CARACAS.- La decisión del régimen de Nicolás Maduro de cambiar la directiva del Consejo Nacional Electoral es un golpe demoledor para la fe pública en un proceso electoral equitativo. Esto sucede en un contexto donde nueve de cada diez venezolanos claman por un cambio político radical.

Venezuela se encuentra en una crisis profunda. En medio de este escenario, una nueva figura política, María Corina Machado, ha capturado la atención pública, presentando una alternativa a la dinámica del poder actual. Esta candidata, quien según encuestas aventaja a Maduro por un margen significativo, promete algo que parece inalcanzable: una Venezuela donde el ciudadano tenga el control de su propio destino. Pero no todo es color de rosa. Hay estrategias dentro de la oposición que buscan minimizar el impacto de esta líder emergente. Y aún más preocupante es la coalición de intereses entre el régimen actual y segmentos de la oposición, formando una especie de “oposición funcional” que, aunque aparenta pluralidad, amenaza con perpetuar la actual situación de corrupción e impunidad. La responsabilidad recae ahora en los ciudadanos. Tienen en sus manos la oportunidad de romper con la lógica del poder que ha gobernado Venezuela durante las últimas décadas.