Hinchas de Boca activaron las máscaras de oxígeno después de golpear el techo del avión en el que se trasladaban a Río de Janeiro mientras cantaban por el equipo dirigido por Jorge Almirón, que disputará la final de la Copa Libertadores ante el Fluminense este sábado a las 17 en el estadio Maracaná.

“Este año volvemos a Japón”, gritaban en el avión los fanáticos de Boca, que jugará el sábado su duodécima final continental, de las que ganó seis. El club de la ribera intentará igualar a Independiente de Avellaneda y convertirse en el más ganador del torneo.

Boca viene de tener dos derrotas seguidas en finales de Libertadores. En 2018 perdió contra River la recordada final que jugaron en Madrid y seis años antes, en 2012, cayó frente al Corinthians Paulista tras una disputada serie final con Juan Román Riquelme en cancha y Julio César Falcioni como director técnico.

Su última coronación fue en 2007, también con Riquelme al frente del equipo en cancha, aunque con el actual entrenador de Rosario Central, Miguel Ángel Russo, en el banco de suplentes.

En el camino hacia el último encuentro del torneo en esta copa, Boca ganó su grupo, el F, sin inconvenientes. Solo cayó en Colombia ante el Deportivo Pereyra en la cuarta fecha.

En octavos de final dejó en el camino a Nacional de Uruguay por penales luego de empatar 0-0 en la ida y 2-2 de local en la vuelta. En cuartos venció por penales a Racing tras dos empates en 0 con un Sergio “Chiquito” Romero, formado en el club de Avellaneda, como figura. En las semis empató de local sin goles contra el Palmeiras y 1-1 en Brasil y, nuevamente con un Romero estelar, triunfó desde los 12 pasos.

En la Copa de la Liga, por otra parte, el equipo dirigido por Almirón no encuentra el rumbo. Perdió seis de los 11 partidos y se ubica a seis puntos del último clasificado a los cuartos de final con cinco equipos por delante en el grupo B.