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El día de la marmota: la Argentina es un país sin memoria

La opinión pública debate por qué la Argentina, cual día de la marmota, repite frecuentemente las mismas crisis y aplica las mismas políticas económicas fracasadas intentando solucionarlas de...

La opinión pública debate por qué la Argentina, cual día de la marmota, repite frecuentemente las mismas crisis y aplica las mismas políticas económicas fracasadas intentando solucionarlas desde la década del 40 hasta el presente. La canción sigue siendo la misma.

Para que una crisis se repita, hay que analizar los condicionantes institucionales, sociológicos, culturales y hasta psicológicos del comportamiento económico de los argentinos. Sea por olvido, ignorancia o confusión, la Argentina no tiene un diagnóstico adecuado del origen y las causas de las crisis económicas.

La ilusión monetaria de los argentinos

En primer lugar, la magnitud y frecuencia de las crisis impiden que los argentinos procesen adecuadamente la información y aprendan de sus experiencias para no repetir los errores en el futuro.

Generaciones de argentinos han vivido frecuentes crisis inflacionarias e infrecuentes crisis deflacionarias. Sin embargo, las anécdotas familiares de las crisis no se transmiten como lecciones aprendidas de generación en generación. Parafraseando a Juan Domingo Perón, no hay un trasvasamiento intergeneracional de las experiencias. A diferencia de Alemania, la experiencia de las hiperinflaciones tampoco forma parte de la educación argentina ni se expone en los museos. “No hay memoria social”.

En segundo lugar, ni el Banco Central ni el Ministerio de Economía actúan tomando en cuenta las pasadas crisis argentinas.

Cada crisis argentina destruye “no schumpetarianamente” lo poco que se había construido institucionalmente en los breves auges y reactivaciones del nivel de actividad. La única institución construida a partir del voluntarista acuerdo económico y social poscrisis 2002 son los actuales planes sociales. No se construyen nuevas instituciones porque la élite corporativa no cede poder. Por lo tanto, “no hay memoria institucional”.

Si hay una memoria de los auges y crisis, esta es sesgada y distorsionada. Como analizaba Freud (1898), no solo se “olvida” sino que, además, se recuerda erróneamente.

El concepto “la Argentina era una fiesta”, como bautizó Félix Luna al año 1945, o el “Vamos por Todo” de Cristina Kirchner de su reelección del año 2011 son una canasta de consumo de referencia lamentablemente insostenible que aún hoy en día es adscripta exclusivamente al buenismo del líder populista y no a los vientos de cola circunstanciales como el superciclo de las commodities.

La Argentina es un experimento repetitivo no controlado de “sociología y psicología barrial”, un Kanehman al “uso nostro”, que continuamente confirma que la sociedad y la dirigencia política confunde hiperinflación con hiperdesempleo y deflación.

El desempleo no era máximo durante las crisis hiperinflacionarias de fines de los ‘80 ni hubo inflación durante la crisis deflacionaria y desempleo magno del 2001 mientras caían los salarios nominales y los precios. La hiperinflación se la adscribe únicamente al gobierno del presidente Raúl Alfonsín, mientras que no se tiene presente que la segunda hiperinflación y confiscación explícita de los depósitos (Plan Bonex) ocurrió durante el gobierno del presidente Carlos Menem.

"Precio de remate": la advertencia del economista Ariel Coremberg sobre la crisis argentina "muy parecida a 2001"

Diversos economistas emblemáticos ponderan distintos efectos negativos de los diversos tipos de crisis. Mientras que para John Maynard Keynes y nuestro Silvio Gesell las consecuencias de una crisis deflacionaria son letales, para Ludwig Von Mises los efectos de la hiperinflación son mucho peores que las crisis deflacionarias.

En países normales con memoria institucional, importan los pros y contras de las opciones disponibles de política económica y las lecciones que se pueden haber aprendido del pasado. Las crisis son infrecuentes y hay memoria institucional.

Mientras persista la captura corporativa del Estado que impida el cambio, es imposible construir en la Argentina la memoria social e institucional a partir de lecciones aprendidas de cada crisis. Hay que terminar con el bloqueo corporativo y generar una épica del desarrollo con pies en la tierra.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/negocios/el-dia-de-la-marmota-la-argentina-es-un-pais-sin-memoria-nid03062023/

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