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En fotos: Guillermo Francella, Claudia Villafañe con Benjamín Agüero y Emily Lucius en la premiere de Muchachos

Es inevitable: cualquier referencia a la Copa del Mundo de fútbol que ganó la Selección Argentina el año pasado en Qatar con Lionel Messi como figura y Lionel Scaloni como el conductor de la pr...

Es inevitable: cualquier referencia a la Copa del Mundo de fútbol que ganó la Selección Argentina el año pasado en Qatar con Lionel Messi como figura y Lionel Scaloni como el conductor de la proeza, le arranca una sonrisa a cualquier argentino. Así quedó demostrado en la avant premiere de Muchachos, la película de la gente, el film de Jesús Braseras basado en el texto de Hernán Casciari que produjo Pampa Films y que cuenta con la locución de Guillermo Francella.

Periodistas, personalidades del mundo del deporte y figuras del espectáculo se dieron cita en el DOT para revivir la emoción que sintieron hace un año, durante la gesta del equipo albiceleste y la tan ansiada coronación: el momento en el que el diez de la selección levantó el esperado trofeo, el tercero de la historia del país.

Desde Francella y Casciari hasta Claudia Villafañe y Benjamín Agüero, el hijo del Kun y nieto de Diego Armando Maradona; de El Peque Schwartzman y Rodolfo D´Onofrio hasta Ernesto Tenenbaum, el Rifle Varela y Quique Wolf, nadie quiso perderse la oportunidad de revivir uno de los momentos más importantes de la historia reciente del deporte nacional.

La película está basada en el cuento La valija de Messi, escrito por el propio Casciari. El relato, inspirado en los días del periodista en Barcelona, llegó incluso a los oídos del ídolo de la Selección y fue Antonela Roccuzzo, su mujer, quien lo compartió en sus redes sociales, gesto que le dio aún más alcance del esperado. El texto nació al calor del Mundial. Fue el escritor quien leyó un fragmento por primera vez en el programa de radio de Andy Kusnetzoff, Perros de la calle, apenas la Selección alcanzó la gloria.

“Yo me acuerdo que los sábados de 2003 a la mañana, en el canal TV3 de Cataluña, se transmitía en directo los partidos de las inferiores del Barça. Los sábados a las once y media y los domingos a las nueve y media, en los chats de argentinos emigrados se repetían dos preguntas: ‘¿cómo hacemos dulce de leche hirviendo una lata de leche condensada?’ y ‘¿a qué hora juega el chico rosarino de 15 que hacía goles todos los partidos?’”, introdujo.

“En la temporada 2003/2004, Messi jugó 37 partidos en el juvenil A, juvenil B, Barça C y Barça D. Y en esos 37 partidos convirtió 35 goles. Yo recuerdo que el rating matutino de la televisión catalana superaba al rating prime time de la noche. Mucha gente empezaba a hablar de este nene. En las peluquerías, en los bares y en las tribunas del Camp Nou. El único que no hablaba era él”, continuó.

“En las entrevistas post partido, todas las preguntas las respondía con un sí o con un no. A veces decía ‘gracia’ y después bajaba la vista, no hablaba mucho. Los argentinos emigrados hubiéramos preferido a un charlatán, pero había algo bueno cuando por fin hilvanaba una frase más o menos larga, se comía todas las eses y decía ‘ful’ en lugar de falta”, manifestó y agregó: “Descubrimos, con alivio, que era de los nuestros, de los que teníamos la valija sin guardar”.

“En esa época había dos clases de inmigrantes en Barcelona: los que guardaban la valija en el ropero, ni bien llegaban a España, decían ‘vale’, ‘tío’ y ‘hostias’. Y los que teníamos la valija sin guardar manteníamos las costumbres, como por ejemplo el mate o el yeísmo. Decíamos yuvia, decíamos caye, para no olvidarnos”, indicó y acotó: “Empezó a pasar el tiempo. Messi se convirtió en el 10 indiscutido del Barça. Llegaron las Ligas, las Copas del Rey y las Champions, y tanto él como nosotros, los inmigrantes, supimos que el acento era, de todas las cosas, lo más difícil de mantener. A todos nos costaba mucho seguir diciendo gambeta en vez de regate, pero al mismo tiempo sabíamos que era nuestra trinchera final. Y Messi fue nuestro líder en esa batalla. El chico, aquel que no hablaba, nos mantenía viva la forma de hablar”.

“Es difícil explicar cuánto nos alegró la vida a los que vivíamos lejos de casa. Cómo nos sacó del hastío de una sociedad monótona y nos justificó. De qué manera nos ayudó a no perder la brújula. Messi nos hizo felices de una forma tan serena y tan natural, y tan nuestra, que cuando empezaron a llegar los insultos desde Argentina no lo podíamos entender”.

“Pecho frío. Solamente te importa la plata. Quedate allá. No sentís la camiseta. Sos gallego, no argentino. Si alguna vez renunciaste, pensalo otra vez. Mercenario. Viví quince años lejos de Argentina y no se me ocurre pesadilla más espantosa que escuchar voces de desprecio que llegan del lugar que más querés en el mundo”.

“(...) Y al volver, ganó todo lo que le faltaba y cerró las bocas de sus detractores. Aunque algunos lo encontraron «por primera vez vulgar» frente a un micrófono. Fue cuando dijo: ‘Qué mirá’, bobo, andá payá'. Para nosotros, los que vigilamos su acento durante quince años, fue una frase perfecta, porque se comió todas las eses y su yeísmo sigue intacto”, continuó.

“Y ayer, como cada año, Messi volvió de Europa para pasar la Navidad con su familia en Rosario, para saludar a sus vecinos. Sus costumbres no cambian. Lo único que cambia es lo que nos trajo en la valija”, concluyó Hernán Casciari para la emoción en vivo de todos los integrantes de Perros de la calle.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/en-fotos-guillermo-francella-claudia-villafane-con-benjamin-aguero-y-emily-lucius-en-la-premiere-de-nid05122023/

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