Generales Escuchar artículo

El Fenómeno Messi: la selección insaciable le hizo un homenaje al capitán que nunca abandona

Bolivia lo adora: él era el motivo más atractivo para agotar las entradas. Eso decía la crónica de LA NACION del 29 de marzo de 2017, y aquellas líneas sirven para darle inicio a este artícul...

Bolivia lo adora: él era el motivo más atractivo para agotar las entradas. Eso decía la crónica de LA NACION del 29 de marzo de 2017, y aquellas líneas sirven para darle inicio a este artículo. Es que sucedió de nuevo. Lionel Messi es tan diferente que, a los dominios del cóndor, a los 3600 metros de La Paz, un escenario tan incómodo para correr que ha provocado algunas deserciones en el pasado, él trepó dos veces sabiendo que no iba a jugar. Ya no habrá otra visita; no, al menos, como futbolista. El rubro de las estadísticas inútiles registrará que nunca marcó un gol en el estadio Hernando Siles. Hace seis años estuvo aturdido y contrariado, encerrado en un vestuario. Desde afuera siguió una derrota que dejó a la selección atrapada por demonios. Esta vez estuvo sonriente y relajado, recostado en una butaca del banco de suplentes. Desde afuera siguió una victoria de los héroes de Qatar que empiezan a naturalizar lo que parecía casi imposible. La Argentina volvió a ganar en La Paz, ahora con un espectador de lujo: un tal Messi.

Aquella mañana de finales de marzo de 2017, cuando Messi se despertó en el hotel Sun de Santa Cruz de la Sierra, antes de escalar a la altura paceña, se enteró que la FIFA lo había suspendido por cuatro fechas por insultar a un juez asistente brasileño días atrás, en un juego con Chile, también por las traumáticas eliminatorias camino a Rusia 2018.

Enseguida se especuló con que regresaría a Buenos Aires. Pero igual viajó a La Paz el capitán herido. El vuelo de regreso a Europa, un chárter contratado por Barcelona y PSG –allí jugaba Di María– esperaba estacionado en la pista del aeropuerto de El Alto. Messi estuvo, pero casi ausente. Rumiando bronca. Se mostró poco, no habló y sus contados gestos públicos se vieron a través de los ventanales del colectivo para devolver algunos saludos de los bolivianos. Los hinchas se sorprendieron aquella jornada y también ayer, cuando se enteraron de la ausencia. Pese al desconsuelo, no hubo reproches. Idolatría certificada.

Esa tarde de lluvia, Messi se refugió en el vestuario local y desde ahí siguió todo el partido, acompañado por Marcelo Tinelli y Jorge Miadosqui, los tres frente a un televisor. Antes, integrantes de la delegación albiceleste habían buscado algún lugar entre los pisos 4° y 5° del coloso del barrio Miraflores, pero la seguridad del jugador no estaba garantizada. Entonces el presidente de la Nación, Evo Morales, lo invitó a su palco, pero Messi agradeció la delicadeza. No estaba de humor para cuestiones protocolares. Después de la derrota por 2-0 (la Argentina quedaba en zona de repechaje y el ciclo de Bauza tecleando en los primeros meses de Claudio Tapia como presidente de la AFA), en el vestuario recibió a sus compañeros, algunos mareados. Por la altura, y por la tabla de posiciones también.

Ya no jugará Messi en La Paz. Perdió 6-1 con Maradona en 2009; empató 1-1 con Sabella en 2012; perdió 2-0 desde afuera con Bauza en 2017, y ganó con Scaloni, en 2020 y en 2023, en el campo y a un costado. Ayer, el público no dejó de corear “Meeeessi, Meeeessi, Meeeessi”, casi como un homenaje de despedida. Hasta hubo una ovación –y algunas corridas de desprevenidos– cuando en el final entró la camiseta con el 10…, que estuvo en la espalda de Ángel Correa.

La última función, porque no dejó de ser una atracción para todos, lo tuvo a Messi sentado en un extremo del banco, pegado a Leandro Paredes. Incluso, vestido diferente, con buzo celeste (cuando bajó el sol, le sumó una campera) y no con la camiseta azul que lucieron lo que sí podían ingresar. Una imagen inédita: si bien en otras 23 ocasiones había estado con los suplentes en sus 18 años de selección, siempre con posibilidades de entrar. Ahora fue un plateista privilegiado de una tarea de la selección que se metió en los libros de historia… sin él. A la noche tomaron rumbos diferentes: la delegación completa regresó a Buenos Aires, salvo Messi, que partió en un vuelo privado hacia Miami. Pero se reencontrarán pronto.

View this post on Instagram

A post shared by Leo Messi (@leomessi)

¿Era necesario arriesgarlo a Messi? No. No había urgencias deportivas: fue un acierto de Lionel Scaloni, en función de las brusquedades que propuso Bolivia. Y con el acumulado de los 12 partidos en 48 días que arrastraba, también se trató de una señal para Inter Miami, porque en menos de un mes la selección citará a su capitán para la doble fecha de octubre –Paraguay y Perú–, al mismo tiempo que el equipo del ‘Tata’ Martino podría estar definiendo su clasificación a los playoffs de la MLS.

Pero Messi volverá a responder al llamado. En La Paz hubiese jugado el partido 200 en su historial de selecciones, desde sus días juveniles, testimonio de compromiso y vigencia. La lealtad por los colores siempre fue un capital en Messi. El hombre que jamás desertó en las malas, sólo se tomó un respiro para disfrutar de los campeones que desbordan fidelidad y sentido de pertenencia. Eso también se llama legado.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/el-fenomeno-messi-la-seleccion-insaciable-le-hizo-un-homenaje-al-capitan-que-nunca-abandona-nid12092023/

Comentarios
Volver arriba