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Entraderas y secuestros. La pesadilla de una familia se vuelve realidad, delincuentes toman casas habitadas para “pasar la noche”

Se dice que las bandas criminales buscan consolidar el control de un territorio para alcanzar la impunidad. Moverse como dueños de un lugar permite a esos grupos armados transformarse en fantasmas...

Se dice que las bandas criminales buscan consolidar el control de un territorio para alcanzar la impunidad. Moverse como dueños de un lugar permite a esos grupos armados transformarse en fantasmas dentro de barrios, ocultar sus actividades al ojo estatal y sacar provecho del temor que provocan entre los vecinos. Eso había logrado hasta hoy un joven identificado como Ivan Daniel Orellana, conocido en la villa 15 con el alias de Ivanchu. Con 22 años encabezaba una violenta gavilla que intimidaba la zona de Villa Lugano llamada Ciudad Oculta. No faltaban antecedentes para que los habitantes tuviesen miedo ante su nombre: era buscado por dos homicidios y un intenso de asesinato.

Su modalidad para imponer el temor era la pesadilla de toda familia. Sabía que tenía cuentas pendientes con la Justicia y que los detectives de la Policía de la Ciudad estaban tras sus pasos. Por eso no pasaba más de una noche en una vivienda. Pero no es que tenía muchas propiedades a su disposición o que su banda tuviese guaridas fijas distribuidas por la villa 15, sino que directamente ingresaba cada día a un hogar diferente. A la fuerza, claro.

Ivanchu impuso allí una modalidad que se ve en otros asentamientos, especialmente en Rosario y en el conurbano, donde vecinos reciben inesperadas vistas de bandas criminales que a punta de pistola se apropian durante horas o, incluso, días de una casa familiar para transformarla en un momentáneo aguantadero, donde los habitantes son forzados a acopiar drogas o dar refugio a delincuentes buscados. Una noche de terror para cualquiera.

Ese sistema de escondites temporarios había sido detectado por los policías porteños. Faltaba solo anticipar el lugar que se había elegido para dormir en el momento en que se pudiese rodear la zona. Finalmente, llegó el dato: Ivanchu estaba en una casa de la manzana 31 bis de la villa 15. Con la autorización del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Número35, a cargo de Osvaldo Rappa, se desplegaron en los alrededores unidades de la División de Operaciones Especiales Metropolitanas (DOEM) y de Despliegue de Intervención Rápida (DIER). Orellana y un cómplice intentaron escaparse, pero el cerrojo policial ya había sido activado.

Fue capturado. En manos de esos delincuentes estaba dos pistolas 9 mm. Una de ellas era especialmente buscada por haber sido robada a un policía.

Tres crímenes en menos de tres horas. Cinco balazos a quemarropa y un misterioso mensaje que marca otro nivel de violencia

“La investigación de la Policía de la Ciudad logró determinar que “Ivanchu” junto a otros cómplices amenazaban a los vecinos del Barrio 15 para refugiarse en sus casas de forma que no tenía un domicilio fijo y no se podía establecer con exactitud dónde pasaban la noche”, explicó el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Eugenio Burzaco.

El joven conocido como Ivanchu era buscado el asesinato de un adolescente de 16 años cometido en abril pasado, por la muerte de otro menor en noviembre de 2021 y por balear a un operario de una empresa de televisión por cable.

Esa forma de irrupción en hogares que usaban Ivanchu y sus seguidores para esperar que se “enfriasen” sus casas seguras tiene réplicas en otros territorios. Así son obligados, por ejemplo, vecinos en Rosario para guardar cargamentos de droga. También trascienden casos similares en el conurbano, donde un extraño episodio fue resuelto hoy en Avellaneda por la intervención de la Prefectura y la policía bonaerense.

Los secuestros extorsivos forman parte de los delitos que más disminuyeron en los últimos años. En 2015, el promedio mensual era de 24 casos. Este año apenas se denunciaron cuatro hechos desde enero. Esa estadística sustenta la calificación de “extraño” para el hecho que ocurrió en República del Líbano al 1400, donde una banda sorprendió en la madrugada a una familia e ingresó en la casa. Cuatro delincuentes se quedaron allí con dos rehenes, una mujer y su hija de tres años, mientras que el esposo de esa víctima fue llevado a otra vivienda, ubicada a 20 cuadras.

En ese último lugar, situado en General Ferré al 1600, según la información policial y de la fuerza de seguridad federal que intervino en el caso, fue liberado el hombre tras un alerta dado por un vecino sobre un caso de secuestro que se desarrollaba allí. Dos de sus captores fueron atrapados en ese momento. Otros cuatro fueron detenidos cuando se liberó a la mujer y a la menor.

La investigación judicial busca determinar ahora el objetivo de la banda criminal que concretó ese hecho.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/seguridad/entraderas-y-secuestros-la-pesadilla-de-una-familia-se-vuelve-realidad-delincuentes-toman-casas-nid19052023/

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