y hay mucha gente en nuestro judo haciendo equipo, que es muy bueno. Hay buena energía y vibra detrás y eso te impulsa, más allá de los resultados, que nos importan a todos. A veces tarda en llegar la medalla. Pero lo que más tarda, después más se disfruta”.

El año deportivo de la medallista de plata terminó en Santiago, pero desde enero de 2024, cuando emprenda una gira europea, buscará puntos para el ranking con el objetivo de llegar a los Juegos Olímpicos de París 2024. “Las esperanzas siempre están. Es mi objetivo”, se ilusiona Brisa, que seguirá respaldándose en Pareto: “Paula es una heroína en nuestro país y en muchos otros. Para mí es un ejemplo de persona, deportista, compañera. Demostró que haciendo las cosas bien, se llega. Yo la admiro. Es maestra, médica, entrenadora… tiene todos los títulos ganados”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/judo/la-judoca-brisa-candela-gomez-gano-la-medalla-de-plata-en-los-juegos-panamericanos-santiago-2023-nid29102023/

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