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Escapadas: 9 cavernas con laberintos y misterios que invitan a la aventura

Entre laberintos húmedos y oscuros, estalactitas y estalagmitas, las cavidades naturales en las rocas son un pasaje directo a un mundo subterráneo plagado de...

Entre laberintos húmedos y oscuros, estalactitas y estalagmitas, las cavidades naturales en las rocas son un pasaje directo a un mundo subterráneo plagado de historias y misterios que se remontan a cientos de miles de años, muchas veces con registros humanos históricos y un ecosistema único. Algunas cavernas son tan amplias que parecen catedrales góticas. Otras presentan pasos tan estrechos que obligan a arrastrarse entre las rocas o treparse a paredes inclinadas que desafían la ley de gravedad. Adentrarse en las profundidades siempre es una aventura.

“Las cavernas se caracterizan por tener una humedad muy estable, bajas temperaturas y la total oscuridad, condiciones que pueden alterarse al ser visitadas, tal como sucedió años atrás en Las Brujas, en Mendoza. Se estima que la caverna debe tener un millón y medio de años. La formación geológica es de 100 millones de años, cuando esto era fondo marino. Después se plegó la cordillera, el fondo marino se elevó y con los cambios climáticos se fueron formando cuevas”, señala Carlos Benedetto, presidente de la Federación Argentina de Espeleología.

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Con el fin de abrirla al turismo se colocaron luces que modificó el medio ambiente cavernario y se instalaron escaleras de hierro que deterioraron las paredes. “Finalmente, luego de hacer los cambios necesarios para respetar el medio ambiente, por estos días Las Brujas es una de las pocas cavernas de nuestro país adaptada para el turismo, aunque solo se habilitó un sector para tal fin”, agrega.

Las cavernas, cuevas y grutas han sido desde los albores de la humanidad un ambiente atrayente, por su posibilidad de brindar abrigo y protección y de poder adentrarse a un mundo diferente, misterioso e introspectivo. “Son conocidos los mensajes milenarios que nuestros predecesores dejaron plasmados a través del arte rupestre en las paredes de cavernas como Lascaux o Altamira en Europa, o la cueva de Las Manos en la Patagonia” señala Gabriel Redonte, miembro del Grupo Espeleológico Argentino (GEA) y Presidente de la Unión Argentina de Espeleología (UAE).

Muchos de los conocimientos que hoy tenemos de cómo vivían y quiénes eran surgieron de trabajos en cuevas por ser un tesoro de información científica y preservación de la información .

Son los espeleólogos (término que viene del griego spelaion cueva y logos estudio) quienes se abocan su relevamiento y estudio, aunque no siempre son fáciles de explorar por la irregularidad de sus relieves. “Algunas tienen grandes pozos o estrechos pasajes que obligan a utilizar técnicas similares a las del montañismo para sortear obstáculos. Contar con una buena preparación es clave, tarea que siempre se debe planificar y realizar en grupos de espeleología”, explica Redonte.

El Grupo Espeleológico Argentino viene investigando y publicando trabajos en cientos de cuevas y forma parte de la Unión Argentina de Espeleología, federación que posee un registro total de 2200 cavidades naturales de todo tipo a lo largo de la geografía argentina, de las cuales, apenas el 5 por ciento pueden considerarse cavernas o cuevas con extensos desarrollos, salas, galerías y zonas de oscuridad total.

“Las cavernas más extensas del país son de origen kárstico, es decir, que se desarrollaron a partir de la disolución de una roca carbonática, como las calizas, por acción de la circulación del agua. Son también las que desarrollan las famosas estalactitas y estalagmitas, que constituyen, junto con otros espeleotemas, el decorado de este tipo de cavidades”, dice Silvia Sicilia, geóloga del GEA.

Las rocas calizas, según explica, están compuestas principalmente de carbonato de calcio, que al entrar en contacto con el agua comienza a disolverse de manera que ese agua se carga de estos componentes. Los espeleotemas tardan miles de años en desarrollarse y adquieren diferentes morfologías que reflejan la circulación del agua en el interior de la caverna. Así el lento goteo forma las estalactitas en el techo y las estalagmitas en el piso, cuando el flujo del agua ocurre a través de las paredes se forman coladas o cascadas.

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La más extensa es el sistema Gendarme-Templo en Las Lajas, Neuquén, con 3633 metros de galerías y forma parte del conjunto de cuatro cavernas del Área Natural Protegida Cuchillo Curá.

“Existen otras cavernas en el país que superan los mil metros de desarrollo, entre ellas la de La Liebre, en Rodeo, San Juan, con 1410 metros o la de Las Brujas, con 1343 metros. Nuestro territorio está poco explorado, seguramente muchas cavernas aún no han sido descubiertas”, subraya Redonte.

Las cuevas pueden sufrir impactos por explotación minera cercana o contaminación de acuíferos, pero también por el ingreso frecuente de personas. Por ese motivo, su habilitación al turismo requiere estudios y un régimen de uso responsable, para evitar grafitis e impactos a su ambiente. A continuación, las cuevas que se pueden visitar.

Una por una

◗ Caverna de las Brujas. Es una de las más conocidas, está en la Reserva Natural de Bardas Blancas, en Malargüe. Se trata de una de las cavidades de origen kárstico más extensa del país, con numerosos espeleotemas como estalactitas, estalagmitas, coladas y cascadas. Ofrece dos recorridos y permite practicar un turismo de aventura suave o moderado (no apto para personas con claustrofobia). Requiere de buena visión y movilidad.

◗ Cueva y cascada Cifuentes. En Dorrego, provincia de Buenos Aires, esta cueva de origen kárstico se ubica detrás de la cascada del mismo nombre, considerada el salto provincial más grande, con caídas que oscilan entre 5 y 8 metros. La cavidad se encuentra activa, y pueden observarse morfologías kársticas como gours (represamientos escalonados), coladas y estalactitas de notable belleza. El acceso es por el río, de acceso libre.

◗ Caverna El Sauce. Está en la Estancia El Sauce, en La Falda, Córdoba. Fue descubierta a principios de la los años 60, cuando se cavaba en una cantera de carbonato de calcio, por lo cual una parte importante de la formación fue destruida por la acción de las máquinas. A principios de los 80, la baja rentabilidad de la actividad minera hizo que terminaran las actividades y a partir de entonces, quedaron descubiertas tres bocas. Es una caverna en calizas con un desarrollo de 320 metros, presenta espeleotemas y cristales. Cuenta con una sala de interpretación. La entrada incluye visita guiada, mameluco y casco con luz frontal.

◗ Cueva de Las Manos. Se encuentra en el cañadón del río Pinturas, Santa Cruz, al interior de la Reserva Cultural Turística Provincial. Tiene 24 metros de desarrollo formada en ignimbritas (rocas de origen volcánico). Incluye los aleros, farallones y la cueva con presencia de pinturas rupestres que representan diferentes escenas de caza, negativos de mano, animales y figuras abstractas.

◗ Cuevas del cerro Los Leones. Localizada en Bariloche, Río Negro, comprende tres cavidades en riolitas volcánicas, la más extensa tiene 59 metros de desarrollo, dos salas y un pequeño estanque. Se trata de un majestuoso bastión rocoso con cavernas que fueron habitadas durante más de 8 mil años por los más antiguos pueblos de la región. A través de un túnel en la roca y a 130 metros en el interior de la montaña surge un manantial que forma un pequeño lago subterráneo. Visita con guías.

◗ Gruta Intihuasi. Se encuentra en La Carolina, enclavada en las sierras de San Luis, al pie del cerro Tomolosta. Declarada de interés científico, comprende una cueva en roca andesítica con un desarrollo de 22,5 metros. Actualmente se puede visitar con entrada libre. En el lugar existe una pasarela con exposición de restos óseos y líticos.

◗ Río Subterráneo Wildbach. En La Cumbrecita, Córdoba, se trata de un cañón ranurado en granitos (roca ígnea) que recorre un río y ofrece tres pasajes subterráneos con cascadas. Desde la cumbre del cerro Wank se desciende al sector subterráneo del arroyo Wildbach donde se recorre un tramo de 80 metros, y según la época del año y las temperaturas, se realiza el ingreso al agua o se visitan los sectores de la cueva seca.

◗ Caverna Puente del Diablo. A 7 km de La Poma, en Salta, esta caverna de 100 metros de extensión es atravesada por el río Calchaquí. En su interior, en los niveles superiores se observan galerías fósiles, mientras que la galería principal está constituida por el cauce del río.

◗ Las Minas de Paramillos. A 40 km de Uspallata, en Mendoza, se encuentran estas galerías mineras asociadas a construcciones arqueológicas y sitios paleontológicos de alto interés científico. En el interior se aprecia una de las explotaciones mineras posteriores a 1800, que tomaron como base antiguas construcciones jesuitas. Es una caída vertical de entre 60 y 90 metros, con un fondo anegado donde se puede hacer espeleobuceo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/salud/descanso/viaje-a-las-profundidades-con-laberintos-y-misterios-las-cavernas-invitan-a-la-aventura-nid07122023/

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